El portentoso sexo negro
No s¨¦ si ha disfrutado ya del desconcertante placer de leer alguna de las dos novelas sudafricanas de Tom Sharpe. En caso de que no lo conozca, Sharpe fue muy popular a finales del siglo pasado y, aunque falleci¨® en nuestro pa¨ªs hace unos a?os, contin¨²a ejerciendo como uno de los maestros del humor brit¨¢nico m¨¢s reciente. Nacido en Inglaterra en 1928, se traslad¨® con apenas 23 a?os a Sud¨¢frica, donde trabaj¨® para el gobierno, como profesor y como fot¨®grafo. Tuvo el honor de ser deportado por el r¨¦gimen del apartheid en 1961 tras pasar por prisi¨®n y ser acusado de comunista y de actividades antigubernamentales. Y aprovech¨® su experiencia en el pa¨ªs para inspirarse y escribir dos libros tan desternillantes como terror¨ªficos: Reuni¨®n tumultuosa y Exhibici¨®n imp¨²dica. Ambos se centran en la paranoica lucha anticomunista y antinegra de las fuerzas de seguridad sudafricanas de la ¨¦poca.
Reuni¨®n tumultuosa narra un crimen pasional: el caso de una venerable se?ora blanca que asesina a su amante, su cocinero zul¨², provocando una aut¨¦ntica conmoci¨®n en un contexto donde las relaciones "interraciales" eran un tab¨² casi innombrable. Exhibici¨®n imp¨²dica abunda en el tema con una gran operaci¨®n correctiva a los polic¨ªas sudafricanos blancos para que eviten el contacto sexual con las mujeres negras. Se puede observar en la portada del libro que la estrategia anti-l¨ªbido que se aplica a los agentes se basa en el electrochoque al estilo Naranja mec¨¢nica y le adelanto ya que no funciona: tiene como resultado inmediato la conversi¨®n de la comisar¨ªa en territorio gay.
En ambos casos e independientemente de que aprecie o no el sentido del humor disparatado de Sharpe, uno de los hechos que narra que golpea al lector es la obsesi¨®n del sudafricano blanco medio con la sexualidad del sudafricano negro.
Las mujeres blancas descritas en Exhibici¨®n imp¨²dica vierten su histeria, que pivota en torno a los desmesurados sexos de los negros, en los o¨ªdos de la siquiatra von Blimenstein, el cerebro de la operaci¨®n de inhibici¨®n sexual a calambrazos. Ella ya est¨¢ harta de la paranoica fijaci¨®n de sus compatriotas con violaciones y vergas hom¨¦ricas, combinada con una educaci¨®n puritana y que las lleva directas a su sof¨¢ de sicoan¨¢lisis. As¨ª que disfruta s¨¢dicamente al forzarlas a verbalizar su fascinaci¨®n y su miedo ante los penes africanos.
La obsesi¨®n con el sexo de los hombres negros no es exclusivamente femenina ni blanca ni del siglo pasado. En la imagen inferior podemos ver a Azuka Adindu, un representante de la industria de Nollywood retratado por Pieter Hugo en Enugu, Nigeria, en 2008. Probablemente sea una de las im¨¢genes m¨¢s populares de la retrospectiva de Pieter Hugo que ahora se exhibe en nuestro pa¨ªs. Justo debajo de la imagen del se?or Adindu est¨¢ la del sudafricano Moses Mapukata, vecino del suburbio de Khayalitsha y tambi¨¦n retratado por Hugo. En general y cuando hablamos de tama?o del ¨®rgano sexual, una gran parte del planeta (africanos y afrodescendientes incluidos) piensa que entre la poblaci¨®n negra hay m¨¢s se?ores Adindu que se?ores Mapukata.
Fotograf¨ªas de Pieter Hugo. La superior, tomada de un cat¨¢logo, no original
?Por qu¨¦ se considera, en general, que el sexo de los hombres negros es mayor a la media de los dem¨¢s? ?Por qu¨¦ se les imagina incontinentes e infieles por naturaleza? ?Por qu¨¦ las miraditas en los vestuarios, los chistes casi adolescentes y las indirectas a sus parejas blancas, la comparaci¨®n con elefantes, toros o caballos? ?Por qu¨¦, en fin, la man¨ªa con una parte concreta de su anatom¨ªa y la degradaci¨®n del negro?
Afribuku tomaba hace poco el t¨ªtulo de un libro del periodista marfile?o Serge Bil¨¦ (El mito del sexo desmesurado de los negros) para coronar un interesant¨ªsimo art¨ªculo sobre la fabricaci¨®n de la leyenda.
