El bosque
El bosque era una l¨ªnea oscura entre el terror y la fantas¨ªa. En el lugar donde una doncella hab¨ªa sido violada brotaba un manantial
El terror suele constituir el elemento esencial en los cl¨¢sicos cuentos infantiles. En esos relatos los ni?os siempre corren el peligro de perderse, de ser raptados, maltratados o devorados por alg¨²n ogro. En las noches de invierno, alrededor de la chimenea, nos contaban unas historias en las que el bosque era el espacio m¨¢s f¨¦rtil para la imaginaci¨®n. All¨ª habitaban enanitos risue?os, gnomos y elfos que eran criaturas de gran belleza, duendes inmortales, pero el bosque tambi¨¦n estaba lleno de lobos disfrazados de torvos le?adores que quer¨ªan comerse a Caperucita. All¨ª sol¨ªa haber una gruta inaccesible donde una princesa encantada se hallaba bajo el poder del drag¨®n, aunque al final siempre llegaba a rescatarla un pr¨ªncipe a caballo. El bosque era una l¨ªnea oscura entre el terror y la fantas¨ªa. En el lugar donde una doncella hab¨ªa sido violada brotaba un manantial. Ning¨²n bosque medieval puede compararse a la intrincada selva de Internet. En ella est¨¢ toda la magia de la inteligencia humana y tambi¨¦n su m¨¢s sucia perversi¨®n. El beso con que el pr¨ªncipe despertaba a la Bella Durmiente ha derivado en el porno m¨¢s duro. El bosque digital se ha convertido en un laberinto l¨²brico, que rezuma sexo t¨®rrido por todo el teclado. Caperucita ha decidido quedarse el s¨¢bado en casa y su abuelita est¨¢ muy contenta porque la cree a salvo de los malos. La abuelita no sabe el peligro que corre su nieta adolescente en su cuarto si comienza a adentrarse en el bosque de Internet con la tableta. Puede que, de repente, a altas horas de la noche se vea con terror a s¨ª misma posando de forma obscena en la pantalla. ?Qui¨¦n le rob¨® esa foto? Bajo su imagen aparece un mensaje de amor que le manda un desconocido. As¨ª comienza un lobo digital a comerse a Caperucita.
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