No pida perd¨®n por ser 'millennial'
'Time' (y medio mundo) etiquet¨® a los nacidos entre 1982 y 2004 como vagos narcisistas. Ahora, 'The New York Times' los ensalza
Cuando el mundo se enter¨® de la existencia de los millennials, ya le ca¨ªan mal. Esta gente comprende la generaci¨®n posterior a la X, a su vez posterior a la de los baby boomers. Nacidos entre 1982 y 2004 (las fechas exactas var¨ªan seg¨²n la definici¨®n), le dan a lo digital que es un primor y, hasta ahora, se les consideraba una pandilla de eg¨®latras recalcitrantes. Tanto Facebook, tanto Pinterest y tanto Twitter los llev¨® a la portada del Time con un titular que era para echarse a temblar: La generaci¨®n del yo-yo-yo. Para el semanario, eran ¡°perezosos, narcisistas y consentidos¡±. Una panda de ga?anes que prefer¨ªa vivir con sus padres que con su pareja, siempre, eso s¨ª, que tuvieran el m¨®vil bien cargado. Para entendernos, en EE UU ser¨ªa el personaje de Lena Dunham en Girls; en Espa?a, a falta de semejante caricata, Enjuto Mojamuto. Y as¨ª, la sociedad asimil¨® a los millennials como un grupo de j¨®venes derrochones llenos de defectos y con demasiadas patolog¨ªas egoc¨¦ntricas como para saber de qu¨¦ va el mundo. Un lastre que, con suerte, tendr¨ªa menos de generaci¨®n que de moda.
Si antes los millennials parec¨ªan encarnados en la estramb¨®tica Lady Gaga, ahora el nuevo joven se les ve como al baloncestista LeBron James, capaz de dejar la glamurosa Miami por la aburrida Cleveland, ¨²nicamente por amor a Ohio y sus habitantes
Ocurre que despu¨¦s de la lluvia siempre amaina y, claro, si el ¨²nico sentido de las generaciones es agruparlas con motivos comerciales, no han tardado mucho en aparecer nuevas publicaciones, como The New York Times, diciendo que los millennials no son para tanto. Es m¨¢s, que son un solete y se merecen que todas las empresas del mundo se pongan a pensar en objetos que poder venderles.
No es que sean narcisistas, propone el rotativo, es que despu¨¦s del 11-S, del Katrina, del desplome de Lehman Brothers, los esc¨¢ndalos de torturas en Irak y los mil casos de pederastia clerical, los j¨®venes no se f¨ªan de las instituciones. No es que sean vanidosos, es que no son tontos (la sociedad occidental lleva en una espiral de creciente narcisismo y autopromoci¨®n desde que acabaron los a?os cincuenta). Otro tanto con su supuesta pereza: el problema no es que no produzcan, es que les pagan poco y, si no vas a tener un buen sueldo, mejor dedicarte a lo que m¨¢s te plazca, as¨ª que todos se enfrascan en trabajos m¨¢s o menos creativos, esperando ser el pr¨®ximo Mark Zuckerberg y fundar su propio Facebook, lo cual est¨¢ m¨¢s acorde con la tradici¨®n secular de la Tierra de las Oportunidades de lo que cre¨ªa el Time.
No es que sean narcisistas, es que no se f¨ªan de las instituciones. No son vagos, es que cobran poco. Y no son consentidos, es que les gusta comer sano y el comercio justo
Y no es que sean consentidos, es que les gusta comer sano y llevar ropa fabricada de acuerdo a los principios del comercio justo (?hay que repetir que no son bobos?). Tienen conciencia social y poco dinero para gastar. Si tan pagados de s¨ª mismos estaban no habr¨ªa existido ni el movimiento Occupy Wall Street ni se habr¨ªan movilizado para echar el racista Sterling como presidente del club de baloncesto Los ?ngeles Clippers. Para que nos entendamos: si para el Time los millennials estaban encarnados en la estramb¨®tica Lady Gaga (esa versi¨®n superstar de Yurena), para The New York Times, el nuevo joven es el jugador de baloncesto LeBron James, capaz de dejar la glamourosa y soleada Miami para fichar por la aburrida Cleveland, ¨²nicamente por amor a Ohio y sus habitantes (seg¨²n sus propias declaraciones).
?Y la verdad, d¨®nde queda en esta pelea de cabeceras? Ni en un sitio ni en otro. Intentar definir algo tan sumamente complejo como la juventud en cuatro caracter¨ªsticas cogidas con alfileres es misi¨®n imposible. Para muestra, varios botones y, por no salirnos del territorio, tambi¨¦n de EE UU. ?Saben cu¨¢ndo se anuncio el fin de los matrimonios que ahora preconizan los detractores de los millennials debido a su supuesto individualismo? The Atlantic, septiembre de 1970. ?Cu¨¢ndo se estableci¨® la definitiva brecha generacional entre un adulto y su sobrino que nunca m¨¢s podr¨ªa ser reparada? Life, mayo de 1968. ?Y a que no se imaginan cuando se consider¨® que el ego¨ªsmo hab¨ªa venido para quedarse en el llamado ¡°tercer gran despertar de la sociedad¡±? New York, 1976, escrito, por cierto, por Tom Wolfe.
Todo ello viene a demostrar que, a fin de cuentas, no somos tan diferentes como nos creemos: ni nosotros, ni las generaciones que nos preceden o ni las que nos suceder¨¢n¡ Solo que es m¨¢s divertido odiar y temer a los j¨®venes que admitir el paso del tiempo.
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