Cachitos de tela y plomo
Todas las claves de las colecciones para la primavera/verano 2015 se resumen en una: la pl¨²mbea sombra de los primeros a?os setenta
La moda, atrapada en su propia red. Curioso que la tendencia m¨¢s recurrente vista en estos d¨ªas de pasarelas y que, presumiblemente, ser¨¢ una realidad a vestir la pr¨®xima primavera/verano se alce como la met¨¢fora definitiva de una industria a la que ya resulta imposible encontrarle el pulso creativo, o casi. Han sido alrededor de 400 shows en solo 28 d¨ªas, repartidos entre dos continentes, as¨ª que algo deber¨ªamos rascar, a pesar de que los desfiles ya sean como esas producciones cinematogr¨¢ficas hipertrofiadas que se olvidan al minuto de levantarse de la butaca. Quiz¨¢ por eso las tendencias est¨¢n condenadas a repetirse. Desde luego, el saldo que arrojan las que acaban de verse en Nueva York, Londres, Mil¨¢n y Par¨ªs es tan familiar como desconcertante y perturbador.
-Kitsch gr¨¢fico. Llamen al tapicero. O al empapelador. O, mejor, a los dos a la vez. P¨ªdanles que se traguen un marat¨®n de comedias televisivas brit¨¢nicas vintage del tipo El nido de Robin o Los Roper antes de ponerse manos a la obra. O, para acabar antes, que se empapen del cat¨¢logo al completo de Marimekko, la legendaria factor¨ªa textil finlandesa cuyos dise?os serv¨ªan lo mismo para llevar por la calle que para crear hogar. As¨ª ya podr¨¢n lucir los estampados menos sutiles de los ¨²ltimos a?os. El interiorismo funky-kitsch estilo apartamento de bloque sindical (pre-Transici¨®n, por situarnos geopol¨ªticamente) es la motivaci¨®n gr¨¢fica de la temporada, da igual si se trata de geometr¨ªas al ¨¢cido, paisajismo de LSD o pesadillas florales (con la cal¨¦ndula minimalista creada por Maija Isola en 1974 como leitmotiv), a combinar entre s¨ª de una tacada. De Saint Laurent Paris a Thom Browne, pasando por Louis Vuitton, Maison Martin Margiela, Chanel, Dries Van Noten y, claro, Prada, son muchos los que gritan fealdad. Y debe de ser un grito de atenci¨®n si hasta Phoebe Philo se suma a ¨¦l en C¨¦line.
-Rayadura total. Si las flores son para la primavera, las rayas se apuntan al verano. Cu¨¢nta originalidad. Pero para qu¨¦ cambiar aquello que funciona desde que Coco Chanel decidiera vestir la camiseta t¨ªpica de los pescadores de Deauville. As¨ª que el pr¨®ximo est¨ªo toca volver a quedarse a rayas. Horizontales, verticales y transversales. Monocrom¨¢ticas y multicolores. Solas o acompa?adas (elijan cualquier otro estampado: servir¨¢). Marineras, por supuesto. Y hasta en c¨®digo de barras (gentileza exclusiva de Alexander Wang). Aunque de todas las rayas posibles, apuesten especialmente por las diplom¨¢ticas, calidad sartorial de banqueros y estadistas: son las menos obvias de la estaci¨®n y dan la r¨¦plica gr¨¢fica a la vuelta de tuerca masculina que se siente en el guardarropa femenino, tambi¨¦n por en¨¦sima vez. Las versiones m¨¢s urbanas est¨¢n en Chanel, Altuzarra, Margiela, Saint Laurent Paris, Kenzo, Van Noten y Gaultier (uno de sus cl¨¢sicos en la despedida), pero es la reformulaci¨®n en los tops y vestidos y faldas extralargos de Chitose Abe en Sacai la que gana la partida.
-Collage. El secreto de la primavera/verano 2015 est¨¢ en la mezcla. De patrones, de tejidos, de estampados, de estilos. Denim y pelo. Piel y seda. Punto y encaje. Pl¨¢stico y tul. Lo militar con lo rom¨¢ntico. Lo oriental con lo marciano. El rock¡¯n¡¯roll con el minimalismo. El mar y la monta?a. Un retal de aqu¨ª y otro de all¨¢. Algunas colecciones parecen el resultado de una explosi¨®n en una factor¨ªa textil, si se permite tan pol¨ªticamente incorrecta reflexi¨®n. En realidad, todo pega como en una ingente labor de patchwork o decoupage escenificada de forma ejemplar, por un motivo u otro, en Prada, Burberry, JW Anderson (solo o en su debut en Loewe), Marni, Yamamoto, Dries Van Noten, Stella McCartney, Jeremy Scott¡ Seguramente, el mejor ejercicio de reciclaje sin propon¨¦rselo (no hay causa eco aqu¨ª) de la moda en tiempos.
