Escocia y nosotros
Semejanzas y diferencias entre la situaci¨®n escocesa y catalana
Desde hace m¨¢s de una d¨¦cada viajo a Edimburgo cada dos o tres a?os, en verano, invitado por el festival literario de la ciudad. Y desde que se convoc¨® el refer¨¦ndum sobre la independencia de Escocia para el pr¨®ximo 18 de septiembre sigo con mucho inter¨¦s el debate sobre la cuesti¨®n. As¨ª que, despu¨¦s de pasar tres d¨ªas de agosto en la ciudad, me atrevo a hacer un m¨ªnimo recuento de semejanzas y diferencias entre la situaci¨®n escocesa y la catalana.
La verdad es que las diferencias son mucho m¨¢s acusadas que las semejanzas. Algunas se han repetido a menudo: Escocia fue independiente hasta 1603 ¨Cformalmente, hasta el Acta de Uni¨®n de 1707, que cre¨® Gran Breta?a (GB)¨C, mientras que Catalu?a s¨®lo fue independiente entre 1641 y 1659; GB carece de Constituci¨®n escrita y el refer¨¦ndum es legal y acordado, mientras que en Espa?a la ley m¨¢xima proh¨ªbe un refer¨¦ndum sobre la independencia (como los brit¨¢nicos saben lo que es la democracia, porque gozan de la m¨¢s antigua del mundo, en Escocia ni el m¨¢s descerebrado propone violar la ley, porque todos saben que, en un Estado de derecho, ley y democracia son casi lo mismo; en democracia las leyes no se violan: se cambian). Existen tambi¨¦n diferencias formales, lo que no significa anecd¨®ticas, porque en democracia la forma es el fondo: en GB hay un debate bastante sereno y racional, donde se intercambian argumentos; en Espa?a apenas intercambiamos otra cosa que gritos, mentiras y ataques personales en un clima de histeria que no excluye el matonismo, pero s¨ª cualquier esfuerzo por entender al discrepante. Tampoco es anecd¨®tico que en Escocia, al rev¨¦s que en Catalu?a, los medios est¨¦n dominados por los partidarios de la uni¨®n; puede parecerlo, en cambio, el contraste entre los respectivos l¨ªderes independentistas: Alex Salmond es considerado por muchos como el pol¨ªtico m¨¢s dotado de su pa¨ªs; Mas no corre ese riesgo en el nuestro: en s¨®lo dos a?os se ha cargado su carrera pol¨ªtica, est¨¢ en tr¨¢mite de cargarse CIU y nada indica que haya dado por terminada su tarea de demolici¨®n.
En Espa?a apenas intercambiamos otra cosa que gritos, mentiras y ataques personales
Con ser importantes, ninguna de estas diferencias me parece esencial; a?ado dos que s¨ª me lo parecen. La pregunta que se har¨¢ a los escoceses el 18 de septiembre es un modelo de claridad: ¡°?Deber¨ªa ser Escocia un pa¨ªs independiente?¡±; la doble pregunta que pretende hacerse a los catalanes el 9 de noviembre es, como ha escrito Sergi P¨¤mies, ?cantinflesca: un l¨ªo perfecto. Este confusionismo capcioso contamina el independentismo catal¨¢n mayoritario: baste recordar que Salmond gan¨® por mayor¨ªa absoluta las ¨²ltimas elecciones escocesas con un programa clara e inequ¨ªvocamente independentista, mientras que en Catalu?a, quienes presentaron un programa clara e inequ¨ªvocamente independentista (ERC y CUP) apenas obtuvieron un 19% de diputados, y quienes ganaron fueron los partidarios de un disparate gramatical y un derecho inexistente en el mundo entero y parte del extranjero llamado ¡°derecho a decidir¡±. Por otro lado, casi nadie duda de que, desde los Gobiernos de Thatcher, Escocia ha venido construyendo una cultura pol¨ªtica propia, distinta de la del resto de GB: mientras en GB dominaba, incluso en ¨¦poca de Blair, el neoliberalismo, en Escocia dominaba la socialdemocracia, hasta el punto de que ahora mismo los conservadores apenas existen como fuerza parlamentaria; dicho de otro modo: la cultura pol¨ªtica escocesa, s¨®lidamente europe¨ªsta, busca inclinar Escocia hacia el modelo escandinavo, mientras que la cultura brit¨¢nica, cada vez m¨¢s euroesc¨¦ptica, busca inclinar GB hacia el modelo norteamericano, y por eso, para bastantes escoceses, la independencia se presenta como una oportunidad veros¨ªmil de construir un pa¨ªs distinto y mejor. ?Ocurre algo similar en Catalu?a? ?Hemos desarrollado los catalanes una cultura pol¨ªtica distinta y mejor que la espa?ola? En Espa?a ha habido 21 a?os de Gobiernos socialdem¨®cratas, mientras que en Catalu?a, apenas siete; los recortes de Mas son al menos tan dr¨¢sticos como los de Rajoy; y, seg¨²n todos los indicios, B¨¢rcenas no es m¨¢s que un aprendiz de los Pujol. En definitiva: la cultura pol¨ªtica catalana es id¨¦ntica a la espa?ola, s¨®lo que corregida y aumentada. ?Existe alguna posibilidad de construir con una cultura pol¨ªtica id¨¦ntica un pa¨ªs distinto y mejor? Ustedes dir¨¢n.
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