Gorbachov, el hombre que cambi¨® el mundo
Hace 25 a?os se inici¨® el fin del imperio sovi¨¦tico con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn
Hace 25 a?os se inici¨® el derribo del muro de Berl¨ªn, s¨ªmbolo de la Guerra Fr¨ªa, de separaci¨®n y enfrentamiento durante 28 a?os. Y con ¨¦l, a continuaci¨®n, el inmenso imperio sovi¨¦tico que, de la noche a la ma?ana, se convert¨ªa en la Comunidad de Estados Independientes, cuyos pa¨ªses iniciaban un largo recorrido hacia sistemas de libertades p¨²blicas¡ Y todo ello sin una sola gota de sangre, gracias a Mija¨ªl Sergeyevich Gorbachov, el ¡°mago de lo inesperado¡±.
Tuve ocasi¨®n de conocer muy de cerca su formidable habilidad para practicar y difundir la perestroika y la glasnost, apareciendo en la televisi¨®n con actrices, actores, cantantes, deportistas¡ muy conocidos dentro y fuera de la URSS. Aparte de esta gran labor de apantallamiento, encarg¨® al gran escritor disidente kirgu¨ªs Chinguiz Aitmatov que constituyera el Foro de Issyk-Kul, integrado por una docena de personas de notoriedad internacional en el mundo de la literatura, de la ciencia, del arte¡ tales como Arthur Miller, Alvin Toffler, Alexander King, Claude Simon, James Baldwin, Augusto Forti, Zulfu Livanelly¡, que tuve el honor de presidir desde octubre de 1986 a 1992, en que el Foro dio por concluida la tarea que se le hab¨ªa encomendado.
Nos hemos reunido despu¨¦s en m¨²ltiples ocasiones, especialmente en la Fundaci¨®n de la Cruz Verde (Green Cross) y en el Foro Mundial Pol¨ªtico (World Political Forum), ambos fundados por Gorbachov con sede en Ginebra. En 2011, al cumplir los 80 a?os, se organiz¨® en el Albert Hall de Londres una celebraci¨®n de extraordinaria solemnidad y concurrencia.
En medio del espacioso local, un gran arco en el que se le¨ªa: ¡°El hombre que cambi¨® el mundo¡±. Creo que vale la pena tener presente lo que fue capaz de hacer desde 1985 a 1992. Pero tengamos ahora muy presente lo que sigue proclamando con tes¨®n sobre gobernanza mundial, prioridades, refundaci¨®n de las Naciones Unidas¡
En 1989 el mundo clamaba por la paz, la reconciliaci¨®n y los nuevos rumbos
La confrontaci¨®n de las superpotencias acumul¨®, en la larga carrera de armamentos, inmensos arsenales de armas de destrucci¨®n masiva, ensombreciendo y anulando todos los dem¨¢s excelentes proyectos que se hab¨ªan dise?ado al t¨¦rmino de la segunda gran guerra. El presidente Ronald Reagan hab¨ªa elevado a escala gal¨¢ctica el desarrollo del previsible enfrentamiento. El Pent¨¢gono, con gran predominio del Partido Republicano, proporcionaba al poder los m¨¢s efectivos artificios b¨¦licos. Aquellos gobernantes no supieron aprender la lecci¨®n de un sistema que, basado en la igualdad, se hab¨ªa olvidado de la libertad y que decidi¨®, gracias a un nuevo liderazgo, cambiar el curso de los acontecimientos de los ¨²ltimos a?os del siglo y del milenio. Cab¨ªa esperar que Estados Unidos, basado en la libertad y que hab¨ªa olvidado ostensiblemente la igualdad ¡ªy ambos la justicia¡ª rectificara tambi¨¦n.
En lugar de contribuir con su propia transformaci¨®n a un ¡°nuevo comienzo¡±, redobl¨® sus ambiciones hegem¨®nicas y sustituy¨® los ¡°principios democr¨¢ticos¡± por las leyes del mercado. Y el sistema de las Naciones Unidas por grup¨²sculos olig¨¢rquicos de seis, siete, ocho..., veinte pa¨ªses pr¨®speros.
