C¨®mo besa un africano
Comenzamos esta entrada partiendo de la base de que cada uno es un universo en s¨ª mismo y de que esa premisa es especialmente apropiada para lo que sucede en el terreno de los afectos. Tambi¨¦n aclarando que africano es un concepto irreal, demasiado amplio y reduccionista a un tiempo, que fracasa en el intento de contener 55 pa¨ªses (o m¨¢s o menos) y millones de maneras de entender el amor, el sexo, la familia y las relaciones. Finalmente, se?alamos que esta entrada es la continuaci¨®n de otra sobre el mismo tema publicada en el blog Eros y que se centraba en aspectos como la infidelidad y la poligamia, que no pretende levantar ampollas ni polemizar y que se redacta desde el respeto total a todas las individualidades y las generalidades posibles. Africanas, europeas, asi¨¢ticas o extraterrestres.
Oumar Ndao (Dakar, 1966) es un escritor, cr¨ªtico literario y periodista senegal¨¦s radicado en Costa de Marfil. Presente y muy activo en Facebook, bajo el seud¨®nimo Blanko Gbich, all¨ª comenta las lecturas y las noticias que le interesan, lanza preguntas al ciberviento y publica extractos de sus escritos del momento. Ha firmado t¨ªtulos como C¡¯est idiot d¡¯aimer y Corps et ?me y ahora trabaja en la paternidad y en la revista sat¨ªrica Gbich. En octubre aparece su tercera novela, Voleurs des R¨ºves. Sus obras, precisamente, tienen mucho que ver con el amor, el sexo y las relaciones.
"No dir¨ªa que exista un comportamiento espec¨ªficamente africano en el sexo o las relaciones", se explica a trav¨¦s de Facebook, "sin embargo, s¨ª que es cierto que, para amar bien a un africano, hay que tener claros algunos conceptos y hay que saber que la familia es (normalmente) muy importante. Es esencial llevarse bien con la familia pol¨ªtica, respetar a los suegros y aceptar que van a estar all¨ª siempre, muy presentes en la relaci¨®n".
Precisamente existe un proyecto documental y de videoinstalaci¨®n titulado Eaten by the heart, firmado por Zina Saro-Wiwa (hija del escritor y activista nigeriano Ken Saro-Wiwa, de triste final), en el que se incluyen entrevistas a africanos sobre c¨®mo se besa en el continente y en el que se mencionan cosas como besar en secreto, la sensaci¨®n de incomodidad al ver que dos personas se besan, lo extra?o que es el acto de besar para un africano y c¨®mo los besos en la boca no son parte de ese gran caj¨®n desastre que se llama "cultura africana" y que excluye lo mismo a la homosexualidad que a la expresi¨®n p¨²blica de afectos o, por ejemplo, el sexo oral.
No en vano, el presidente ugand¨¦s, Yoseweri Museveni, calific¨® la homosexualidad como una costumbre extranjera y ex¨®tica (prohibida por ley por ¨¦l mismo hasta ser "rectificado" por el Tribunal Constitucional de su pa¨ªs) y puso a su mismo nivel los besos en los labios en p¨²blico. Museveni lleg¨® a decir que ¨¦stos ¨²ltimos, en su caso y con su propia esposa, podr¨ªan costarle una elecci¨®n.
Recordemos, de nuevo, que nos manejamos en el terreno de las generalidades, pero ocultar las emociones en p¨²blico es lo que se entiende como decorosamente africano. Sobre todo en ¨¢reas rurales y entre las personas mayores de treinta a?os. Aunque las nuevas generaciones urbanas, adictas a las telenovelas y las pel¨ªculas de Hollywood, est¨¦n cambiando el panorama. Por no hablar de la di¨¢spora que regresa (o no) y que aparece reflejada en productos televisivos como An African City, una especie de Sexo en Nueva York transplantado a Accra, que televisa las experiencias de j¨®venes ghanesas que retornan al pa¨ªs tras haber vivido en Occidente y que rompen estereotipos como la supuesta docilidad de las mujeres africanas, adem¨¢s de hablar abiertamente de sexo y de todo lo que se les pasa por la mente.
"Las cosas evolucionan sensiblemente, pero todav¨ªa hay muchos tab¨²es en las relaciones de pareja", prosigue Oumar Ndao, "existe un gran pudor. Escribo con frecuencia en la secci¨®n Lado ¨ªntimo de la revista femenina marfile?a Go magazine y en los correos que me llegan, hay muchas mujeres que se quejan. Correos del tipo 'c¨®mo le digo que no estoy satisfecha sin humillarle'.
"Los padres no hablan f¨¢cilmente de sexo con sus hijos", abunda, por su parte, la bloguera y escritora Yehni Djidji (Abiy¨¢n, Costa de Marfil, 1988). "En mi casa, antes, cuando ve¨ªamos una pel¨ªcula con mi madre y la gente empezaba a besarse, ella se marchaba. Y eso que siempre me he sentido orgullosa de la relaci¨®n que me madre ha logrado instaurar con nosotros. M¨¢s de amiga que otra cosa, si puede decirse. Si quer¨ªas hablarle de sexo, pod¨ªas hacerlo, pero ella jam¨¢s tomaba la iniciativa. Sin embargo, hay familias donde es una cuesti¨®n directamente prohibida".
