?En qu¨¦ quedamos: es bueno o malo?
El art¨ªculo reconocido con el premio de periodismo cient¨ªfico m¨¢s prestigioso explica las razones por las que la ciencia cambia de opini¨®n. Ibuprofeno, huevos, edulcorante...
?Qu¨¦ le ocurri¨® al pescado azul cuando pas¨® de ser un demonio nutricional a un alimento saludable? ?Por qu¨¦ los huevos antes sub¨ªan el colesterol y ahora no tanto? ?Qu¨¦ falla cuando se descubre que un medicamento ampliamente usado es m¨¢s da?ino que beneficioso? ?Todo est¨¢ sujeto a revisi¨®n? ?Es que no nos podemos fiar de nada? Empezando por la ¨²ltima pregunta: s¨ª, en general, nos podemos fiar de los consensos cient¨ªficos que determinan las propiedades de un producto (no tanto de las marcas que los comercializan). Los estudios son cada vez m¨¢s precisos, las muestras poblacionales mayores, los errores que se han cometido en el pasado tienden a paliarse y cada vez conocemos mejor c¨®mo funciona el cuerpo humano. Siguiendo por la pen¨²ltima cuesti¨®n, la respuesta tambi¨¦n es s¨ª: todo est¨¢ sujeto a revisi¨®n. ?Es esto una contradicci¨®n? El fil¨®sofo Mario Bunge explica que, a diferencia de otras disciplinas, las ciencias investigan, y por lo tanto, descubren hechos y producen ideas nuevas que a veces contradicen el saber anterior. ¡°El Papa ser¨¢ infalible, pero los cient¨ªficos no. Sin embargo, los errores cient¨ªficos terminan por descubrirse porque, a diferencia de la religi¨®n y de la pseudociencia, hay libre discusi¨®n y, en cuanto aparecen motivos para dudar de una idea o un procedimiento, se examina o se reexamina¡±, argumenta.
La historia de un premio
Este art¨ªculo, "?En qu¨¦ quedamos: es bueno o malo?", que fue portada de BUENAVIDA en octubre de 2014, acaba de valerle el Premio Prisma al Mejor Art¨ªculo de Divulgaci¨®n Cient¨ªfica al periodista Pablo Linde, colaborador habitual de la revista (el segundo s¨¢bado de cada mes, gratis con El Pa¨ªs; y a la venta, en quioscos, el resto del mes). Los Prismas son, actualmente, los galardones m¨¢s prestigiosos del periodismo cient¨ªfico, una iniciativa de los Museos Cient¨ªficos Coru?eses (Ayuntamiento de A Coru?a) para potenciar la difusi¨®n de la cultura cient¨ªfica. BUENAVIDA ahonda a lo largo de este reportaje en las razones por las que la ciencia cambia de opini¨®n, y lo que hoy es beneficioso ma?ana pasa a convertirse en da?ino, o viceversa. Pablo Linde, su autor, especializado en periodismo sobre salud, ciencia y desarrollo, explica que el mayor reto al elaborarlo fue el siguiente: "Comunicar que los fallos de la ciencia, de alguna forma, la refuerzan, porque su m¨¦todo permite una revisi¨®n constante, y es la propia ciencia la que se rectifica". El reportaje, publicado en la web el 27 de octubre de 2014, alcanz¨® el n¨²mero 1 en la clasificaci¨®n de los art¨ªculos m¨¢s le¨ªdos de El Pa¨ªs. La web de ciencia Materia tambi¨¦n se encuentra entre los premiados.
La confusi¨®n entre correlaci¨®n y causalidad es uno de los principales motivos para el asentamiento de conocimientos err¨®neos. Un ejemplo cl¨¢sico para entender ambos conceptos es esta afirmaci¨®n verdadera que lleva a equ¨ªvocos: los ni?os con los pies m¨¢s grandes razonan mejor que aquellos que los tienen peque?os. ?Quiere decir que el mayor tama?o de esta extremidad mejore las habilidades cognitivas? No, simplemente los chavales con los pies m¨¢s grandes tienen m¨¢s edad. Resulta sencillo entender que esta correlaci¨®n no guarda causalidad, pero en otras ocasiones la intuici¨®n nos lleva a juicios err¨®neos. Incluso los cient¨ªficos expertos en salud han ca¨ªdo en la trampa y a lo largo de la historia han sostenido afirmaciones que resultaron ser falsas. El ejemplo del huevo es uno de ellos. Se parte de una hip¨®tesis biol¨®gicamente plausible: el huevo contiene colesterol, por lo que resulta veros¨ªmil que su ingesta contribuya a aumentar los niveles de esta grasa en la sangre. Cuando en los a?os setenta se realizaron estudios epidemiol¨®gicos (que muestran pautas de salud de grandes grupos de poblaci¨®n) buscando la correlaci¨®n entre consumo de alimentos con colesterol y sus niveles en humanos, se hall¨® que efectivamente exist¨ªa. As¨ª, la comunidad m¨¦dica y cient¨ªfica encontr¨® razonable pensar que el huevo elevaba el colesterol y lleg¨® a la conclusi¨®n de recomendar no m¨¢s de tres por semana. Hoy cualquier doctor o dietista bien documentado le dir¨¢, en general, que puede ingerir tranquilamente uno al d¨ªa.
