El fallo estrat¨¦gico de Europa
La UE debe tomar la iniciativa con Rusia y empezar a anticipar sus movimientos
La actual crisis en Ucrania ha sido tema de an¨¢lisis recurrente durante el ¨²ltimo a?o. Significativamente, en esta profusi¨®n de reflexiones ha faltado un examen exhaustivo de lo que la anexi¨®n rusa de Crimea y la invasi¨®n del Este de Ucrania indican sobre la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n Europea.
Durante las primeras etapas Alemania ¡ªque hab¨ªa apostado fuerte por la modernizaci¨®n de Rusia¡ª era reacia a adoptar medidas consecuentes. Sin embargo fue Angela Merkel quien, al avanzar la crisis, promovi¨® entre sus hom¨®logos europeos la necesidad de un r¨¦gimen amplio de sanciones efectivas.
Sin duda, este fue un paso en la direcci¨®n correcta, pero no supuso abordar las deficiencias de la pol¨ªtica exterior que contribuyeron a desencadenar la crisis de Ucrania y que contin¨²an socavando la respuesta de Europa. A saber, la equivocada Pol¨ªtica Europea de Vecindad y el confuso enfoque de la pol¨ªtica energ¨¦tica. En ambos frentes, la falta de visi¨®n estrat¨¦gica de la UE ha creado la impresi¨®n de que, en materia de estrategia, el presidente ruso Vladimir Putin siempre lleva la delantera.
Ucrania se ve progresivamente atrapada en un ¡°conflicto enquistado¡±, especialidad ¨¦sta de la pol¨ªtica exterior Rusa. De hecho, la realidad actual del pa¨ªs representa una victoria t¨¢ctica para Rusia, con un alto el fuego que se mantiene pese a su fragilidad (a lo que se a?ade una legislaci¨®n que otorga a Donetsk y Lugansk una autonom¨ªa pol¨ªtica considerable) y que permite a Rusia perpetuar un conflicto cerca de la frontera de la UE. Por otra parte, el retraso en la entrada en vigor de elementos clave del acuerdo de asociaci¨®n de la UE con Ucrania es otra clara muestra de que, por el momento, Rusia dicta los t¨¦rminos del compromiso del pa¨ªs con Europa.
As¨ª, el Kremlin viene siguiendo una exitosa estrategia de ¡°divide y vencer¨¢s¡± en la que destaca la decisi¨®n de Hungr¨ªa de interrumpir los flujos de gas a Ucrania. En este contexto se inscriben, asimismo, las ¨²ltimas actuaciones del primer ministro, Viktor Orb¨¢n, cuyo comportamiento en los ¨²ltimos a?os ha vulnerado reiteradamente los criterios de democracia de la UE, y que hoy aprueba abiertamente los reg¨ªmenes autoritarios ¡ªy el de Putin, en particular¡ª con potenciales consecuencias graves para la unidad europea. No obstante, la coincidencia del alto el fuego con la creaci¨®n de un nuevo Colegio de Comisarios brinda una oportunidad a la que no deja de contribuir el ¨¦nfasis miope de Putin en las victorias t¨¢cticas. Los l¨ªderes de la UE deben aprovechar la pausa en los combates para dejar de reaccionar y empezar a anticipar. Desarrollar una visi¨®n estrat¨¦gica a largo plazo permitir¨¢ a la UE tomar la iniciativa y en ¨²ltima instancia prevenir los ¨¦xitos cortoplacistas del presidente ruso.
La crisis de Crimea muestra la falta de visi¨®n de la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n Europea
Esta visi¨®n debe incluir una reconceptualizaci¨®n de la pol¨ªtica europea de vecindad. La misi¨®n del programa ¡ªguiar las transiciones pol¨ªticas, sociales y econ¨®micas de los Estados vecinos¡ª no es problem¨¢tica en s¨ª; el fallo radica en la forma en que la misi¨®n ha sido interpretada y desarrollada. Para empezar, la pol¨ªtica europea de vecindad presupone que todos los vecinos de la UE, tanto en el Sur como en el Este quieren, en ¨²ltima instancia, materializar en sus pa¨ªses los valores y estructuras europeas. En otras palabras, la pol¨ªtica europea de vecindad no tiene en cuenta las diferencias culturales, aspiracionales y de desarrollo entre los pa¨ªses pr¨®ximos a la UE.
