Contagio
Al pie de las vallas rematadas con cuchillos que guardan nuestras fronteras de Ceuta y Melilla se agolpan miles de seres desesperados procedentes de regiones africanas donde el virus del ¨¦bola se reproduce sin control alguno
Cuanto m¨¢s admira uno la labor heroica que realizan algunos misioneros en medio de la miseria y las enfermedades del ?frica negra, menos se comprende el caso de estos religiosos espa?oles, que despu¨¦s de demostrar durante tantos a?os su gran amor y entrega a aquella pobre gente asolada por la epidemia del ¨¦bola, una vez contagiados mortalmente por el virus, no han preferido morir all¨ª entre los que realmente son los suyos y han dejado que se organizara una especie de huida a Espa?a para ponerse a salvo en un avi¨®n medicalizado del Gobierno, metidos en una c¨¢psula, rodeados de m¨¦dicos y enfermeros vestidos de astronautas por miedo al contagio. Muchos piensan en una tragedia que podr¨ªa suceder, aunque nadie habla de ello por miedo a que se expanda el terror. Al pie de las vallas rematadas con cuchillos que guardan nuestras fronteras de Ceuta y Melilla se agolpan miles de seres desesperados procedentes de regiones africanas donde el virus del ¨¦bola se reproduce sin control alguno. Peri¨®dicamente se realizan asaltos a esas vallas y cualquiera puede contemplar cuerpos ensangrentados recibidos por guardias civiles y asistentes sociales sin la m¨¢s m¨ªnima protecci¨®n. No hay proporci¨®n entre las medidas estrictas de protecci¨®n que se han tomado para repatriar a unos religiosos infectados y el descontrol que existe con las avalanchas masivas de inmigrantes desesperados. Si un d¨ªa aciago el ¨¦bola saltara tambi¨¦n la valla y se produjera un contagio masivo a este lado de la frontera, que nadie dude de que esos pa¨ªses felices y ego¨ªstas de la Europa rubia ser¨ªan absolutamente rigurosos a la hora de establecer sobre Espa?a un cord¨®n sanitario con un rigor extremo. ?Qu¨¦ hacer? No existe un dilema m¨¢s diab¨®lico: por la caridad lleg¨® la peste. Este maldito virus ha infectado ya nuestra conciencia.
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