Bienvenidos al sistema

El movimiento Podemos, que se ha presentado como un contrapoder en su corta y exitosa existencia, ha iniciado el proceso que le conducir¨¢ a convertirse en una fuerza pol¨ªtica organizada, jerarquizada y con un poder interno previsiblemente concentrado en la c¨²pula, al modo de otros partidos.

El grupo encabezado por Pablo Iglesias promete hacerlo a trav¨¦s de la participaci¨®n ciudadana para decidir los principios del partido y elegir a los dirigentes, prolongando la sensaci¨®n de democracia de plaza p¨²blica gracias al aprovechamiento de las posibilidades de comunicaci¨®n ofrecidas por las nuevas tecnolog¨ªas. Todo ello con el objetivo declarado de construir una nueva ¡°mayor¨ªa social¡± capaz de conquistar el poder del Estado en el menor tiempo posible, una meta que, en principio, no se diferencia tanto de la ambicionada por otros partidos.

Lo que se sabe de los simpatizantes de Podemos apunta a un sector esencialmente de clases medias urbanas, que disputa el terreno pol¨ªtico a la izquierda. Por rotundas que sean sus cr¨ªticas a ¡°los partidos de la casta¡± ¡ªen referencia sobre todo al PP y al PSOE¡ª, y a la ¡°descomposici¨®n de las ¨¦lites¡±, todo eso entra dentro del juego democr¨¢tico, siempre que no esconda algo m¨¢s que la campa?a para derrotar a sus adversarios en las urnas de 2015. Cualquier proyecto pol¨ªtico merece una oportunidad de desarrollo en democracia, si bien sus defensores han de respetar las reglas del juego.

Al final todo depender¨¢ de la confianza de los ciudadanos en las propuestas de Podemos y del aprecio que les merezcan sus dirigentes y candidatos, tras la intensa experiencia de videocracia que les prometen. Tiempo habr¨¢ para valorar todo ello y para profundizar en esas propuestas. De momento, es positivo el paso de los promotores para que no se les confunda con las fuerzas antisistema. Por eso hay que darles la bienvenida al sistema.