N¨¢poles contra Saviano
Angelo Pisani, alcalde de Scampia, denunci¨® el uso ileg¨ªtimo de los problemas de los ciudadanos que representa 'Gomorra'
La ficci¨®n extiende cheques que la realidad no puede pagar.
O s¨ª: la productora de Gomorra abon¨® 30.000 euros para rodar en la casa del clan camorrista de los Gallo-Pisielli ¨Cque por dentro parece una mansi¨®n barroca y por fuera, una vivienda abandonada en un pol¨ªgono industrial. Para la fiscal¨ªa se trata de pizzo, impuesto mafioso; para los responsables de la teleserie, del precio de la localizaci¨®n. ¡°En realidad se estar¨ªa pagando tanto el poder filmar durante seis meses en ese escenario como la seguridad del equipo¡±, me explica Chiara, jefa de producci¨®n de diferentes reality shows afincada en Roma, ¡°es decir, tanto el espacio como la protecci¨®n¡±.
Los protagonistas de la ficci¨®n, los miembros del clan Savastano, tienen un apellido muy parecido fon¨¦ticamente al de su creador: Roberto Saviano. El ¨¦xito global del autor de Gomorra ¨Ccr¨®nica metamorfoseada en pel¨ªcula y ahora en serie de televisi¨®n¨C es totalmente cuantificable: cerca de cinco millones de ejemplares de su best seller en 42 idiomas, 10 millones de audiencia de su programa cultural Vieni mia con me de Rai 3, 740.000 seguidores en Twitter, serie vendida a canales de 50 pa¨ªses. Buena parte de ese capital simb¨®lico y econ¨®mico se lo debe a la explotaci¨®n de uno de los N¨¢poles posibles, que suscita tanto admiraci¨®n como rechazo.
Angelo Pisani, alcalde de la municipalidad donde viven, matan, se reproducen, amenazan, se revelan y mueren los criminales televisivos, denunci¨® en mayo el uso ileg¨ªtimo de los problemas de los ciudadanos que representa. Por la metr¨®polis aparecieron poco antes 176 grandes carteles publicitarios en contra de Gomorra y ¡°la mierda¡± que arroja sobre el pueblo napolitano. El activista Alfredo Giacometti ha asumido como propia la misi¨®n de denunciar el negocio que Saviano ha hecho con el imaginario m¨¢s negativo de la ciudad. ¡°Pero ten en cuenta¡±, me dice Catello, m¨¦dico, uno de los millones de televidentes fascinados y horrorizados con el producto estrella de Sky Italia, ¡°de que la serie muestra una visi¨®n dulcificada de la realidad, esa c¨¢rcel con un alcaide recto e insobornable, por ejemplo, no se la cree nadie¡±.
Estamos ante viejos problemas: la miseria como espect¨¢culo, la responsabilidad de la ficci¨®n. Simona, inform¨¢tica y teleadicta, opina que el libro era una denuncia de la mafia, pero que la serie la mitifica: ¡°Los ni?os est¨¢n hablando como Ciro y Genny, los est¨¢n imitando, porque los sienten como modelos¡±. Lo cierto es que varias frases en dialecto, extra¨ªdas del guion de Gomorra, se han convertido en contrase?as y en bromas de uso com¨²n (¡°Stai senza pensieri¡±, ¡°non mi ¨¨ piaciuto comm¡¯ ha parlato Zecchinetto¡±, ¡°a conosci a mam¨¤¡±). La influencia de una obra se mide as¨ª: en su penetraci¨®n, a trav¨¦s de la parodia y la cita, el humor y el lenguaje, en el inconsciente colectivo.
?As¨ª regresa, tras pagar un alto precio, la ficci¨®n a su origen: lo real.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.