Negritud y racismo en Cuba
Autor invitado: Omer Freixa
Al africano no se le quiere demasiado fuera del continente y dado que muchos llegaron por la fuerza a otras latitudes, como a Am¨¦rica, esto ha generado y genera que hoy all¨ª sus descendientes no se acepten a s¨ª mismos y padezcan cierto s¨ªndrome de inferioridad, producto de haber sido v¨ªctimas de la trata y la esclavitud, en un negocio que traslad¨® (con ¨¦xito) unas 10 millones de vidas por el Atl¨¢ntico entre los siglos XVI y XIX.
Las consecuencias de este tr¨¢gico destino se viven a¨²n en muchas regiones de poblaci¨®n negra de Am¨¦rica, donde los problemas de identidad son notorios y los afroamericanos no lo pasan bien en muchos casos.
Cuba es un ejemplo, entre tantos otros. Despu¨¦s de La Espa?ola, sigui¨® la conquista y colonizaci¨®n por los espa?oles de la isla m¨¢s grande del Caribe, en 1510. La Trata apareci¨® casi en el acto. De 1513 es el primer documento que autoriza la entrada de esclavos procedentes de ?frica, ante el r¨¢pido agotamiento de la poblaci¨®n originaria. As¨ª fue como la Gran Antilla se pobl¨® con una numerosa masa de esclavos y este legado se observa actualmente en las calles, en sus descendientes, mayor¨ªa de rostros color de bronce. A mediados del siglo XVIII, de 170.000 habitantes, casi la mitad eran negros, entre esclavos y libertos. Las rebeliones del negro fueron una constante, derribando as¨ª el mito de que el africano fue sumiso, y generando miedo entre la minor¨ªa blanca.
Hoy la isla posee 11 millones de habitantes y las estad¨ªsticas del censo indican que tiene poco m¨¢s del 9% de poblaci¨®n negra. Frente a ese peque?o porcentaje, datos oficiales consignan que la poblaci¨®n blanca compone 65% y la mestiza el 24%. ¡°Es decir, quien dice ser blanco en el censo debe constar como tal¡±, explica Leonardo Calvo C¨¢rdenas, Vicepresidente del Arco Progresista en Cuba y Vicecoordinador Nacional del Comit¨¦ Ciudadanos por la Integraci¨®n Racial (CIR). El citado agrega un gran problema: el afrocubano niega y esconde su negritud y, de acuerdo a esa estad¨ªstica, que no refleja la realidad, Santiago de Cuba, Guant¨¢namo, Matanzas, todos los barrios de la Habana, por ejemplo, no existir¨ªan, reflexiona. En el pasado no fue muy diferente. Los paradigmas de la educaci¨®n y la ¨¦tica, Jos¨¦ de la Luz y Caballero y Enrique Jos¨¦ Varona, fueron racistas consumados.
En Cuba se dio el mestizaje entre blancos y negros. Pero, de todos modos, el criollo, que siempre tuvo reticencia y temor a lo que significa ser negro, impuso una divisi¨®n tajante entre los dos grupos, arrog¨¢ndose ¨¦l los privilegios. La gran rebeli¨®n de los esclavos de Hait¨ª en 1791 funcion¨® como un catalizador del p¨¢nico que desde entonces reforz¨® la idea de que a los negros hab¨ªa que tenerlos separados y bien vigilados. Adem¨¢s, a partir del siglo XIX en Cuba se form¨® una casta de mestizos y negros acaudalados, cultos, que puso en alerta a la ¨¦lite. Entonces en 1844 inventaron la ¡°Conspiraci¨®n de la Escalera¡± para barrer con ese grupo y la excusa fue efectiva.
La situaci¨®n de los negros cubanos no mejor¨® luego. Si bien la esclavitud fue abolida en 1886, la condici¨®n de los afrocubanos dist¨® de progresar y, desde 1959, el gobierno de la Revoluci¨®n no ha cambiado las cosas. Fidel Castro, viendo la gran masa humana que son los afrodescendientes en su pa¨ªs (y su peso socioecon¨®mico), prometi¨® empoderar y romper el desequilibrio, emiti¨® discursos, pero en la pr¨¢ctica nunca cumpli¨® la promesa. Su hermano y sucesor, Ra¨²l, tampoco.
?Cu¨¢l es la situaci¨®n de los afrocubanos hoy en d¨ªa? Calvo C¨¢rdenas explica que en los ¨²ltimos veinte a?os se ha profundizado la desventaja y se ha estructuralizado el racismo. Es tanta la atrofia y el retraso que muchos de los argumentos que utilizan las personas en Cuba, fundamentalmente racistas, son totalmente anacr¨®nicos. El Gobierno se enfrenta a un tema racial inc¨®modo y su respuesta es secuestrar el tema y eliminar un debate, donde la mayor¨ªa se encuentra postergada, que ser¨ªa urgente abrir.