-Ropa de cama. Los pijamas y camisones en la calle ya los hemos visto Las s¨¢banas, un poco menos. El ajuar de dormitorio encuentra una nueva vida despu¨¦s del sue?o, preferiblemente en formato vestido o camisola. Curioso: este invierno, los dise?adores aireaban las mantas y los cobertores y ahora hacen lo propio con la ropa de cama m¨¢s ligera. Lo interesante de la propuesta es la aparici¨®n de una insospechada silueta cocoon, m¨¢s propia de otras estaciones, que cierra (y hasta prolonga) cuello y pu?os vista en Raf Simons para Dior, el adi¨®s de Christope Lemaire en Herm¨¨s y una depurad¨ªsima Marni. Lo m¨¢s obvio, el uso y abuso de la dentelle o broderie anglaise, el troquelado que caus¨® furor en la Gran Breta?a del siglo XIX y rom¨¢ntico lugar com¨²n de la primavera/verano que viene en vestidos blancos (v¨¦anse para el caso los de ?scar de la Renta, Chlo¨¦ y Valentino). En la misma secci¨®n textil-hogar, sepan que pueden encontrar las manteler¨ªas a cuadros que han causado furor en Nueva York.
-Gran calado. La primorosa labor de recortado y bordado inglesa pone sobre la pista de la que se anuncia pr¨®xima gran tendencia global: la m¨¢s o menos sutil exposici¨®n de la anatom¨ªa femenina (valiente novedad, dir¨¢n), a observar a trav¨¦s de agujeros, rendijas y perforaciones estrat¨¦gicas -costados, costillar, pecho, hombros, cintura- en todo tipo de prendas. La tela de malla o de red es la favorita de los dise?adores en su picante juego del peek-a-boo, un tejido ya avanzado la pasada primavera/verano que alcanzar¨¢ su paroxismo la pr¨®xima, ya sea en versi¨®n deportiva (Alexander Wang), nocturna y alevosa (Olivier Rousteing en Balmain) o literalmente marina (Rodarte). Ser¨¢ tambi¨¦n una temporada de transparencias, incluso extremas (Tom Ford), en la que el crop top acaba reducido a mero bandeau en no pocas ocasiones. El demonio y la carne, ya saben.
-Cambio clim¨¢tico. Pese a lo que pueda dar a entender la exposici¨®n carnal antes mencionada, pocas veces hab¨ªamos asistido a la presentaci¨®n de una primavera/verano tan abrigada. En t¨¦rminos indumentarios, hace tiempo que el clima es antes un estado mental que una barrera o condicionante meteorol¨®gico, pero la necesidad de calor que expresan mucha de estas colecciones da que pensar. No solo hay sobreabundancia de cuero, es que hay hasta pieles (y no en plan truco estil¨ªstico como en anteriores ocasiones estivales). No es solo que Rick Owens convierta el tul en cemento armado, que Gareth Pugh haga lujo de la arpillera, que Slimane no se olvide de sus chupas o que Stella McCartney vuelva a recurrir a sus parkas (por mucha calidad l¨ªquida que tengan), es que tambi¨¦n aparecen cuellos altos (Dior, Rochas, Louis Vuitton, McQueen), chaquetones monumentales (Kenzo), botas y calcetines y abrigos, muchos abrigos (Prada y Marni como magnos referentes), la manga tres cuartos como ¨²nica concesi¨®n. S¨ª, al ¨¢nimo de la moda est¨¢ encapotado. Vienen d¨ªas grises.
-Nostalgia beis. Todos estos mandamientos/tendencias para la primavera/verano 2015 se resumen en uno: honrar¨¢s los a?os setenta. Pero, ojo, no unos a?os setenta cualesquiera. El esp¨ªritu de la mayor¨ªa de las colecciones nos sit¨²a en la primera mitad de la d¨¦cada, la de los a?os de plomo, la crisis del petr¨®leo, la econom¨ªa deprimida, la fealdad urbana, antes de que todo se polarizara entre el caos punk y el hedonismo disco. Nicolas Ghesqui¨¨re estableci¨® la pauta en su debut en Louis Vuitton esta temporada y ahora no solo la prolonga, sino que ha abierto brecha para el resto con su revisi¨®n del momento m¨¢s beis que recuerda la historia. Ah¨ª est¨¢n esos pantalones de pata de elefante (mamut, en el caso de Humberto Leon y Carol Lim para Kenzo), esos cuellos gigantescos y picudos (Guillaume Henry los ha clavado en su despedida de Carven), esos atuendos de cantautora folk (Valentino), ese discreto encanto de la burgues¨ªa (Prada). Es la atribulada Jane Fonda de Klute. Es David Bowie pregunt¨¢ndose si hay vida en Marte. Y el mensaje no podr¨ªa ser m¨¢s inquietante por conservador.
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