¡°En el espacio se estudia mejor c¨®mo se producen muchas enfermedades¡±
La italiana Samantha Cristoforetti es la ¨²nica astronauta europea. El pr¨®ximo d¨ªa 23 se convertir¨¢ en la mujer n¨²mero 59 en volar al espacio, y la segunda de la UE
Falta menos de un mes para que, el pr¨®ximo 23 de noviembre, la astronauta Samantha Cristoforetti (Mil¨¢n, 1977) se siente en un m¨®dulo ruso Soyuz, el ¨²nico medio de transporte disponible al momento para alcanzar la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS), rumbo al espacio. De hecho, ya lleva unos d¨ªas aislada en la Ciudad de las Estrellas, cerca de Mosc¨², de donde saldr¨¢ directamente para ir al cosm¨®dromo de Baikonur, en Kazajist¨¢n. Cristoforetti es la ¨²nica mujer en el cuerpo de astronautas europeos, y la mujer n¨²mero 59 de los m¨¢s de 530 astronautas que han volado hasta la fecha al espacio. Solo hubo una cosmonauta europea antes de ella, la doctora francesa Claudie Haigner¨¦, que se convirti¨® despu¨¦s en ministra de investigaci¨®n de su pa¨ªs entre 2002 y 2005.
Hace unas semanas, el 8 de octubre, Cristoforetti escrib¨ªa en su bit¨¢cora digital que ese d¨ªa ser¨ªa el ¨²ltimo en el que dormir¨ªa en su propia cama en Colonia, donde est¨¢ la sede del Centro Astronautas Europeo, durante muchos meses. En la jerga de los astronautas, era el d¨ªa L-46, es decir: -46 d¨ªas al lanzamiento. El blog de Cristoforetti est¨¢ recogido en Avamposto 42 (Avanzada 42), donde ¡°42¡± es el n¨²mero de la expedici¨®n a la Estaci¨®n Espacial Internacional, pero tambi¨¦n es la famosa ¡°respuesta definitiva¡± al sentido de la vida del ordenador en la Gu¨ªa del autoestopista gal¨¢ctico. En el blog, cuenta con todo lujo de detalles c¨®mo se desarrolla la vida de un astronauta.
Cristoforetti explica que no existe un d¨ªa t¨ªpico. Lleva desde 2009 entrenando y cuenta que las jornadas son "muy distintas la una de la otra". "Pasas d¨ªas simulando cada tipo de situaci¨®n que te puedes encontrar all¨ª arriba; al principio recibes tambi¨¦n muchas clases te¨®ricas. Ahora hacemos m¨¢s entrenamiento para llevar a cabo los experimentos o coleccionar datos m¨¦dicos que luego se utilizar¨¢n y comparar con los datos recopilados durante los experimentos en vuelo. Luego hay eventos especiales, como los cursos de supervivencia o, por ejemplo, ir a hablar con la empresa que fabrica mi traje espacial¡±. Su cuaderno de bit¨¢cora espacial empez¨® hace m¨¢s de un a?o. ¡°Lo llevo yo sola, lo escribo en ingl¨¦s en Google+ y me lo traducen al italiano para la p¨¢gina Avamposto 42, que contiene muchas informaciones sobre m¨ª y sobre la misi¨®n. Ahora consigo escribir tres o cuatro veces a la semana¡±, explica a este peri¨®dico.
Cristoforetti pertenece a la ¨²ltima generaci¨®n de j¨®venes astronautas europeos, un grupo de seis personas seleccionadas en 2009 por la Agencia Espacial Europea (ESA). Tres de los seis ya han volado, y los otros volar¨¢n en los pr¨®ximos a?os. Cristoforetti volar¨¢ en una misi¨®n llamada Futura (el nombre fue escogido a trav¨¦s de una competici¨®n p¨²blica lanzada por la Agencia Espacial Italiana, ASI, que comparte la titularidad de esta misi¨®n con la ESA). La ESA dedica un 9% de su presupuesto, unos 370 millones de euros, al vuelo espacial.
Cuando leo frases como ¡®nosotras las mujeres¡¯, siempre me pregunto por qu¨¦ esa mujer se otorga el derecho de hablar en mi nombre¡±
La primera astronauta mujer de nacionalidad italiana sue?a con ser astronauta desde que era peque?a. Como explica ella misma, ¡°con ese sue?o no se puede hacer una planificaci¨®n¡±. Nacida en Mil¨¢n, empez¨® a estudiar ingenier¨ªa aeroespacial en M¨²nich. Mientras tanto, en 2000, Italia permiti¨® por primera vez a las mujeres entrar en las fuerzas armadas. Y, nunca mejor dicho, ella cogi¨® la ocasi¨®n al vuelo. Entr¨®, ganando las oposiciones como primera de su promoci¨®n, despu¨¦s de pasar a?os estudiando en Alemania y Rusia. Y se convirti¨® en piloto militar, llegando al grado de capit¨¢n. Al fin y al cabo, era el vuelo lo que le apasionaba.
