Preparados para esperar lo inesperado
La lucha contra las enfermedades infecciosas y el ¨¦bola no es local sino global
El mundo est¨¢ viviendo una epidemia de fiebre hemorr¨¢gica causada por el virus ¨¦bola en ?frica cuya dimensi¨®n no tiene precedentes y amenaza con la extensi¨®n de la infecci¨®n a otras zonas del planeta. Espa?a acaba de sufrir una de las consecuencias de la epidemia africana, con el primer caso de contagio en Europa ya controlado, que ha representado una importante alerta sanitaria en nuestro pa¨ªs. Pero la feliz conclusi¨®n de este episodio no significa que el riesgo haya concluido. En los 17 anteriores brotes acreditados, el n¨²mero de afectados reconocidos no excedi¨® de 264, un dram¨¢tico contraste con la epidemia actual, con unos 10.000 infectados a la hora de redactar este texto y una proyecci¨®n que oscila entre los 30.000 y un mill¨®n de infectados para el inicio de 2015, esta ¨²ltima cifra seg¨²n uno de los peores escenarios contemplados por el Centro de Control de Enfermedades Infecciosas de Atlanta, Georgia, en EE?UU.
?Qu¨¦ factores han podido desencadenar la actual epidemia de ¨¦bola y qu¨¦ posibilidades hay de que se convierta en una pandemia tan terrible como la del sida? ?Qu¨¦ medidas preventivas y terap¨¦uticas tenemos a nuestro alcance? A pesar del dramatismo de la situaci¨®n en ?frica, lo acontecido no es ni ¨²nico ni sorprendente. Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha contabilizado una enfermedad humana v¨ªrica emergente o reemergente cada a?o, bien por virus nunca antes identificados en la especie humana, bien por otros que aparecen en otras zonas o cambian su nivel de virulencia. Afortunadamente, la mayor¨ªa de estas enfermedades emergentes han tenido un impacto transitorio o limitado. Las excepciones m¨¢s notorias durante el ¨²ltimo siglo son la gripe del a?o 1918, que caus¨® unos 20 millones de muertos, y la actual pandemia del sida, con unos 30 millones de muertos hasta el momento.
Un estudio del Instituto de Medicina de las Academias Nacionales de EE?UU identific¨® 13 factores que influyen en la emergencia de una enfermedad infecciosa, de los cuales al menos seis pueden haber contribuido a desencadenar la actual epidemia de ¨¦bola: variaci¨®n y adaptabilidad de los microbios, demograf¨ªa y comportamiento humano, viajes internacionales y comercio, quebrantamiento de las medidas de salud p¨²blica, pobreza y desigualdades sociales y falta de voluntad pol¨ªtica. Respecto a la adaptabilidad del virus, cabe destacar que se trata de un virus con ¨¢cido ribonucleico (ARN), con una alta tasa de mutabilidad en cada individuo infectado. Entre las diferencias debidas a mutaciones, y esto es muy relevante, se halla la virulencia; la del virus ¨¦bola depende, al menos en parte, de su material gen¨¦tico y, por tanto, est¨¢ sometida a variaci¨®n y selecci¨®n natural mediante mecanismos que ahora empiezan a conocerse. As¨ª, la mortalidad durante el brote de ¨¦bola en Zaire de 1976 fue del 90%, la actual se estima en un 50%, lo que ha podido contribuir a aumentar el n¨²mero de contagios. La demograf¨ªa (agrupaci¨®n de individuos en zona altamente pobladas) y el comportamiento humano (contacto con personas infectadas por desconocimiento o impulsos tribales y religiosos) son tambi¨¦n un claro factor de propagaci¨®n de la enfermedad. Los viajes internacionales constituyen uno de los peligros de la expansi¨®n de la epidemia, lo que justifica los controles a viajeros que proceden de pa¨ªses afectados, que se empiezan a practicar en los aeropuertos internacionales. La incapacidad de los hospitales en algunos pa¨ªses africanos de atender y albergar a nuevos infectados certifica las limitaciones de la salud p¨²blica en los mismos. Ciertamente la pobreza, la falta de formaci¨®n e informaci¨®n y la de voluntad pol¨ªtica en los pa¨ªses cient¨ªficamente m¨¢s avanzados, reticentes a ayudar al desarrollo de la sanidad de los pa¨ªses africanos, pueden completar esta breve y simplificada aproximaci¨®n a lo que est¨¢ aconteciendo. De hecho, los pa¨ªses poco desarrollados tienen la mayor incidencia de enfermedades infecciosas y son una fuente de posibles pandemias en un mundo globalizado.