El texto de Bil¨¦ aparec¨ªa en el a?o 2005 con la intenci¨®n de "deconstruir el mito que tiene sus ra¨ªces en el racismo, mostrando c¨®mo se desarroll¨®, c¨®mo [los propios negros] lo hemos adoptado y en qu¨¦ contin¨²a rebaj¨¢ndonos". El autor situaba el comienzo del viacrucis sexual del negro en la Biblia y la historia de Cam, el hijo de No¨¦ y padre de los camitas y por extensi¨®n, la negritud. Seg¨²n Bil¨¦ y la interpretaci¨®n de algunos te¨®logos, Cam habr¨ªa violado a su padre cuando dorm¨ªa y eso le habr¨ªa acarreado la maldici¨®n de la condena a la esclavitud y de un pene gigantesco. ?se ser¨ªa el pistoletazo de salida para comenzar a encadenar prejuicios que vendr¨ªan a convertir en axioma la afirmaci¨®n profundamente racista de que "los negros tienen el sexo por cerebro". De la animalizaci¨®n a robarle a uno el alma, la voz, los recursos y la vida v¨ªa esclavitud y colonialismo hay un paso.
El mito del negro superdotado y lascivo se sustenta en muchas fuentes y Afribuku menciona unas cuantas: desde Her¨®doto y Galeno de P¨¦rgamo a los modernos y poco rigurosos mapamundis del pene, pasando por Marco Polo, Diderot, Rousseau, Voltaire, John Locke o Ibn Khaldoum. Por el camino, un rosario de acusaciones de incontinencia y linchamientos verbales o a pie de ¨¢rbol, eunucos abonados a las org¨ªas, clich¨¦s amplificados por la industria de la pornograf¨ªa, teor¨ªas peregrinas como la que sit¨²a el origen del sida en el bestialismo, explotaci¨®n sexual y cosificaci¨®n, monjas europeas violadas en Katanga y cooperantes y turistas blancas clamando "once you go black you'll never go back".
Yehni Djidji concluye su entrada explicando que una esteticista marfile?a dedicada a este tipo de productos afirm¨®, entrevistada en el peri¨®dico Le Nouveau R¨¦veil hace ya dos a?os, que atend¨ªa a una media de 150 personas al d¨ªa y una tercera parte de ellas eran hombres.
Imagen tomada del blog de Yehni Djidji
En cualquier caso, lo cierto es que muchos parecen estar de acuerdo en que hablamos de un mito sin fundamento cient¨ªfico. Tambi¨¦n y por m¨¢s adulador que le pueda parecer a algunos Azukas Adindu que se autodefinen como sementales sin problemas, se trata de un mito que se construye a trav¨¦s de la mirada del otro y esa mirada no es inocente, sino calculadora y racista.
Para finalizar esta entrada, proponemos enlaces a tres pel¨ªculas que vendr¨ªan a tocar un tema que corre paralelo a ¨¦ste: las relaciones "interraciales" ?Por qu¨¦ est¨¢n emparentadas ambas cuestiones?, se preguntar¨¢ usted con raz¨®n. Porque, de nuevo, nos topamos con el prejuicio. Seg¨²n algunos, lo ¨²nico que puede unir a dos personas con pigmentaciones distintas y m¨¢s concretamente, a una blanca y un negro, es el puro deseo sexual sustentado, de nuevo, en un pene de dimensiones ¨¦picas. Seg¨²n esos mismos u otros, las relaciones "mixtas" est¨¢n condenadas al fracaso puesto que se anclan en lo puramente f¨ªsico y en ellas se intuyen la infidelidad y la ruptura casi desde la primera mirada. Todo el discurso, de nuevo, se basa en la presunci¨®n de un sexo grande y una visi¨®n de la sexualidad aparejada a ¨¦l que es instintiva, irracional y obsesiva.
Dos de las pel¨ªculas que proponemos abordan la relaci¨®n "interracial" desde la ¨®ptica del turismo sexual y la tercera desde el prisma del "buen" inmigrante, estilo Intocables.
Nos habr¨ªa gustado incluir un cachito de Soleil ? (1967), del mauritano Med Hondo, en el que dos francesas se cuchichean al o¨ªdo, entre risitas de colegiala, lo que se cuenta de los negros en la cama. A continuaci¨®n, la m¨¢s curiosa de las dos sale a cazar a un inmigrante africano en la calle para comprobar si el mito es real. La escena post-coito la muestra desencantada, fumando un cigarro y protestando porque su amante no es lo que ella esperaba.
La pel¨ªcula de Hondo tiene, todav¨ªa a estas alturas y desgraciadamente, una vigencia chocante en temas como el racismo y la hipocres¨ªa. Tambi¨¦n en el tema de los prejuicios que eternizan la leyenda del portentoso sexo negro.
M¨¢s informaci¨®n:
El mito del sexo desmesurado de los negros
Sida : les pr¨¦servatifs ¨¤ taille unique jug¨¦s trop petits pour les Ougandais
La l¨¦gende du sexe surdimensionn¨¦ des noirs : la fin d¡¯un mythe
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