Nosotros, las cobayas de Facebook
Facebook manipul¨® sentimientos de 700.000 almas. A unas les quit¨® las palabras positivas del muro, a otras les mostr¨® alegr¨ªas
Acept¨¦moslo: hemos sido cobayas emocionales de Facebook, y nos lo hemos tomado con resignaci¨®n cristiana. Hasta hoy no se ha producido una salida masiva de la red social y tampoco se la espera.
Sucedi¨® en una semana imprecisa de 2012. Facebook logr¨® hundir en la miseria a un n¨²mero de usuarios a la vez que consegu¨ªa que otros se sintieran en la gloria. En total manipul¨® los sentimientos de 700.000 almas. A unas les quit¨® por obra y gracia de su algoritmo las palabras positivas de su muro y las expuso a t¨¦rminos iracundos. A otras les mostr¨® s¨®lo las alegr¨ªas. Fue suficiente. El experimento determin¨® que Facebook es capaz de producir un contagio emocional a escala masiva.
El estudio, realizado con cient¨ªficos de la Universidad de Cornell, indujo emociones en humanos manipulados. Siendo la ira la m¨¢s f¨¢cil de contagiar. Clay Johnson, cofundador de Blue State Digital, compa?¨ªa encargada de la campa?a digital de Obama en 2008, se preguntaba en Twitter: ¡°?Podr¨ªa la CIA incitar a la revoluci¨®n en Sud¨¢n presionando a Facebook para promover el descontento en sus usuarios? ?Ser¨ªa eso legal?¡±.
Probablemente en este punto ya se sienta usted un poco m¨¢s rata de laboratorio. Y lo es. Seg¨²n Jacob Silverman, autor del libro ?Terms of service: social media, surveillance and the price of constant connection, ¡°en Internet hay una vasta colecci¨®n de investigaciones de mercado, y nosotros somos sus sujetos de estudio¡±. Vaya por delante que en los t¨¦rminos y condiciones de Facebook ¨Cs¨ª, aquello que aceptamos sin haber le¨ªdo¨C se expl¨ªcita el derecho a manipular los contenidos ¡°para operaciones internas, an¨¢lisis de datos, mejoras de servicio e investigaci¨®n¡±.
El esc¨¢ndalo en torno a este experimento no ha sido jugar con nuestros sentimientos, sino no habernos avisado. Se supone que una investigaci¨®n con humanos requiere de un consentimiento informado m¨¢s espec¨ªfico. Sin embargo, algunos expertos se?alan que no se han manipulado a humanos, sino datos. El asunto es que las tecnolog¨ªas digitales han integrado de un modo tan org¨¢nico a las personas con sus datos que nadie dir¨ªa a d¨ªa de hoy que el tel¨¦fono no es una extensi¨®n de s¨ª mismo. Si Facebook quita palabras del estado de un usuario y altera el ¨¢nimo de sus amigos, ?juega con datos o con humanos?
A la espera de un cuerpo te¨®rico que defina conceptos, varios l¨ªderes de Internet dicen que se van de ¡°los servicios centralizados¡± ¨Cl¨¦ase Facebook, Google Maps, Instagram¨C porque en su opini¨®n traicionan el esp¨ªritu libre de Internet. ¡°Estoy minimizando mi rastro en Google, aunque no haya un buscador mejor, y uso en su lugar DuckDuckGo. En vez de Google Maps me sirvo de OpenStreetMaps¡±, dice Dan Gillmor, profesor de Digital Media de la Universidad de Arizona. La revoluci¨®n ahora es descentralizar la web social.
Curiosamente y por otros motivos ¨Cno compartir Facebook con sus padres¨C los adolescentes fueron los primeros en diversificarse en redes sociales peque?as donde se est¨¢ a salvo de experimentos masivos. Las redes descentralizadas como Identi.ca (similar a Twitter), Diaspora o Friendica se conectan a varios servidores y es m¨¢s dif¨ªcil acceder a la totalidad de sus datos. As¨ª que en el caso de que le violente ser utilizado como cobaya pruebe a no dejar toda su vida digital en las mismas manos: diversificar es la palabra. Y, si no le importa, res¨ªgnese a ser rata de laboratorio. Esta vez apenas ha dolido.
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