No es suficiente
Adem¨¢s de pedir excusas, la regeneraci¨®n exige limitar y controlar los poderes de los partidos
La Constituci¨®n reconoci¨® la primac¨ªa de los partidos para reforzar la democracia frente a tentaciones autoritarias, pero las principales fuerzas pol¨ªticas no han correspondido a ese dep¨®sito de confianza con un control riguroso de sus actividades y una depuraci¨®n temprana de las sospechas de ilegalidad que surgen entre sus filas. Han preferido que algunos afiliados pasen de vez en cuando por los juzgados, a sabiendas de la lentitud de la maquinaria judicial, para dar la sensaci¨®n de que se trata de pocos casos, como el presidente del Gobierno sosten¨ªa todav¨ªa el domingo pasado.
Editoriales anteriores
La cortedad de esa estrategia ha quedado en evidencia. Tras la macrorredada contra la ¨²ltima trama de corrupci¨®n conocida y la declaraci¨®n judicial del ex secretario general del PP, ?ngel Acebes, sobre la contabilidad b de ese partido ¡ªque el imputado asegura desconocer¡ª, cambia el discurso. De defender machaconamente la honradez de sus sospechosos, el PP pasa a suspenderles de militancia y, por boca del propio Rajoy, a pedir perd¨®n.
Estas rectificaciones eran indispensables y se agradece la petici¨®n de perd¨®n, pero no es suficiente. El Gobierno lleva casi dos a?os anunciando medidas anticorrupci¨®n e insiste en que ahora va a llevarlas a cabo. Si solo se trata de aprobar las ya anunciadas, es probable que su incidencia sea escasa, aunque nunca est¨¢ de m¨¢s que se penalice la financiaci¨®n ilegal de partidos pol¨ªticos ¡ªque sigue sin ser un delito espec¨ªfico en Espa?a¡ª. El tr¨¢mite de esas leyes abre un espacio que la oposici¨®n tambi¨¦n deber¨ªa aprovechar.
Pero el fondo del problema es el abuso de posici¨®n dominante adquirido por los partidos en el conjunto del sistema pol¨ªtico, que se ha transformado en una camisa de fuerza y le traba para funcionar con razonables garant¨ªas de limpieza. Es indispensable una legislaci¨®n que imponga la democracia interna y la transparencia como formas de autolimitaci¨®n del poder partidista, adem¨¢s de auditor¨ªas profesionalizadas, acabando con la ficci¨®n ¡ªen la pr¨¢ctica¡ª de un Tribunal de Cuentas sometido al control del PP y del PSOE. No es posible seguir adelante con ¨®rganos reguladores y de control tan dependientes de los partidos como los que existen.
No cabe esperar que todo eso lo hagan las mismas c¨²pulas que aspiran a controlar cargos y puestos. Mientras la justicia intensifica su trabajo, las propuestas para regenerar el funcionamiento de los partidos deben venir de otra instancia, que podr¨ªa ser una comisi¨®n apartidista de personalidades, nombrada por las Cortes, o alguna otra f¨®rmula que tuviese encaje en nuestro ordenamiento constitucional. La conversi¨®n de esas propuestas en leyes y ¨®rganos efectivos de aplicaci¨®n habr¨ªa de ser inmediata.
Esto no es, desde luego, responsabilidad de una sola fuerza pol¨ªtica. Pero si el partido que dispone aun de mayor¨ªa absoluta no quiere dar pasos en esa direcci¨®n, le queda por delante una degradaci¨®n creciente ante una ciudadan¨ªa hastiada, hasta hacer irrecuperables sus propias posibilidades y, quiz¨¢, las del sistema pol¨ªtico en su conjunto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.