Educaci¨®n en l¨ªnea
Cuando el emperador austriaco Francisco Jos¨¦ I de Habsburgo-Lorena decidi¨® oponerse al desarrollo del ferrocarril en plena revoluci¨®n industrial, pensaba poder impedir el desarrollo de la econom¨ªa moderna y los peligros de la destrucci¨®n creativa. La ca¨ªda del Imperio austro-h¨²ngaro descubri¨® una econom¨ªa rezagada, decadente, al margen de la industrializaci¨®n. Me resulta inevitable pensar en ejemplos como este al analizar el revuelo institucional y acad¨¦mico generado por la educaci¨®n en l¨ªnea.
Las nuevas tecnolog¨ªas han supuesto una nueva revoluci¨®n tambi¨¦n en el ¨¢mbito educativo, basta con echar un vistazo al abanico de formaciones virtuales para darse cuenta. T¨ªtulos oficiales en nuevos formatos para necesidades nuevas o formaciones abiertas y gratuitas, los MOOCs (Massive Open Online Courses), de las mejores universidades del mundo lo demuestran.
Indudablemente la virtualidad es un reto pero no por ello podemos negar el progreso. Con tecnolog¨ªas globalizadas y alumnos transfronterizos, hablar de revisiones regionales de la oferta educativa resulta peregrino. Hoy los alumnos buscan en la Red, comparan, estudian en los mejores centros y, si es posible, de forma gratuita. ?Realmente nos preocupa la calidad de la educaci¨®n en Espa?a? ?Es esa b¨²squeda de calidad realmente la justificaci¨®n para exigir un mayor control de la formaci¨®n en l¨ªnea en un pa¨ªs en el que proliferan universidades con mediocres resultados, como corroboran a?o tras a?o los ranking internacionales?
Todo ha cambiado demasiado, no valen ya los mismos par¨¢metros. La formaci¨®n en l¨ªnea no debe ser la v¨ªctima de un sistema que no ha sabido adaptarse. No, no se pueden poner puertas al campo, alguien deber¨ªa hab¨¦rselo dicho ya a alg¨²n rector o, en aquel entonces, al emperador austriaco.¡ª Lourdes de Rioja Marrero.?
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