Yehni Djidji precisa que internet ha facilitado, por ejemplo, el acceso a la pornograf¨ªa entre africanos cada vez m¨¢s j¨®venes y que este factor es uno de los que provoca que la perspectiva sobre la sexualidad est¨¦ cambiando en el continente. "La religi¨®n nos frena mucho y somos muy religiosos. Hay cuestiones claras. Por ejemplo, en la Biblia, la sodom¨ªa est¨¢ prohibida. Pero, ?qu¨¦ pasa con el sexo oral, por ejemplo? Algunos te dir¨¢n que mientras se practique en el matrimonio, est¨¢ permitido. Otros, que no est¨¢ bien, que es un pecado. Dios cre¨® los genitales con una funci¨®n concreta y no deben utilizarse de otra manera".
La sumisi¨®n de las mujeres africanas en las relaciones de pareja es uno de los estereotipos que est¨¢ en camino de hacerse a?icos pero que al mismo tiempo sigue sustent¨¢ndose en casos como el de la pareja oficial del futbolista camerun¨¦s Eto'o, una marfile?a que ha aguantado discretamente a su lado nueve a?os, sufriendo infidelidades m¨¢s o menos p¨²blicas y dos partos hasta conseguir un anillo de compromiso hace nada... para ser felicitada en las redes sociales por una abrumadora mayor¨ªa de africanas, tan orgullosas de su estoicismo como si ellas mismas portaran su anillo.
"Hay una franja importante de mujeres que piensan que el matrimonio es el c¨²lmen del ¨¦xito", precisa Yehni Djidji. "Eso les da un valor y por eso hace falta estar dispuesta a soportarlo todo. Las razones son m¨²ltiples. Algunos dicen que, en el plano demogr¨¢fico, hay m¨¢s mujeres que hombres, as¨ª que una visi¨®n mon¨®gama de la relaci¨®n de pareja es impensable. Para que todas las mujeres puedan tener un hombre, es necesario -forzosamente- que un hombre se ate a varias mujeres. Y no es algo que piensen exclusivamente los hombres. Desgraciadamente, hay muchas mujeres que tambi¨¦n piensan as¨ª. Lo esencial es el anillo en el dedo y poco importan los sacrificios necesarios para obtenerlo. Otra raz¨®n para la permisividad frente a las infidelidades dentro de un matrimonio es que se considera que el hombre tendr¨ªa naturalmente necesidades sexuales m¨¢s desarrolladas que las de la mujer y que una sola pareja no podr¨ªa satisfacerle. A d¨ªa de hoy, si dices a alguien que quieres abandonar a tu marido porque te enga?a, eres t¨², la mujer, la que recibe la condena social. Te dir¨¢n que todos los hombres son as¨ª y que te separar¨ªas sin raz¨®n, puesto que el pr¨®ximo que aparezca en tu vida te har¨¢ lo mismo. En el caso de la futura se?ora Etoo, no s¨¦ lo que la retiene junto a ¨¦l, si es amor o dinero (puesto que no est¨¢n casados y puede ser que no reciba nada en caso de dejarlo), pero hay mujeres que toleran ese comportamiento a causa de los ni?os. Son muy peque?os o ellas piensan que han perdido su atractivo tras los partos, que no habr¨¢ hombre que las quiera, mientras que los hombres no tienen ese tipo de problema".
Oumar Ndao se queda con el otro lado de la moneda y explica que las mujeres africanas son mucho m¨¢s libres de lo que se las supone en Occidente. Tanto dentro como fuera de la cama. "Es cierto que, para muchas mujeres, lo ensencial es tener un hogar, estar casada. La sociedad no siempre ve con buenos ojos a las mujeres solteras, sobre todo, a una determinada edad", admite. "Pero las mujeres africanas no son sumisas. No en la cama. De hecho, en Senegal, por ejemplo, antes de que una chica se case, una de sus t¨ªas se encarga de ense?arle ciertos 'secretos' para dar placer a su marido. Obedecerle en sus deseos, cierto, pero tambi¨¦n tomar la iniciativa.Y las mujeres hablan en estos casos sin tab¨²es. Fuera de la cama, tambi¨¦n las cosas cambian. Por ejemplo, en Costa de Marfil, hay una ley que dice que el hombre ya no es el jefe de familia. Ahora esa responsabilidad corresponde a mujer y hombre. Y la ley viene a confirmar lo que se hace, cada vez m¨¢s, en los hogares".
M¨¢s informaci¨®n:
Kenyan polygamy law: Female MPs storm out of parliament (BBC)
Church ruining your sex life? (This is Africa)
How do Africans kiss? (This is Africa)
Why African parents can¡¯t talk about sex (This is Africa)
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