Se publican los estudios que interesan a quien los encarga. Hay otros, pero no se publican. Es lo que se llama ¡°la falacia de la evidencia incompleta¡±
El gran dilema del vino
El nutricionista Juan Revenga explica que muchas de las recomendaciones que se hacen parten de este tipo de an¨¢lisis: ¡°Se estudiaban dos variables y un resultado, y se formulaban recomendaciones en funci¨®n de estos. No se ten¨ªa en cuenta que tambi¨¦n hay una infinidad de par¨¢metros que no contemplamos; puede que no los hayamos pensado y tambi¨¦n influyan o que, seg¨²n qui¨¦n haya hecho el estudio, no los haya querido ver¡±.
Revenga pone un ejemplo que mezcla varios ingredientes que dan como resultado conclusiones err¨®neas: el caso del alcohol. Est¨¢ relativamente asentado que una copa de vino al d¨ªa es saludable. Existen estudios que muestran que quienes la ingieren tienen, de promedio, menos problemas card¨ªacos que quienes no lo hacen. Y la industria ha procurado, por varias v¨ªas, que todo el mundo se entere de estos resultados. ¡°Pero, para empezar, el da?o que produce el alcohol es muy superior a los beneficios que puede traer, es un producto t¨®xico altamente delet¨¦reo. Es cierto que tiene ciertas sustancias que biol¨®gicamente pueden ser beneficiosas, pero las cantidades que habr¨ªa que ingerir hacen que sea contraproducente. Adem¨¢s, son tantos los riesgos de su consumo que no conviene aconsejarlo¡±, explica Revenga. Esto es as¨ª hasta el punto de que la UE ha prohibido que el etiquetado de bebidas con m¨¢s de 1,2% de alcohol en su composici¨®n contengan recomendaciones saludables. ¡°Nuevos estudios parecen mostrar que la correlaci¨®n entre el consumo moderado de alcohol y la longevidad tienen m¨¢s que ver con la calidad de vida de quienes lo consumen¡±, a?ade. Es decir, no es el vino lo que causa vivir m¨¢s, sino que se da la circunstancia de que, quienes beben cantidades moderadas de vino, suelen tener buena calidad de vida, gozan de una sanidad avanzada y de trabajos f¨ªsicamente seguros.
En el caso del alcohol, como en el de muchos otros, interviene lo que en ingl¨¦s se denomina cherry picking (cuya traducci¨®n literal ser¨ªa algo as¨ª como ¡®recolecci¨®n de cerezas¡¯).
Solo las mejores cerezas van al cesto
Se realizan muchas investigaciones que no se publican. Si la industria del vino o la de la cerveza realizan un an¨¢lisis metodol¨®gicamente correcto que concluye que su producto causa determinados males, es muy probable que lo metan en el caj¨®n y nunca vea la luz. Solo escoger¨¢n las cerezas rojas y hermosas, los estudios que hallan correlaciones positivas, no las pochas. Es la falacia de la evidencia incompleta, que ha llevado a asumir durante a?os supuestas verdades que han resultado no serlo. El m¨¦dico y divulgador cient¨ªfico Ben Goldacre, en su libro Mala Farma (editado por Paid¨®s) hace una brutal cr¨ªtica a las farmac¨¦uticas por ejecutar esta pr¨¢ctica. Pone como ejemplo el Reboxetine, un antidepresivo que ¨¦l mismo prescrib¨ªa. Lo hizo durante mucho tiempo tras haberse documentado ampliamente con toda la literatura m¨¦dica disponible. El problema era que tambi¨¦n hab¨ªa mucha que se hallaba oculta. El m¨¦dico explica en su libro que solo una cuarta parte de los estudios estaban publicados. Cuando descubri¨® las conclusiones de los otros an¨¢lisis, se dio cuenta de que los efectos secundarios eran peores que el supuesto bien que aportaba el medicamento, porque de hecho, el Reboxetine ¡°no funciona¡±. Por eso, Goldacre propone una legislaci¨®n en la que sea obligatorio publicar todas las investigaciones que se realizan. En casos como este, estar¨ªamos hablando directamente de una mala praxis, casi de una estafa. No falla la ciencia, sino quienes la practican, como sucede con los an¨¢lisis err¨®neos.
