Pidiendo justicia para Ali Aarrass
(*) El autor es miembro de la delegaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional desplazada hasta Rabat desde el 16 de septiembre.
Era la noche del martes 16 de septiembre y acab¨¢bamos de aterrizar en Marruecos. Un hombre de negocios se qued¨® mirando algunos documentos que descansaban sobre mi regazo. Fue en esos momentos inc¨®modos en que todav¨ªa no puedes salir del avi¨®n y los pasajeros se impacientan movi¨¦ndose en un reducido espacio, entre las filas de asientos y los estrechos pasillos. El hombre me mir¨® a los ojos y me dijo con un convencimiento absoluto: ¡°?Sois de Amnist¨ªa? Tendr¨¦is problemas en el control de pasaportes¡±. Le devolv¨ª la mirada. Y sonre¨ª.
Esa mirada me record¨® otra que tengo grabada en la memoria desde el 13 de mayo pasado, cuando Farida Aarrass se present¨® en la oficina de Amnist¨ªa Internacional en Madrid. Ten¨ªa la firme determinaci¨®n de denunciar que a su hermano Ali le hab¨ªan torturado repetidamente durante 12 d¨ªas en diciembre de 2010, mientras permanec¨ªa detenido en secreto bajo custodia de los servicios de inteligencia marroqu¨ªes.
Su caso ha tra¨ªdo ahora a Rabat a una delegaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional que se ha reunido con los embajadores de Espa?a y B¨¦lgica, y el Ministro de Justicia y Libertades marroqu¨ª, entre otras autoridades.
Ali Aarrass tiene la doble nacionalidad belga y marroqu¨ª. En febrero pasado, un tribunal belga orden¨® a las autoridades de este pa¨ªs que le proporcionara asistencia consular. La decisi¨®n fue ratificada, tras la apelaci¨®n, el pasado 9 de septiembre. Por cada d¨ªa de retraso en la aplicaci¨®n de esta sentencia, las autoridades belgas deben pagar 100 euros de multa. Preguntamos al Embajador por este asunto. Su respuesta fue desesperanzadora: no ha hecho nada y espera instrucciones del Ministro de Exteriores para actuar. No pareci¨® darle mucha prioridad.
La historia de Ali es larga. Fue investigado desde 2006 por la Audiencia Nacional espa?ola -por cargos relacionados con terrorismo- hasta marzo de 2009, cuando se archiv¨® provisionalmente la investigaci¨®n en su contra por falta de pruebas. A¨²n as¨ª, poco despu¨¦s, el Consejo de Ministros espa?ol aprob¨® su extradici¨®n a Marruecos. Poco importaron las advertencias de Naciones Unidas y Amnist¨ªa Internacional, que alertaron de que hab¨ªa riesgos de tortura u otros malos tratos, as¨ª como temor de que tuviera un juicio injusto. No se nos escuch¨® y las sospechas se tornaron realidad.
En 2012, el Relator Especial sobre la cuesti¨®n de la Tortura de la ONU, Juan E. M¨¦ndez, visit¨® a Ali Aarrass en prisi¨®n junto con un perito m¨¦dico independiente. Ambos confirmaron que hab¨ªan observado se?ales de tortura compatibles con su testimonio. Ali dijo que le hab¨ªan golpeado en las plantas de los pies, aplicado descargas el¨¦ctricas, colgado de las mu?ecas durante largos per¨ªodos y quemado con cigarrillos. Su confesi¨®n se obtuvo bajo tortura. Incluso se vio obligado a firmar documentos que ni siquiera entend¨ªa.
En julio pasado, el Comit¨¦ de Derechos Humanos de la ONU decidi¨® que Espa?a hab¨ªa violado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Pol¨ªticos al extraditar a Ali Aarrass y orden¨® a Espa?a que le compense, coopere con las autoridades marroqu¨ªes para que sea tratado bien y que adopte medidas para prevenir situaciones similares en el futuro. Le transmitimos esta informaci¨®n al Embajador espa?ol en Rabat, quien se comprometi¨® a enviar un informe del caso a Madrid. La respuesta oficial de c¨®mo Espa?a va a poner en marcha las peticiones que le ha formulado la ONU no se ha producido.
Dentro de pocos d¨ªas, est¨¢ prevista una audiencia por el caso de Ali. Una semana despu¨¦s de que la organizaci¨®n pusiera el foco de su campa?a Stop Tortura sobre ¨¦l, las autoridades marroqu¨ªes anunciaron una investigaci¨®n. Amnist¨ªa Internacional ha pedido a los Embajadores que se interesen por esta audiencia y que coordinen sus esfuerzos para que se haga justicia.
El ministro de Justicia y Libertades marroqu¨ª, en una reuni¨®n con la delegaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional, confirm¨® que no ser¨¢ una audiencia p¨²blica. La delegaci¨®n le pidi¨® entonces que garantice una investigaci¨®n independiente e imparcial y que incluya un examen m¨¦dico forense conforme a la normativa internacional. Tambi¨¦n le dijo que atendiera la reciente petici¨®n del grupo de trabajo de la ONU sobre la detenci¨®n arbitraria, que solicita la liberaci¨®n inmediata de Ali Aarrass y una indemnizaci¨®n adecuada. Para apoyar estas peticiones, se pusieron sobre la mesa del despacho del ministro 216.450 firmas procedentes de 120 pa¨ªses y se realiz¨® una cadena humana enfrente del Parlamento en la que participaron m¨¢s de 100 personas.
El ministro mostr¨® verbalmente su intenci¨®n de erradicar la tortura de Marruecos, reconociendo su pr¨¢ctica aislada, y dijo que tomar¨¢ medidas para que se investiguen las denuncias que se produzcan, incluso con la posibilidad de realizar algunas modificaciones en el C¨®digo Penal que est¨¢ revis¨¢ndose en estos d¨ªas. Adem¨¢s, mostr¨® una apertura al di¨¢logo con Amnist¨ªa Internacional, invitando a la organizaci¨®n a una visita m¨¢s prolongada al pa¨ªs. A pesar de las buenas intenciones, de momento se trata s¨®lo de palabras. Ali Aarrass y otras personas que languidecen en prisi¨®n necesitan hechos.
PD. Al mismo tiempo que el ministro de Justicia dec¨ªa a Amnist¨ªa Internacional que iba a dar instrucciones a las autoridades policiales, judiciales y penitenciarias del pa¨ªs para que investiguen y no toleren casos de tortura, siete prisioneros saharauis fueron golpeados e insultados en la prisi¨®n de El Aai¨²n por los guardias que los custodian. Seis ya hab¨ªan denunciado tortura durante el interrogatorio policial que sigui¨® a su detenci¨®n y cuatro fueron condenados en base a ¡°confesiones¡± que dijeron haberse visto obligados a hacer. Terminamos la visita a Marruecos y ya tenemos que empezar de nuevo.
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