La excepci¨®n tunecina
El pa¨ªs mediterr¨¢neo celebra nuevas elecciones ajeno a la violencia que viven sus vecinos
La celebraci¨®n de las elecciones legislativas de T¨²nez el pasado domingo es una buena noticia; el pa¨ªs norteafricano se ha convertido en la excepci¨®n al reguero de caos e inestabilidad que ha dejado la primavera ¨¢rabe,que comenz¨® en diciembre de 2010 precisamente en T¨²nez. Hay otros dos factores que refuerzan esta percepci¨®n positiva. No son las primeras elecciones libres celebradas tras la hu¨ªda en 2011 del dictador Zine el Abidine Ben Ali; son las segundas despu¨¦s del mandato correspondiente de los vencedores en aquellos comicios celebrados en 2011. En segundo lugar, la fuerza ganadora entonces, el islamista Ennadha, ha reconocido su derrota del domingo y ceder¨¢ el poder a los laicos de Nida Tounes ¡ªLlamada por T¨²nez¡ª en un proceso de alternancia normal en cualquier democracia.
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Lo positivo ¡ªy ejemplar, para la regi¨®n¡ª no puede servir para esquivar las importantes carencias del proceso iniciado hace casi cuatro a?os en T¨²nez. El pa¨ªs se ha visto sometido a grav¨ªsimas tensiones y a un nivel de violencia pol¨ªtica abierta que, en ocasiones, han hecho temer por el descarrilamiento definitivo del proceso democr¨¢tico. Y en la victoria de la hasta ahora oposici¨®n laica juega tambi¨¦n el factor de la a?oranza de tiempos pasados m¨¢s estables aunque menos democr¨¢ticos, exactamente como ha sucedido en otros pa¨ªses ¨¢rabes en los que se produjeron las revueltas populares.
La formaci¨®n ganadora es una amalgama de corrientes e ideolog¨ªas que tiene por delante la dificil¨ªsima misi¨®n de abordar las reformas urgentes que necesita el pa¨ªs para modernizarse y dar respuesta a una poblaci¨®n harta de esperar el tren del desarrollo. Y hacerlo adem¨¢s evitando el fantasma del yihadismo, presente ya en algunos estratos de la sociedad tunecina.
El relativo ¨¦xito de los comicios tampoco sirve para compensar el rotundo fracaso en el que han desembocado acontecimientos que aparec¨ªan como una oportunidad hist¨®rica para pa¨ªses sometidos a d¨¦cadas de autocracia y despotismo. Libia, un Estado fallido a las puertas de Europa, est¨¢ controlada por varias guerrillas que se combaten entre s¨ª; Egipto vive bajo un r¨¦gimen producto de un golpe militar; y la guerra civil en Siria es el cat¨¢logo de atrocidades de comienzos del siglo XXI.
En cualquier caso hay que felicitarse de que T¨²nez haya evitado esa din¨¢mica y pueda encarar un futuro de paz social y de normalidad democr¨¢tica.
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