Juan de Mata Donado Campos, m¨¦dico y, entre otros cargos, profesor de la Escuela Nacional de Sanidad y del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa del Instituto de Salud Carlos III, reconoce que en la fase de dise?o y an¨¢lisis de un estudio epidemiol¨®gico se pueden cometer errores y de hecho se cometen. ¡°Cuando se produce un cambio de paradigma no se basa en el resultado de una sola investigaci¨®n, sino en los resultados de muchos realizados por diferentes investigadores y en diferentes tipos de poblaci¨®n. Por lo que es imposible que en todas ellas se cometan errores¡±. Esto no solo se realiza con estudios epidemiol¨®gicos, sino con cualquier investigaci¨®n. Es lo que se denomina metaan¨¢lisis: se examinan todos los estudios sobre un tema, se ponderan en funci¨®n de las muestras (los sujetos que han participado en cada uno) y se extraen conclusiones m¨¢s estables que las que pueda dar uno aislado. Muchas falsas creencias (m¨¢s de la poblaci¨®n en general que de la comunidad cient¨ªfica, que no se suele fiar de cualquier publicaci¨®n) provienen de datos aislados que pueden resultar de una metodolog¨ªa incorrecta, ser incompletos o resultar contradictorios con la mayor¨ªa de estudios realizados a posteriori.
Aqu¨ª los medios de comunicaci¨®n tambi¨¦n tienen la responsabilidad de examinar si lo que publican es realmente digno de cr¨¦dito, como denuncia Goldacre en su primer libro, Mala Ciencia (editado por Planeta). As¨ª, las conclusiones de un metaan¨¢lisis sentar¨¢n verdades m¨¢s estables. Ocurre por ejemplo con las grasas saturadas. Uno reciente concluye que, probablemente, no sean tan malas como se ha pensado hasta ahora. ¡°Esto no quiere decir que sean buenas¡±, previene el nutricionista Revenga.
Si ve un producto que asegura en su etiqueta que ayuda a bajar el colesterol o que refuerza el sistema inmunitario, investigue
Por muy completos y bien hechos que est¨¦n los estudios, incluso los metaan¨¢lisis, se suelen realizar entre centenares, miles de personas en el mejor de los casos. Puede suceder que reacciones muy espec¨ªficas no afloren en ellos. Juan Ram¨®n Castillo, presidente del Centro Andaluz de Farmacovigilancia, explica que cuando la exposici¨®n se lleva a cientos de miles o millones de personas pueden surgir problemas raros. ¡°?Es que no son seguros los medicamentos? Cuando son comercializados, las agencias han hecho evaluaci¨®n del beneficio riesgo como favorable. Los sistemas de farmacovigilancia [en Espa?a hay un centro en cada comunidad aut¨®noma] trabajamos con sospechas de las que nos avisan pacientes y m¨¦dicos. Una vez que la tenemos, investigamos si existe una causalidad que pruebe esa asociaci¨®n. Son necesarios procesos de ampliaci¨®n de se?al, informes en el sistema espa?ol de farmacovigilancia, presentarlos en la Agencia Europea del Medicamento¡ Mediante un sistema de evaluaci¨®n se determinar¨¢ si la relaci¨®n riesgo-beneficio cambia, lo que puede variar la prescripci¨®n del f¨¢rmaco a un grupo de poblaci¨®n concreta, a todo el mundo, o incluso suponer su retirada¡±, explica.