Pero en 2009 se abri¨® la ventana de oportunidad con la b¨²squeda de futuros astronautas por parte de la ESA. De las m¨¢s de 8.000 solicitudes, solo seis llegaron hasta el final. Todos j¨®venes, simp¨¢ticos, muy abiertos y h¨¢biles con los medios. Entre ellos, Cristoforetti. Observando la foto de grupo, es f¨¢cil destacar que es la ¨²nica mujer. Pero ella escribe en su blog: ¡°Yo, que estoy dentro y no fuera de la foto, no lo noto mucho¡±. A la astronauta, de hecho, no le gustan las preguntas de g¨¦nero. Por una cuesti¨®n de principios. ¡°Soy astronauta y piloto militar,¡± remarca. ¡°No puedo deducir de mi experiencia personal conclusiones generales. Para ello se necesitan expertos que puedan comparar datos y reflexionar sobre este asunto. Pero no me gusta la impostaci¨®n: los hombres siempre son individuos; las mujeres, una masa indefinida. Cuando leo frases como ¡®nosotras las mujeres¡¯, siempre me pregunto por qu¨¦ esa mujer se otorga el derecho de hablar en mi nombre¡±. S¨ª admite la importancia de los modelos a seguir. ¡°Sigo pensando que los modelos son importantes, por el hecho de existir, no por lo que dicen. Es importante dar un ejemplo positivo, pero sin pontificar¡±, a?ade la astronauta, que habla seis idiomas. En su blog admite que ella tambi¨¦n tuvo modelos: ¡°Al fin y al cabo, cuando era joven a m¨ª tambi¨¦n me interesaban m¨¢s las historias de las astronautas¡±.
La ISS representa,?desde hace m¨¢s de diez a?os, el mejor ejemplo de colaboraci¨®n internacional entre EE UU, Rusia, Jap¨®n, Canad¨¢ y la ESA (formada por 20 pa¨ªses). Tan grande como un campo de futbol, contiene una gran cantidad de investigaciones cient¨ªficas y all¨ª viven de forma continua desde 2009 seis astronautas, que ascienden y descienden en grupos de tres cada seis meses. Junto con Cristoforetti volar¨¢n el estadounidense Terry Virtis, que ser¨¢ comandante de la Estaci¨®n (ya lo fue de una misi¨®n Shuttle en 2010 que llev¨® en ¨®rbita dos m¨®dulos de la ISS), y el ruso Anton Shkaplerov. Los tres son pilotos de sus respectivas fuerzas a¨¦reas.
La mayor¨ªa de las sustancias a bordo son reconocibles. Aunque tengan aspecto distinto, se puede distinguir su sabor y textura"
Muchos astronautas de la ESA eligen un tema para la comunicaci¨®n de las actividades a lo largo de su misi¨®n. Ella ha elegido la nutrici¨®n. ¡°Frank de Winne eligi¨® el agua, Andr¨¦ Kuipers, la protecci¨®n de la fauna, Alexander Gerts, el astronauta en ¨®rbita ahora mismo con su misi¨®n Blue Dot, el tema de la protecci¨®n medioambiental. La nutrici¨®n es el tema central de la exposici¨®n universal Expo 2015, afecta a muchas personas y me interesa mucho¡±, explica la astronauta.
¡°Este asunto casa muy bien con el espacio", reflexiona. "Muchos problemas de salud est¨¢n relacionados con lo que comemos. Hay enfermedades con componentes gen¨¦ticos, como las cardiovasculares o la diabetes, pero en las que la nutrici¨®n y el estilo de vida juegan un importante papel. Muchos mecanismos que, con el tiempo, pueden llevar a desarrollar alg¨²n tipo de enfermedad, se pueden estudiar mejor en el espacio porque se desarrollan de forma mucho m¨¢s acelerada, aunque reversible. Entender estos desequilibrios puede ayudar a comprender el desarrollo de muchas enfermedades en la Tierra¡±.
A bordo se recicla todo. Agua incluida; la orina de los desechos, y el sudor que se recupera de la atm¨®sfera de la estaci¨®n"
Adem¨¢s de equipo de t¨¦cnicos que trabajan con Cristoforetti durante su entrenamiento, la astronauta tambi¨¦n cuenta con el apoyo de un cocinero especializado en comida espacial, y un m¨¦dico nutricionista. ¡°Entre las cosas que he aprendido, ahora s¨¦ que no todas las calor¨ªas son iguales. El t¨ªpico desayuno mediterr¨¢neo con galletas o cruas¨¢n es hipercal¨®rico, lleno de azucares y grasas. Lo tomas a las 8, y a las 10, despu¨¦s el pico de glucemia, tienes hambre otra vez. Es mucho m¨¢s equilibrado mezclar prote¨ªnas y carbohidratos¡±.