¡°No ha resuelto el problema racial, lo ha complicado¡±, lamenta el integrante del CIR. Si el Gobierno habla algo de ello es pura fachada, sigue prometiendo pero no se avanza porque no le conviene.¡°En Cuba siguen prevaleciendo los mismos patrones supremacistas hegem¨®nicos instaurados hace 200 a?os por los criollos¡±, agrega, "pese al cambio de imagen del r¨¦gimen". Se dise?¨® un esquema mental de inferioridad y menosprecio, que han convertido Cuba en una sociedad de castas.
Cuba ha vivido una ilusi¨®n de blanqueamiento, dato curioso en una naci¨®n donde se reconocen hasta 27 gamas de color. Pero si se le recuerda a un negro su condici¨®n de tal se puede generar una situaci¨®n muy inc¨®moda. Siempre existi¨® un deseo de cambio de estatus y la pretensi¨®n de asumir la cultura del blanco como signo o intento de mejora. Pero fue una herramienta que mantuvo el mismo modelo de racismo y discriminaci¨®n.¡°Es un fen¨®meno universal que la gente m¨¢s pobre no quiere ver su condici¨®n de tal¡±, opina Calvo C¨¢rdenas. Tanto ¨¦l como Fernando Palacio Mogar, coordinador nacional del Partido Solidaridad Liberal Cubano (PSLC) e integrante del CIR, coinciden en que hay que empoderar econ¨®micamente a los afrodescendientes, y a la gente de posici¨®n social baja en general. En concreto, ofrecerles posibilidades de acceso al conocimiento y a los espacios econ¨®micos.
El problema es el racismo, porque en Cuba no existen leyes y mecanismos contra el ejercicio del mismo y la discriminaci¨®n, indican. Los casos no pueden ser denunciados, se pierden en los vericuetos de la burocracia y no existe un organismo estatal que se encargue de tratarlos. De modo que siempre los afrodescendientes van siendo relegados.
El modelo inamovible de supremac¨ªa criolla act¨²a en base a estereotipos, que se perpet¨²an. Por ejemplo, a los futuros polic¨ªas se les ense?a que los negros son los delincuentes que deben apresar y la televisi¨®n cubana es la instituci¨®n que mejor reproduce el modelo de inferioridad racial. ¡°Es la m¨¢s racista, pero los afrocubanos, que no son analfabetos, no lo perciben¡±, critica el vicepresidente del Arco Progresista. En Cuba se producen telenovelas donde no aparece un negro en ning¨²n momento y, si lo hace, es representado en forma negativa, como malvado, perezoso, etc¨¦tera.
Consultados los dos entrevistados sobre si se autodefinen como afrocubanos, la respuesta fue un rotundo s¨ª. Aunque agregaron condiciones. Si bien la identidad afrocubana es la identidad de Cuba pese a ello, a la m¨²sica de origen africano a¨²n le llaman folclore. Hubo un desarrollo sociocultural muy fuerte en Cuba y los protagonistas fueron los negros. Calvo C¨¢rdenas lo ejemplifica con la m¨²sica. Sostiene que en las regiones de Santiago de Cuba, Guant¨¢namo, Matanzas y Habana surgieron muchos m¨¢s g¨¦neros tropicales que en el resto de Am¨¦rica porque aducen una gran concentraci¨®n urbana negra. Pero esa vitalidad fue negada, desconocida bajo intentos de ocultarla o minimizarla.
Y agrega un ejemplo gastron¨®mico. ¡°En Espa?a no se come arroz pr¨¢cticamente porque esa era la comida que garantizaba la fortaleza de los esclavos y, no obstante, es la base de la alimentaci¨®n cubana¡±, en sus propias palabras.
?Qu¨¦ se puede hacer contra el racismo? El problema es que muchos de los grupos que luchan por la democracia en Cuba no hab¨ªan contemplado en su agenda la problem¨¢tica racial y ahora comienzan poco a poco a tomar conciencia de la dimensi¨®n del problema. Tambi¨¦n dentro del flagelo de la discriminaci¨®n se incluye a los grupos LGBT, los cuales se van integrando a una agenda de tareas. Esto ¨²ltimo tal vez sea un gui?o hacia ?frica, la regi¨®n del planeta m¨¢s homof¨®bica del mundo, en donde, de 55 pa¨ªses, 38 penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. La soluci¨®n apunta a que, primero, los grupos marginados tomen conciencia de su condici¨®n sin negar lo que son. En segundo t¨¦rmino, hay que fundamentar los patrones de autoestima, de reconocimiento y autovaloraci¨®n para lograr un equilibrio y con eso cambiar¨¢ la mentalidad.
Es dif¨ªcil luchar contra doscientos a?os de vigencia de un modelo, pero no es imposible. No solo es una realidad de Cuba, lamentablemente se repite en otros pa¨ªses americanos con abundante poblaci¨®n afrodescendiente. ¡°Consideramos que no va a haber un verdadero cambio en Cuba si no se incluye de manera seria la problem¨¢tica racial y el respeto a los derechos de los LGTB¡±, finaliza Palacio Mogar.
(*) Omer Freixa es hitoriador africanista
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