El futuro est¨¢ en los big data
Un ejemplo de gran impacto fue la retirada en 2001 de un medicamento con cerivastatina contra el colesterol tras detectarse problemas musculares, astenia, debilidad, e incremento de sensaci¨®n de fatiga que pod¨ªan llegar en casos graves a insuficiencia renal, o ser incluso mortales. Son ejemplos que algunos pueden esgrimir para denunciar que estamos expuestos a muchos peligros, pero que la comunidad cient¨ªfica utiliza para explicar que el sistema funciona y que los riesgos son cada vez menores. Y siguen perfeccion¨¢ndose. Donado Campos asegura que en un futuro cercano se impondr¨¢n la utilizaci¨®n de los big data (grandes cantidades datos) lo que, ¡°junto con la utilizaci¨®n masiva de la geolocalizaci¨®n, va a provocar un cambio de paradigma en el dise?o y an¨¢lisis de los estudios epidemiol¨®gicos, ya que el manejo de estos datos superar¨¢ la capacidad del software habitual para ser recogidos, manejados y analizados en un tiempo razonable¡±. Y a?ade: ¡°Con estas nuevas capacidades seremos capaces de identificar el lugar exacto de aparici¨®n y el n¨²mero de casos de enfermedades transmisibles, determinar qui¨¦n influye sobre nuestro comportamiento para ganar peso o tener una vida m¨¢s saludable¡±.
Desconf¨ªe del etiquetado: el truco del asterisco
Si ve una etiqueta con alegaciones saludables, sospeche. Es la recomendaci¨®n de Jos¨¦ Manuel L¨®pez Nicol¨¢s, profesor de la Facultad de Biolog¨ªa de Murcia y autor del galardonado blog divulgativo Scientia. En ¨¦l carga duramente contra una industria que, seg¨²n dice, trata de enga?ar al consumidor. La pregunta que se hace es: ¡°?Por qu¨¦ las autoridades no lo evitan?¡±. El sistema es el siguiente: para que una etiqueta tenga una alegaci¨®n saludable, como que el producto baja el colesterol o es bueno para las defensas, debe contener determinadas sustancias para las que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA en sus siglas en ingl¨¦s) haya aprobado esas recomendaciones. Hasta el momento, se han presentado 2.245 productos de los cuales, tras su an¨¢lisis, la EFSA solo ha autorizado 250 recomendaciones saludables, es decir, un 11%. Un ejemplo de recomendaci¨®n saludable aprobada es que los esteroles, presentes en algunas bebidas, ayudan a bajar el colesterol. Otro que la vitamina B6 ayuda a las defensas. L¨®pez Nicol¨¢s explica que la gran mayor¨ªa de los productos son legales porque los esl¨®ganes que usan son literalmente los que ha probado la EFSA. ¡°El problema es que est¨¢ referido a un ingrediente que se encuentra en una cantidad m¨ªnima, pero toda la publicidad se basa en torno a otro ingrediente que no tiene nada que ver y que es por lo que se paga. Por ejemplo, la vitamina B6, que suele acompa?ar a los productos con lactobacillus. Esta vitamina es la que ayuda verdaderamente a las defensas. Pero un pl¨¢tano, que no tiene etiqueta, tiene el triple de vitamina B6¡±, explica. Es lo que llama el truco del asterisco. El problema es que ni siquiera todas las etiquetas que vemos respetan este l¨ªmite de cumplir la ley por el asterisco. Una vez que se comercializan los productos, la competencia inspectora y sancionadora es de las comunidades aut¨®nomas. En una campa?a que llev¨® a cabo la Junta de Andaluc¨ªa el a?o pasado, casi el 40% de etiquetas de productos saludables y nutricionales no cumpl¨ªa con la normativa comunitaria. Grasas comestibles, platos cocinados y conservas acumulaban el mayor n¨²mero de incumplimientos. Est¨¢n consideradas infracciones de car¨¢cter leve y les corresponde una multa de entre 200 y 5.000 euros.