Es necesario invertir recursos de modo urgente para tratar de controlar la epidemia en ?frica e investigar nuevas medidas de prevenci¨®n y control asequibles y aplicables a cualquier pa¨ªs del mundo. La opci¨®n preventiva m¨¢s obvia ser¨ªa la producci¨®n de una vacuna que, independientemente de las dificultades cient¨ªfico-t¨¦cnicas para su elaboraci¨®n y ensayo, llega tarde para frenar el avance de la actual epidemia en ?frica. Como tratamiento, la inmunoterapia pasiva (administraci¨®n de sueros de personas que han superado la enfermedad, que contienen anticuerpos protectores) y el empleo de agentes antiv¨ªricos, especialmente un nuevo inhibidor de amplio espectro, denominado Favipiravir, que se ha mostrado eficaz contra el ¨¦bola en modelos animales.
?Qu¨¦ nos puede deparar el futuro de esta epidemia y c¨®mo puede alterar nuestra percepci¨®n de episodios africanos tradicionalmente considerados ajenos a nuestra vida cotidiana? Se ha dicho que respecto a las enfermedades emergentes debemos esperar lo inesperado. Los pa¨ªses desarrollados deben aceptar que, respecto a las enfermedades infecciosas, en un mundo global como es el actual no existen sanidades locales sino una sanidad global. Brotes infecciosos surgidos en cualquier lugar del mundo pueden tener consecuencias devastadoras para el resto. Espa?a debe tomar medidas para evitar de nuevo el encadenamiento de errores que culminaron en un contagio en su territorio. La intensa inmigraci¨®n que llega a nuestro pa¨ªs (tanto legal como ilegal) obliga a disponer de las infraestructuras cient¨ªfico-t¨¦cnicas y hospitalarias adecuadas para afrontar situaciones similares a las planteadas por el ¨¦bola y estar prevenidos contra lo inesperado. Ahorros en salud p¨²blica pueden dar lugar a p¨¦rdidas que a la postre son infinitamente superiores al dinero no invertido a tiempo. Resulta imprevisible determinar c¨®mo la actual presi¨®n epidemiol¨®gica de miles de infectados puede afectar al resto del mundo, dadas las m¨²ltiples y r¨¢pidas v¨ªas de comunicaci¨®n en nuestro planeta. Respecto a aspectos puramente virol¨®gicos, cabe preguntarse si el comportamiento del virus (su virulencia, v¨ªas de transmisi¨®n, estabilidad fuera del organismo, etc¨¦tera) permanecer¨¢ constante o variar¨¢ al ser sometido a la ruleta de millones de rondas de multiplicaci¨®n en miles de individuos. Quiz¨¢s se dar¨¢n nuevas formas de infecci¨®n subcl¨ªnicas, como las detectadas en habitantes de la selva en Zaire, con individuos seropositivos que no padecieron la enfermedad. Quiz¨¢s el virus cambie poco respecto a los factores de su patogenia y su control se rija por los par¨¢metros que vamos conociendo. Estas son algunas de las preguntas a las que nos enfrentamos.
Esteban Domingo y Luis Enjuanes son miembros de la Real Academia de Ciencias Exactas, F¨ªsicas y Naturales.
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