Llamada a la ruptura
El desaf¨ªo de Mas exige al mismo tiempo una condena contundente y una respuesta creativa
Artur Mas convoc¨® ayer un refer¨¦ndum decisorio (planteado como inocente suced¨¢neo, una consulta de opini¨®n) en pro de la independencia de Catalu?a: no, como parece, sobre esa opci¨®n, sino en su favor. A favor de sus ¡°estructuras de Estado¡± y de una inconcreta ¡°transici¨®n¡±: en pro de ratificar lo ya decidido por unos pocos. Apel¨® al derecho a votar para decidir su futuro: nadie sensato debe negarlo como principio. Los catalanes han opinado en tres ocasiones sobre esta cuesti¨®n: abrumadoramente a favor de la Constituci¨®n, en 1978; en apoyo del Estatuto de 1979; a favor de su reforma en 2006.
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Pero esta vez es diferente. Mas no convoca a especificar el v¨ªnculo de los catalanes consigo mismos y con el conjunto de los espa?oles, sino que invita a romperlo. Nadie sensato debe aplaudirle. A¨²n m¨¢s: el quiebro de legalidad debe allegar adecuada respuesta en el Tribunal Constitucional. Pero el Gobierno de Rajoy har¨ªa bien en superar el reto frentista y acompa?ar sus anunciados recursos con propuestas constructivas, basadas en el di¨¢logo.
La idea rupturista de Mas ¡ªen la estela de la quiebra de la legalidad fiscal propiciada por su antecesor y padrino, Jordi Pujol¡ª se acompa?a de un inaceptable planteamiento de doble poder: por un lado, las instituciones de la Generalitat; por el otro, el apoyo nada gratuito, la insurgencia de los organismos c¨ªvicos subvencionados movilizados ayer al un¨ªsono, para seguir llamando a la consulta despu¨¦s de que su convocatoria se hunda en la ilegalidad. Eso es menos presentable a¨²n si pretende retar a la previsible decisi¨®n del Tribunal Constitucional: incluso aunque la tarea de agitaci¨®n y propaganda se f¨ªe a las siempre sumisas organizaciones como ?mnium y ANC, la voz debida a su amo.
El desaf¨ªo es m¨¢s insolvente, y menos heroico, por cuanto llega tras la esperp¨¦ntica comparecencia parlamentaria de Jordi Pujol, padrino del actual presidente de la Generalitat. Y se acompa?a de los cansinos y agotados rituales de manifestaciones presuntamente espont¨¢neas de apoyo de la base, bien respaldada por la Administraci¨®n auton¨®mica, as¨ª como del imp¨²dico abrazo de oso del l¨ªder de Esquerra, Oriol Junqueras.
El reto es m¨¢s insolvente, y menos heroico, porque llega tras la esperp¨¦ntica comparecencia de Pujol
Una vez consumado el desaf¨ªo a la legalidad por parte de Mas, el siguiente acto versar¨¢ sobre los recursos para dejar sin efecto la decisi¨®n del presidente. Se plantea un problema de fondo: muchos catalanes rechazan el statu quo y quieren romper con el resto de los espa?oles; pero muchos m¨¢s, que no quieren destrozar esos v¨ªnculos, reclaman un autogobierno m¨¢s satisfactorio. Las encuestas al respecto aportan indicios suficientes.
?Qu¨¦ hacer ante esta situaci¨®n? Lo peor, lo m¨¢s in¨²til ser¨ªa encastillarse en las respectivas posiciones y proceder a una larga guerra de desgaste, en que los elementos m¨¢s extremistas se amenacen y contaminen, al mismo tiempo, la convivencia de todos. El Congreso ya rechaz¨® delegar la convocatoria de un refer¨¦ndum en el Parlamento de Catalu?a, y el Gobierno recurrir¨¢ ma?ana al Tribunal Constitucional para paralizar la consulta convocada unilateralmente por Mas. Tras dar esos pasos, no basta con cruzarse de brazos a la espera de ver qu¨¦ pasa el 9 de noviembre en Catalu?a.
La reforma federal de la Constituci¨®n, propuesta por el l¨ªder del PSOE, necesita de muchas concreciones y no est¨¢ planteada solamente para resolver la cuesti¨®n catalana. Pero, al margen del grado de acierto en su contenido, esa oferta socialista desmiente el alegato soberanista de que ¡°en Espa?a no hay nadie¡± con quien se pueda hablar.
Primero hay que mostrar voluntad de di¨¢logo; luego, negociar e intentar un pacto; finalmente, votarlo
Otra cosa es que semejante reforma necesita del concurso del PP, como lo precisa cualquier otra menos ambiciosa sugerida desde sectores acad¨¦micos; por ejemplo, releer la Constituci¨®n o reconocer la singularidad de Catalu?a en una disposici¨®n adicional de la Constituci¨®n. El PP es indispensable para cualquier cambio constitucional, dadas las fuertes mayor¨ªas requeridas en las Cortes para ese fin.
Y sin llegar a un objetivo tan complejo, el Gobierno todav¨ªa no ha dado respuesta a los 23 puntos planteados por Mas en su ¨²ltima entrevista con Rajoy. De ah¨ª la responsabilidad en que incurrir¨ªa la principal fuerza pol¨ªtica de Espa?a si, una vez descartada la consulta convocada unilateralmente por Mas, se negara a plantear propuesta alguna ni a iniciar un di¨¢logo estructurado.
El empe?o secesionista es traum¨¢tico y suele producir muchos derrotados all¨ª donde se ha votado. Tampoco se trata de someter a votaci¨®n cualquier cosa, envolvi¨¦ndola en pa?os calientes (por ejemplo, los argumentos de que no es vinculante o de que solo se trata de una exploraci¨®n informal).
Por eso, la democracia representativa tiene que ser capaz de encontrar soluciones que no partan por la mitad a los catalanes, ni les enfrenten con los dem¨¢s espa?oles. Primero hay que mostrar voluntad de di¨¢logo; despu¨¦s, negociar e intentar un pacto; finalmente, votarlo. Por supuesto que habr¨¢ que votar, como reclaman muchos catalanes: habr¨¢ que hacerlo en la debida forma, y tras el necesario acuerdo, pero no al comp¨¢s de la agitaci¨®n interesada. Hay que ponerse a trabajar para superar el bloqueo, siempre dentro de la estricta legalidad.
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