Hollywood: no sin mi estilista
Las actrices las necesitan m¨¢s que nunca, y ellas les cobran hasta 10.000 d¨®lares por evento

Ahora son ellas las que no se levantan de la cama por menos de 10.000 d¨®lares. Las estilistas de las estrellas irrumpen en Hollywood dispuestas a apropiarse del lema acu?ado por las supermodelos en los noventa. Disfrutan de un ¨¦xito (y un poder) in¨¦dito en la meca del cine y viajan con sus clientas en primera clase. Las celebrities las necesitan m¨¢s que nunca para no resbalar en la alfombra roja. Y ellas, expertas en el noble arte del vestir, se presentan como el eslab¨®n perdido entre las poderosas industrias de la moda y el cine. En sus manos est¨¢ que un vestido alcance estatus de icono o, por el contrario, malviva sin pena ni gloria en el perchero de una boutique de Rodeo Drive.
Tras vestir a Lupita, Erlanger ha pasado a ser la tercera estilista m¨¢s poderosa
Elizabeth Stewart es la estilista m¨¢s poderosa de 2014, seg¨²n la lista que elabora cada a?o la revista The Hollywood reporter. Desde enero ha elegido 102 atuendos para sus clientas. De Cate Blanchett a Julia Roberts pasando por Amanda Seyfried y Sandra Bullock. ¡°Calista Flockhart, que todav¨ªa es amiga, fue la primera a la que vest¨ª para un evento. En los Emmys de 1999. Llevaba una camisa blanca anudada a la cintura y una falda amarilla de Ralph Lauren¡±, recuerda desde Los ?ngeles. ¡°No es la t¨ªpica ropa de alfombra roja, pero hab¨ªa mucha menos presi¨®n en aquellos a?os¡±. El modelito estuvo entre los m¨¢s criticados de aquella edici¨®n (¡°Parec¨ªa tres tallas m¨¢s grande¡±, apuntaba entonces Booth More, cr¨ªtica de moda de Los Angeles Times). Hoy lo hubieran despellejado en redes sociales, blogs y algunos medios de comunicaci¨®n. Incluso alguien le podr¨ªa crear una cuenta sat¨ªrica en Twitter, como ocurri¨® con la pierna de Angelina Jolie en la edici¨®n de los Oscars de 2012.
¡°Si una mala elecci¨®n acabase con la carrera de un estilista, nadie estar¨ªa ya trabajando¡±, sentencia Stewart. Lo hace desde el podio de la victoria. Aunque ninguna de sus clientas se llev¨® un galard¨®n este a?o ¡ªBullock y Roberts estaban nominadas¡ª, la encuesta oficial de Oscar.com alz¨® a la actriz de Gravity, ataviada con un palabra de honor de Alexander McQueen, como la clara triunfadora.
La primera vez que Lupita Nyong¡¯o pis¨® la alfombra roja de los Oscars se llev¨® el galard¨®n vestida en un vaporoso Prada que destacaba entre la marea de prendas rojas, negras y doradas. D¨ªas despu¨¦s, su estilista Micaela Erlanger, a la que conoci¨® gracias a su amiga Michelle Dockery (Mary Crawley, en Downton Abbey), publicaba en Instagram una foto de las dos en un avi¨®n, con camisetas que rezaban ¡®Miuccia 49¡¯, rumbo al desfile de Miu Miu en Par¨ªs, ya que Nyong¡¯o se acababa de convertir en imagen de la firma. ?Casualidad? Probablemente un buen trabajo de la estilista.

¡°Cuando mis clientes tienen ¨¦xito y se ganan una buena reputaci¨®n, tambi¨¦n crecen para m¨ª las oportunidades de trabajar. Es c¨ªclico¡±, explica Micaela Erlanger desde Los ?ngeles. Tanto ella como Stewart prefieren no desvelar sus sueldos, aunque fuentes pr¨®ximas a la industria aseguran que oscilan entre 5.000 y 10.0000 d¨®lares por evento.
Si la relaci¨®n funciona, ambas ganan: la estilista crece en su profesi¨®n y la famosa se hace con alg¨²n lucrativo contrato publicitario que le proporciona un ingreso fijo entre rodaje y rodaje. Erlanger ha pasado de ser obviada en el listado de estilistas de Hollywood reporter a ocupar el tercer puesto este a?o. Su inclusi¨®n, tan repentina como la fama de Lupita, la justifican as¨ª: ¡°Por la capacidad de transformar a Lupita en la estrella a la que no hay que perder de vista en una alfombra roja¡±.
A pesar de la repercusi¨®n medi¨¢tica que genera su trabajo, suelen pasar desapercibidas para el p¨²blico. Solo una brilla con luz propia. Responsable de la reconversi¨®n boho-chic de Nicole Richie (hoy dise?adora, hace a?os compa?era de farras de Paris Hilton), Rachel Zoe ha protagonizado un reality, tiene dos libros y una marca de moda. Este a?o ha elegido los diores de Jennifer Lawrence y acomodado las voluptuosidades de Sof¨ªa Vergara, que la contrat¨® en octubre tras despedir, en menos de un a?o, a tres equipos de estilistas diferentes (entre ellos a Elizabeth Stewart).

Aunque hoy son imprescindibles para el star system, la profesionalizaci¨®n de la alfombra roja la ha convertido en un terreno anodino. Una marea de vestidos similares (corte sirena, pedrer¨ªa, apertura lateral¡) con vocaci¨®n de convertirse en iconos instant¨¢neos. Pocas se atreven hoy con las cr¨ªticas que acarrear¨ªan las transparencias ye-y¨¦ que llevaba Barbra Streisand cuando recogi¨® su Oscar en 1969 o el vestido-cisne de Bj?rk en 2001. Ese panorama, tan elegante como aburrido, suspira por propuestas originales. Antes de que comience el evento se sabe que Cate Blanchett acertar¨¢ con Armani Priv¨¦ o que Jennifer Lawrence lucir¨¢ un Dior de infarto, lo que nunca se imaginan es la en¨¦sima excentricidad de Helena Bonham Carter, perenne en las listas de peor vestidas. La actriz reivindica frecuentemente que no tiene estilista: ¡°No me gusta que me digan lo que tengo que vestir. Ni lo que tengo que hacer, as¨ª que ni lo intenten¡±.
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