Por otra parte, la pol¨ªtica europea de vecindad se ve afectada funcionalmente por su enfoque excesivamente t¨¦cnico y por una falta de visi¨®n estrat¨¦gica. Buen ejemplo de ello es que, antes de la crisis de Ucrania, la Comisi¨®n Europea estuviera tan centrada en la negociaci¨®n de las caracter¨ªsticas t¨¦cnicas del acuerdo de asociaci¨®n que no calcul¨® adecuadamente las consecuencias potenciales del proceso; Sin ir m¨¢s lejos, una respuesta contundente por parte de Rusia.
El Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior (SEAE) y el cargo de Alto Representante para Asuntos Exteriores fueron dise?ados como respuesta al imperativo de dar forma a una estrategia coherente. Pero la creaci¨®n del SEAE no logr¨® superar las guerras internas con la Comisi¨®n Europea por la atribuci¨®n de competencias. Por otra parte, la escasa disposici¨®n de la saliente Alta Representante, Catherine Ashton, a implicarse en los desacuerdos internos de la UE no contribuy¨® tampoco a aliviar la tensi¨®n. Resulta as¨ª revelador el hecho de que Ashton haya avanzado exclusivamente en ¨¢reas definidas por un amplio consenso, como son las negociaciones sobre el programa nuclear de Ir¨¢n y el pacto entre Kosovo y Serbia.
La eficacia de las pol¨ªticas europeas se ve asimismo erosionada por el enfoque fragmentario que se ha venido adoptando en relaci¨®n con el suministro energ¨¦tico. Al controlar cada pa¨ªs la pr¨¢ctica totalidad de su pol¨ªtica energ¨¦tica, el mercado energ¨¦tico de Europa resulta ineficiente y excesivamente dependiente de los suministros rusos. Y es que la ¨²nica estrategia energ¨¦tica de la UE se ha centrado en las energ¨ªas renovables, orillando en cambio la confluencia entre geopol¨ªtica y seguridad energ¨¦tica.
Pero tambi¨¦n aqu¨ª hay razones para la esperanza. Tras la importante reestructuraci¨®n de la Comisi¨®n llevada a cabo por su nuevo presidente Jean Claude Juncker, ¨¦sta podr¨ªa proporcionar a Europa el liderazgo estrat¨¦gico que tanto necesita.
De hecho, Juncker ya ha expresado su deseo de integrar a la Alta Representante entrante, Federica Mogherini, en el programa pol¨ªtico de la Comisi¨®n. La nueva estructura ¡ªque asigna a Mogherini la tarea de orientar y coordinar el trabajo de varios Comisarios, incluyendo a los responsables de comercio, pol¨ªtica europea de vecindad, y clima y energ¨ªa¡ª tiene como objetivo reforzar la coherencia y ambici¨®n de las pol¨ªticas de la UE, en particular cu¨¢ndo Mogherini complete la evaluaci¨®n del panorama estrat¨¦gico mundial solicitada por el Consejo Europeo.
Sin embargo, una Comisi¨®n reestructurada no ser¨¢ suficiente para asegurar que una estrategia para la pol¨ªtica exterior de Europa vea la luz. Para que eso suceda, Mogherini deber¨¢ afirmarse como l¨ªder, con el respaldo de Juncker y del nuevo presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Y, m¨¢s importante a¨²n, los Estados Miembro deber¨¢n comprometerse a cooperar.
El pueblo ucraniano ha demostrado el poder de los valores de Europa. Europa tiene un importante abanico de herramientas a su disposici¨®n; s¨®lo tiene que encontrar la manera de usarlas. Si lo hace, estar¨¢ en mejores condiciones para responder no s¨®lo al desaf¨ªo de Rusia sino tambi¨¦n a muchos de los retos que caracterizan el cambiante entorno del mundo de hoy.
Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores de Espa?a y ex Vicepresidenta Primera del Banco Mundial, es miembro del Consejo de Estado de Espa?a.
? Project Syndicate, 2014.
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