Comer en ausencia de gravedad presenta obvias complicaciones a la hora de la preparaci¨®n de las comidas y, tradicionalmente, la comida espacial no ha gozado de buena prensa. ¡°Hoy en d¨ªa hay mucha m¨¢s variedad. La mayor¨ªa de las sustancias a bordo son reconocibles. Puede que no tengan el mismo aspecto que tendr¨ªan en la Tierra, pero se puede distinguir su sabor y su textura, y tambi¨¦n su olor y apariencia". Los astronautas tienen derecho a un?bonus food, que en el caso de la astronauta italiana prepara el cocinero Stefano Polato."Son sobres con los que he cenado y comido muchas veces ya. ?Est¨¢n riqu¨ªsimos!¡±. Los sobres especiales de Samantha ¨C que podr¨¢ probar m¨¢s o menos uno cada tres d¨ªas de sus seis meses de estancia espacial ¨C ya han sido enviados a la ISS a trav¨¦s del cargo no tripulado ATV (veh¨ªculo de transferencia automatizado) George Lema?tre de la ESA, lanzado el pasado julio.
"Echar¨¦ de menos el pan, que es muy peligroso", explica. "Las migas volando podr¨ªan acabar en los delicados instrumentos de la estaci¨®n¡±, a?ade. Y el agua es un bien escaso y precioso en el vuelo espacial tripulado. ¡°A bordo se recicla todo. Agua incluida; la orina de los desechos, despu¨¦s de un filtraje, y el sudor que se recupera de la atm¨®sfera de la estaci¨®n acaban en un sistema llamado WPA (Water Processor Assembly) que la transforma en agua potable¡±, cuenta la astronauta.
Adem¨¢s de la gesti¨®n de la Estaci¨®n, y la gran cantidad de actividades que tienen con escuelas y con medios de comunicaci¨®n, los astronautas, una vez a bordo, llevan a cabo numerosos experimentos en microgravedad (es decir, sin efecto de la gravedad terrestre) en el campo de la biolog¨ªa de plantas y bacterias, en el de la ciencia de los materiales y, sobre todo, relacionados con el estudio de la fisiolog¨ªa humana en condiciones a las que el cuerpo no est¨¢ acostumbrado. En general, estos experimentos tienen el objetivo de explicar unos mecanismos que afectan a los astronautas pero que tienen la posibilidad de ayudar en alg¨²n tipo de enfermedad terrestre. Se analizan, por ejemplo, c¨®mo se modifica la percepci¨®n espacial en ausencia de gravedad, los ritmos circadianos, la destreza de las manos o el envejecimiento de la piel.
Seg¨²n la Agencia Espacial Italiana, dos de estos experimentos, denominados Wearable Monitoring y Drain Brain, y que se perdieron el pasado martes debido a la explosi¨®n del cohete Orbital 3, ser¨¢n sustituidos con dos copias que volar¨¢n con otro veh¨ªculo en las pr¨®ximas semanas, sin afectar a la misi¨®n.
Los experimentos de biolog¨ªa se centran en el estudio de supervivencia de bacterias en condiciones dif¨ªciles: adem¨¢s de la falta de gravedad, las muestras estar¨¢n expuestas a las radiaciones externas a la estaci¨®n, que representan uno de los principales retos a la hora de planificar un viaje interplanetario. Tambi¨¦n se estudiar¨¢ una alternativa a la luz solar para el crecimiento de peque?as plantas. Entre otros experimentos, se analizar¨¢n la formaci¨®n de micropart¨ªculas de plasma en ausencia de gravedad (que podr¨ªan favorecer la producci¨®n de microchip) o c¨®mo reaccionan los metales durante la formaci¨®n de superaleaciones en ¨®rbita. Tambi¨¦n se medir¨¢ c¨®mo cambia la intensidad de un campo magn¨¦tico que interact¨²a con la Estaci¨®n, lo que podr¨¢ ayudar a comprender c¨®mo afecta el campo magn¨¦tico terrestre a los sistemas el¨¦ctricos.
Cristoforetti y sus dos compa?eros volver¨¢n el 12 de mayo de 2015, despu¨¦s de un inc¨®modo viaje en una peque?a nave espacial rusa. Un viaje cuya comodidad el astronauta Paolo Nespoli una vez compar¨® con ¡°un choque frontal de un Fiat Quinientos y un cami¨®n con remolque¡±. Pragm¨¢tica, Cristoforetti no teme las maniobras de regreso, despu¨¦s de tantos a?os de formaci¨®n. Y confiesa algunos de los objetos personales que se llevar¨¢ para esos largos seis meses. ¡°Algunas cosas ya las he enviado en un paquete que la NASA se ha encargado de mandar a la Estaci¨®n. Son cosas pr¨¢cticas como pantalones de ch¨¢ndal c¨®modos, sudaderas y calcetines extra. Tambi¨¦n tenemos permitido llevar en la Soyuz objetos de un kilo y medio de peso y algunos objetos familiares. Y unos cuantos libros muy peque?os", a?ade, "que caben en una mano y que incluyen poes¨ªas sobre el cosmos, la exploraci¨®n espacial y el sentimiento que supone observar el cielo¡±.
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