Tambi¨¦n se deslocaliz¨® la producci¨®n y se sigui¨® favoreciendo a algunas plutocracias en lugar de la democracia que la ONU reclamaba desde la primera frase de su Carta: ¡°Nosotros, los pueblos¡, hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra¡±. ¡°Los pueblos¡±, no los Estados o los Gobiernos.
En 1989 todo clamaba paz, todo clamaba cambio. Junto a la inusitada transformaci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la magistral lecci¨®n del presidente Nelson Mandela, que, despu¨¦s de 27 a?os de cautiverio, fue capaz, con su pol¨ªtica de conciliaci¨®n y brazos abiertos, terminar en muy poco tiempo el atroz racismo del apartheid. Culminaba con ¨¦xito el proceso de paz en Mozambique. Y en El Salvador, otro punto de referencia, porque hoy es presidente constitucional del pa¨ªs el l¨ªder del Frente Insurgente Farabundo Mart¨ª, Salvador S¨¢nchez Cer¨¦n. Y, en Costa Rica, ten¨ªa el honor, como director general de la Unesco y a instancias del secretario general, Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, de reiniciar el proceso de paz en Guatemala, comenzado por el presidente de los Acuerdos de Esquipulas, Vinicio Cerezo¡
Todo clamaba conciliaci¨®n y nuevos rumbos. La re-uni¨®n de las ¡°dos Alemanias¡± hubiera debido ser motivo de reflexi¨®n. Pero los neoliberales, en lugar de fomentar encuentros y acuerdos con los protagonistas del 9-N, siguieron imperturbables los designios de su ambici¨®n.
La confrontaci¨®n de las superpotencias acumul¨®, inmensos arsenales de armas de destrucci¨®n masiva
Recuerdo, a este respecto, la llamada del ministro alem¨¢n de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, que deseaba que le acompa?ara el director general de la Unesco en su primera visita a la Alemania del Este, donde quer¨ªa visitar Halle, su ciudad natal. Regresamos hablando de la importancia de la Alemania ¡°recompuesta¡± en la invenci¨®n de la ¡°nueva Europa¡±, como hab¨ªa recomendado uno de sus fundadores m¨¢s l¨²cidos, Robert Schumann, en 1949.
No ha sido as¨ª. La uni¨®n ha sido monetaria y no pol¨ªtica. La excelente Carta de Derechos Fundamentales de la Uni¨®n Europea del a?o 2000 ha sido olvidada¡ y los mercados han impuesto, a trav¨¦s de Alemania, sus pautas de conducta y han llegado a la desfachatez de nombrar Gobiernos sin urnas en Italia y Grecia (la cuna de la democracia).
El 9 de noviembre, en Berl¨ªn, los l¨ªderes de entonces (Mija¨ªl Gorbachov, Genscher¡) con los de ahora evocar¨¢n aquel momento que hubiera podido ser crucial. Deseo que se rectifiquen ahora con firmeza las actitudes que entonces erosionaron progresivamente la democracia en favor de la plutocracia, dejando en muy pocas manos las riendas del destino de la humanidad.
Pero, muy pronto, ser¨¢ el poder ciudadano el que prevalecer¨¢. Por primera vez en la historia, los seres humanos pueden por fin expresarse libremente, conocen lo que sucede en el mundo en su conjunto y cuentan progresivamente con la participaci¨®n femenina, piedra angular del ¡°nuevo comienzo¡±. Ser¨¢ la democracia y no la plutocracia, una democracia genuina a escala internacional, regional, local y personal, la que ser¨¢ su fundamento y raz¨®n. Deseo muy sinceramente que los efectos que no tuvo el 9-N en 1989, cuando todo clamaba paz y cambio, los tenga a partir de ahora.
(Aprovecho para desear que ¡°el otro¡± 9 de noviembre sirva para decidir un mayor autogobierno, propio de un sistema federal bien dise?ado, en el que no se levanten muros en lugar de derribarse. La mejor manera de cumplir la Constituci¨®n es adecuarla cuando sea oportuno. Un 9-N el muro de Berl¨ªn pudo derribarse por lucidez y anticipaci¨®n. Es as¨ª como el Gobierno, en lugar de espectador imperativo, podr¨ªa favorecer aunar todav¨ªa m¨¢s la fant¨¢stica diversidad de Espa?a).
Federico Mayor Zaragoza es presidente de la Fundaci¨®n Cultura de Paz.
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