Osos

Las autoridades de Asturias y de Castilla y Le¨®n est¨¢n muy contentas porque esta primavera se?han contabilizado m¨¢s de 50 hembras con cr¨ªas en los territorios oseros de la cordillera Cant¨¢brica, lo que certifica la recuperaci¨®n del oso. Yo tambi¨¦n me congratulo de ello, c¨®mo no, pero, en su caso, me preocupar¨ªa m¨¢s de que hubiera 50 mujeres con hijos en esos mismos territorios, que no las hay ni de lejos. Tanto ocuparnos del oso y del urogallo y al final va a resultar que la verdadera especie en extinci¨®n en muchas zonas de Espa?a es el hombre.

En el lugar en el que paso mis vacaciones viven en el invierno menos de 20 personas (hace 10 a?os hab¨ªa tres veces m¨¢s) y lo mismo sucede en todos los pueblos y hasta ciudades de alrededor. A?o a a?o la poblaci¨®n disminuye de manera galopante en muchos lugares sin que a nadie parezca preocuparle lo m¨¢s m¨ªnimo como s¨ª sucede con el oso, el urogallo o el lince ib¨¦rico. Eso s¨ª, los pol¨ªticos continuamente hablan de la despoblaci¨®n como un problema para el que anuncian medidas que nunca llegan. Lo ¨²nico que llegan son los recortes de servicios y de inversiones que se justifican precisamente en lo que se denuncia: el bajo n¨²mero de beneficiarios. Que es como decir que el oso desaparece porque no hay bosques mientras se talan los existentes porque cuesta mantenerlos.

La ¨²nica esperanza que les queda a las personas que viven en esas regiones es que, cuando los osos est¨¦n recuperados del todo, cosa para la que ya falta poco seg¨²n parece, las autoridades empiecen a preocuparse de los humanos, que al fin y al cabo nos diferenciamos poco de aquellos, sobre todo puestos de pie y gru?endo. No hay m¨¢s que ver los documentales de naturaleza y compararlos con el Parlamento.