¡°El hambre todav¨ªa no se ha curado porque no es contagiosa¡±
?C¨®mo vivimos tranquilos sabiendo que hay m¨¢s de 805 millones de personas en el mundo sin nada que comer? Uno de los grandes expertos sobre la materia busca respuestas
?C¨®mo vivimos tan tranquilos sabiendo que hay m¨¢s de 800 millones de personas en el mundo sin nada que comer? Y, ?c¨®mo lo hacemos en un planeta que produce m¨¢s alimentos de los que necesita? Fueron las preguntas que han articulado una charla con motivo del D¨ªa Mundial de la Alimentaci¨®n que se ha celebrado en la tarde del jueves en Madrid. La respuesta de Jos¨¦ Esquinas, uno de los mayores expertos mundiales en la materia, es clara: ¡°El hambre todav¨ªa no se ha curado porque no es contagiosa¡±.
Esquinas ha trabajado durante 30 a?os en la FAO (Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n) donde, hasta 2007, fue el presidente de su comit¨¦ de ¨¦tica. Antes se convirti¨® en el gran art¨ªfice de la normativa internacional (el tratado internacional sobre los recursos fitogen¨¦ticos) que permite la conservaci¨®n, uso sostenible, intercambio de semillas y distribuci¨®n justa y equitativa de los beneficios derivado del uso de la biodiversidad vegetal agr¨ªcola (su ADN). Hoy, con 69 a?os, jubilado pero muy activo, habla con entusiasmo y vehemencia sobre las injusticias del mundo y c¨®mo superarlas.
De alguna forma, es optimista: ¡°Kennedy ya dijo que ten¨ªamos las capacidades para eliminar el hambre en el mundo. Solo era necesaria la voluntad. Y todav¨ªa no lo hemos logrado. Pero existe un elemento nuevo que va a terminar con esta lacra: se ha convertido en una amenaza mundial. En un mundo globalizado e interdependiente, el hambre trae consecuencias negativas que preocupan en los pa¨ªses ricos. Quien la padece se encuentra d¨¦bil y contrae enfermedades m¨¢s f¨¢cilmente. Adem¨¢s, es un desestabilizador pol¨ªtico y econ¨®mico. Ojal¨¢ acab¨¢semos con ella por solidaridad y buenas intenciones, pero lo vamos a hacer por ego¨ªsmo inteligente¡±.
En la mesa redonda en la que ha participado Esquinas, organizada por Oxfam Interm¨®n y la Fundaci¨®n Por Causa con el t¨ªtulo Una forma diferente de hablar del hambre, los tertulianos han discutido sobre las formas para luchar contra la apat¨ªa de las sociedades occidentales en torno a la desnutrici¨®n. ¡°Los hambrientos son siempre otros, est¨¢n lejos. Eso facilita mucho la tarea de mirar para otro lado¡±, aseguraba el periodista y escritor Mart¨ªn Caparr¨®s, que el pr¨®ximo febrero publicar¨¢ en Espa?a su libro El hambre.
Cada d¨ªa mueren en el mundo 40.000 personas por esta lacra en el mismo planeta que destina diariamente 4.000 millones de d¨®lares a gastos militares. ¡°?Se podr¨ªa dar de comer a cada fallecido durante un siglo!¡±, se escandaliza Esquinas, quien apuesta por la producci¨®n local y la soberan¨ªa alimentaria para solucionar un problema que por muchos motivos es perverso. El ejemplo de Ben¨ªn deja muy clara una de estas razones, seg¨²n explica el ex de la FAO: ¡°Los agricultores se dedicaban a plantar y recolectar los alimentos con los que se alimentaba el pueblo. Pero se dieron cuenta de que era mucho m¨¢s rentable cultivar algod¨®n, y venderlo. As¨ª que se deshicieron de sus tierras, se convirtieron en jornaleros y, efectivamente, comenzaron a vivir mucho mejor. Con lo que ganaban compraban comida, incluso carne, cosa que antes era imposible. Esto sucedi¨® en una sociedad que gasta el 70% de sus ingresos en alimentaci¨®n. En 2008 se duplicaron o triplicaron ¡ªseg¨²n los casos¡ª los precios de la comida. Estos trabajadores dejaron de poder permit¨ªrsela y comenzaron a pasar hambre. Y el proceso era dif¨ªcilmente reversible, porque hab¨ªan perdido sus tierras¡±.
Otra perversi¨®n: ¡°Los alimentos llevaban cotizando en la bolsa de Chicago 30 a?os sin mayores problemas. De repente, en 2007, la crisis inmobiliaria hizo que much¨ªsimo dinero l¨ªquido se quedase sin un lugar donde ser invertido. A alguien se le ocurri¨® que pod¨ªa ir a materias primas y ah¨ª se comenz¨® a especular con ellas y a encarecer artificialmente el precio de la comida¡±.
Esquinas fue, entre otras cosas, presidente del comit¨¦ de ¨¦tica para la agricultura y la alimentaci¨®n de la FAO
Una de sus recetas para acabar contra estas perversiones es el respeto a la diversidad. Defiende que no se puede aplicar la misma soluci¨®n en cada territorio y que hay que recuperar en cada lugar las especies que mejor se adec¨²en a ellos. ¡°Antiguamente el ser humano se alimentaba con 8.000 variedades, ahora unas 150, de las cuales, cuatro aportan el 60% de las calor¨ªas al mundo (arroz, trigo, ma¨ªz y patata). Hubo una colonizaci¨®n nutritiva que contin¨²a hoy, con especies ganadoras y otras perdedoras¡±, lamenta. Se refiere por ejemplo a la quinua, cuyas propiedades parecen ser descubiertas ahora, cuando era un alimento ancestral en Am¨¦rica.
De diversidad sabe mucho Esquinas, tambi¨¦n conocido como Pepe el de los melones. Este ingeniero agr¨®nomo complet¨® su tesis doctoral sobre las variedades de estos frutos. Realiz¨® un enorme trabajo de campo, escribiendo a alcaldes, guardias civiles, maestros y curas de cientos de pueblos de Espa?a; recorri¨® el pa¨ªs en tren, autob¨²s y su Dos caballos de ¡°tercera mano¡± para recolectar 380 semillas diferentes. ¡°Antes cada agricultor iba guardando las que daban frutos m¨¢s sabrosos o m¨¢s resistentes, de forma que la diversidad era enorme¡±, explica. Comenz¨® a plantar las semillas en un huerto del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias en Aranjuez. 16 plantas de cada una, que a su vez daba varios melones: miles de frutos que analizar en decenas de aspectos diferentes. Como no daba abasto, comenz¨® a buscar voluntarios que le ayudasen. Se emociona al recordar c¨®mo acampaban en tiendas de campa?a y cazaban y pescaban para alimentarse. Por radio le ech¨® una mano la locutora Encarna S¨¢nchez, que cada d¨ªa conectaba con Pepe el de los melones para conocer las an¨¦cdotas de la jornada y reclutar nuevos voluntarios.
Tres a?os dur¨® esta experiencia, que le dio las bases para seguir investigando sobre las variedades de semillas de cada pa¨ªs y, m¨¢s tarde, en la FAO (adonde lleg¨® para tres meses y pas¨® 30 a?os) ser el art¨ªfice del tratado internacional sobre los recursos fitogen¨¦ticos, ratificado por 136 parlamentos, incluido el espa?ol.
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