Edulcorantes, un caso aparte
Los edulcorantes artificiales llevan mucho tiempo en el punto de mira de cient¨ªficos y consumidores. Es una creencia extendida que provocan c¨¢ncer, pero lo cierto es que los m¨¢rgenes de seguridad que ha probado la ciencia dan margen para tomar m¨¢s edulcorantes de los que una persona normal puede ingerir sin preocuparse por su salud. Recientemente se ha hecho p¨²blico un estudio (liderado por el israel¨ª Eran Elinav, del Instituto Weizmann, y publicado en Nature) que nada tiene que ver con esta enfermedad, pero que vuelve a poner la salubridad de estas sustancias en entredicho. Asegura que alteran el equilibrio bacteriano del sistema digestivo y que propicia subidas de la glucosa en sangre, lo que puede desencadenar diabetes. De ser cierto, supondr¨ªa que los beneficios de los edulcorantes como sustitutivos de la sacarosa se diluir¨ªan. Sin embargo, la comunidad cient¨ªfica ha recibido este estudio con escepticismo. En primer lugar, porque est¨¢ fundamentalmente basado en ratones. El doctor en bioqu¨ªmica Jos¨¦ Miguel Mulet explica que hace tiempo ya hubo un ¡°error importante¡± cuando se dijo que alg¨²n edulcorante produc¨ªa c¨¢ncer de vejiga y el verdadero problema fue que no era extrapolable a humanos. Adem¨¢s, en este estudio se hace un ensayo posterior en personas, pero solo con siete individuos, frente a otros con 300.000 que no hab¨ªan detectado estos problemas con los edulcorantes. Hay dos problemas m¨¢s: por un lado, los niveles de concentraci¨®n con los que se hizo el estudio son mucho mayores de los que una persona suele ingerir en un d¨ªa y, por otro, que la investigaci¨®n se realiz¨® con sacarina, por lo que tampoco ser¨ªa exportable a otros edulcorantes artificiales. As¨ª, para que haya un cambio de paradigma con respecto a la seguridad de estas sustancias ser¨ªan necesarias evidencias mucho m¨¢s s¨®lidas.
Agujetas
Una de las teor¨ªas m¨¢s asentadas durante mucho tiempo sobre las agujetas es que se produc¨ªan por cristalizaci¨®n de ¨¢cido l¨¢ctico despu¨¦s de un gran esfuerzo. Sin embargo, era una explicaci¨®n que la ciencia ha desmentido: no se ha encontrado esta sustancia en tejidos con agujetas y quienes sufren la enfermedad de McArdle, que no permite producir ¨¢cido l¨¢ctico, tambi¨¦n las sufren. Los remedios como el agua con az¨²car son tambi¨¦n falsos. La teor¨ªa m¨¢s asentada es que se deben a microrroturas musculares.
Ibuprofeno
El Ibuprofeno es uno de los medicamentos m¨¢s usados y que est¨¦ en esta lista no quiere decir que se haya descubierto como nocivo. Pero s¨ª es cierto que a dosis muy altas y durante un uso prolongado puede ser da?ino para el coraz¨®n. Es algo que la Agencia Europea del Medicamento est¨¢ estudiando actualmente. As¨ª que, como sucede con casi todo, parece que no conviene abusar.
Dos litros de agua al d¨ªa
Muchos m¨¦dicos le recomendar¨¢n que beba unos dos litros de agua al d¨ªa para estar saludable. Es una cantidad que carece de documentaci¨®n cient¨ªfica que la avale. La fuente parece ser una recomendaci¨®n de 1945 del Consejo de Investigaci¨®n Nacional de Estados Unidos (NRC), que fue malinterpretada y casi sacralizada hoy d¨ªa.
Grasas saturadas
Son como el malo de las pel¨ªculas. Todos van contra ellas porque durante mucho tiempo se han relacionado con afecciones card¨ªacas. Buenas no son, eso est¨¢ claro, pero un reciente metaan¨¢lisis pone en duda que sean tan nocivas como se ha supuesto. Su conclusi¨®n es que ¡°las evidencias actuales no respaldan claramente las recomendaciones cardiovasculares que animan a un alto consumo de grasas poliinsaturadas y un bajo consumo de saturadas¡±.
Pescado azul
Hasta los a?os sesenta, aproximadamente, todo lo que era grasa se consideraba malo. As¨ª, el pescado se clasific¨® en dos: el bueno, el blanco, cuyos porcentajes grasos son m¨ªnimos, y el menos saludable, el azul, que tiene unas cantidades que rondan el 15%, menos que la mayor¨ªa de las carnes no magras. No se entraba en matices sobre el tipo de grasas hasta que se descubri¨® que las Omega 3 que contiene el pescado azul son cardiosaludables.
Huevos
¡°El huevo es un alimento excelente que ha sido tratado injustamente. Si bien es cierto que su contenido en colesterol es alto, es un error culpar a un solo alimento del aumento de los niveles del conocido como colesterol malo. El consumo de ¨¢cidos grasos saturados es un factor mucho m¨¢s relevante que la ingesta de colesterol diet¨¦tico. Adem¨¢s, el huevo contiene lecitina, que, junto a otros componentes, ayudan a regular el colesterol¡±, explica el dietista Miguel ?ngel Florido.
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