El problema racial

Las protestas y disturbios que se han producido tras la muerte de un joven negro por disparos de un polic¨ªa en la localidad estadounidense de Ferguson, en el Estado de Misuri, han sacado a la luz de nuevo las tensiones raciales en Estados Unidos que, aunque te¨®ricamente se han resuelto en las leyes, siguen siendo una de las grandes asignaturas pendientes de la principal potencia mundial.

Los seis tiros que recibi¨® Michael Brown, un joven negro de 18 a?os ¡ªdos de ellos en la cabeza, seg¨²n la autopsia encargada por la familia¡ª, fueron disparados por un oficial de polic¨ªa blanco hace 11 d¨ªas y han sido el detonante de una oleada de manifestaciones y protestas que hasta ahora se han saldado con decenas de detenidos, el despliegue de la Guardia Nacional y la intervenci¨®n en dos ocasiones de Barack Obama llamando a la calma y recordando a cada uno sus obligaciones: a los manifestantes, la de respetar la ley, y a la polic¨ªa, la de utilizar la fuerza con proporcionalidad.

Muy lejos queda ya 2008, cuando Obama se convirti¨® en el primer presidente negro en la historia de EE?UU y acad¨¦micos, soci¨®logos y periodistas abusaron de la expresi¨®n Am¨¦rica posracial como un reflejo de que el pa¨ªs norteamericano hab¨ªa dejado atr¨¢s una era de discriminaci¨®n y prejuicios. El microcosmos de Ferguson sirve, sin embargo, como ejemplo de que hay una sospechosa desproporci¨®n en las actuaciones contra la comunidad negra. Mientras el 65% de la localidad de poco m¨¢s de 21.000 habitantes es negra, el 94% de los polic¨ªas son blancos. El 84% de los autom¨®viles que estos agentes detienen para solicitar la documentaci¨®n est¨¢n conducidos por negros y el 92% de los detenidos son negros. A estos datos hay que sumar un 21% de familias que viven bajo el umbral de pobreza y una comunidad en la que no resulta excepcional que se obstaculice la integraci¨®n negra por un sentimiento discriminatorio que viene de muy lejos. Esa situaci¨®n, con variantes, se repite desigualmente a lo largo y ancho de la geograf¨ªa de EE?UU.

A estas condiciones hay que sumar un comportamiento policial que en demasiadas ocasiones es objeto de cr¨ªticas justificadas por el excesivo uso de la fuerza, la presencia entre el material que utilizan los agentes ¡ªespecialmente en momentos de tensi¨®n¡ª de armas y veh¨ªculos cuyo destino anterior ha sido la guerra de Irak y una falta de iniciativa pol¨ªtica a la hora de abordar unas pol¨ªticas raciales que el actual inquilino de la Casa Blanca ha evitado escrupulosamente como bandera.

Estados Unidos ha demostrado que puede ser el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo y una de las mayores democracias con una sociedad multirracial, basada en la inmigraci¨®n y con un ordenamiento legal que garantiza la plena igualdad de sus ciudadanos. Pero estallidos como el de Ferguson demuestran que todav¨ªa queda mucho por hacer y que los problemas que se ignoran no solo no desaparecen, sino que tienden a aumentar, a veces desproporcionadamente.