?Se puede vivir mejor con menos?
Esta es la teor¨ªa que sostiene Albert Ca?igueral, miembro de la comunidad internacional Ouishare, cabeza visible del consumo colaborativo en Espa?a y fundador de la web de referencia sobre el tema en nuestro pa¨ªs y en Am¨¦rica Latina. Ca?igueral, que de hecho es ingeniero multimedia de formaci¨®n, acaba de publicar un libro (Vivir mejor con menos) donde hace un repaso del origen de la econom¨ªa colaborativa y donde desvela las m¨²ltiples ventajas que la ¡°colaboraci¨®n¡± aporta al consumidor.
Recuerdo el d¨ªa en que le conoc¨ª en Barcelona. Fue durante la primavera del 2013 y si no me falla la memoria se trataba de un evento auspiciado por Ouishare donde ¨¦l ejerc¨ªa de anfitri¨®n. Llegu¨¦ a la conclusi¨®n, no s¨¦ si precipitada, de que deb¨ªa de ser un tipo muy importante porque me fue casi imposible hablar con ¨¦l por el aluvi¨®n de personas que se arremolinaban a su alrededor. De hecho, el consumo colaborativo despierta tantas pasiones all¨ª por donde pasa que sus heraldos, como Ca?igueral en este caso, sufren los efectos secundarios del ¨¦xito apabullante de p¨²blico.
Su historia de pasi¨®n por esta ¡°nueva econom¨ªa¡± se remonta a una experiencia laboral en Taiw¨¢n. La distancia f¨ªsica le permiti¨® observar la sociedad espa?ola con distancia piscol¨®gica y con una mirada m¨¢s cr¨ªtica. Fue en Asia donde se dio cuenta de que el hiperconsumismo campaba a sus anchas en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, y en todo el mundo desarrollado, y empez¨® a explorar opciones alternativas. Seg¨²n Ca?igueral, en las ¨²ltimas d¨¦cadas nos hab¨ªamos fijado unos objetivos vitales muy materialistas, que no son sostenibles ni desde el punto de vista econ¨®mico (se ha confundido el incremento de deuda con el crecimiento econ¨®mico) ni ecol¨®gico (puesto que los recursos del planeta son finitos).
Me quedo con una frase del cap¨ªtulo 1 que me parece muy certera: ¡°Siendo justos, debemos reconocer que el capitalismo hiperconsumista fue positivo, al menos, durante un tiempo. En gran medida hay que agradecerle que hoy vivamos en un mundo fundamentalmente abundante y con un alto grado de confort material, especialmente en los llamados pa¨ªses desarrollados. El problema se presenta cuando por el mismo funcionamiento de este capitalismo ¡ªes decir, nuestras propias creencias, h¨¢bitos y reglas de c¨®mo compartimos esta abundancia¡ª, conseguimos hacer el mundo artificialmente pobre y escaso para gran parte de la poblaci¨®n, y absurdamente abundante para una minor¨ªa.¡±
La b¨²squeda de ¡°v¨ªas alternativas¡± le llev¨® hasta el ?consumo colaborativo?, que le fascin¨® inmediatamente porque entre otras cosas aporta ?eficiencia econ¨®mica?. La crisis ha actuado como un factor acelerador del despegue de la ?econom¨ªa colaborativa? en Espa?a. A causa de la crisis, tanto la econ¨®mica como la de confianza en las grandes instituciones y empresas, la gente ha empezado a buscar maneras diferentes de cubrir sus necesidades diarias. En el libro se explican muchas de las opciones que han ido apareciendo en los ¨²ltimos tiempos y que representan una alternativa viable y apetecible a partir de los casos de empresas que operan en Espa?a. Pero la crisis no es el ¨²nico factor ni siquiera el m¨¢s importante. Para Ca?igueral quienes en realidad han permitido el cambio de chip han sido la cultura digital y la connectividad permanente. ?Y si el consumo fuera un medio para conseguir bienestar y no un fin en s¨ª mismo? Y es cierto que se ha producido, o se est¨¢ produciendo, un cambio cultural. Como ¨¦l mismo dijo en una entrevista a elpais.com ¡°compartir antes era de pobres, hoy es de listos¡±.
El consumo colaborativo promueve el acceso a los bienes por encima de la propiedad, sostiene que entre todos podemos proveernos de bienes y servicios, a veces con una peque?a intermediaci¨®n, y que como resultado de este intercambio entre unos y otros se va regenerando la confianza de los ciudadanos en los mismos ciudadanos. Seg¨²n Ca?igueral ¡°las pr¨¢cticas colaborativas generan m¨¢s abundancia para la sociedad: m¨¢s personas pueden desplazarse, alojarse, financiarse... Conseguimos hacer m¨¢s con menos cuando colaboramos y compartimos de manera inteligente. No se trata de no comprar nada, pero tampoco de que tengas que comprarlo todo.¡±
Para iniciarse en el consumo colaborativo Ca?igueral aconseja observarse a s¨ª mismo de manera cr¨ªtica. Tal vez hay alg¨²n h¨¢bito de consumo bien instalado en nuestra vida que podemos modificar. Si vivimos en una gran ciudad, nos podemos plantear, por ejemplo, si es necesario que tengamos un coche en propiedad.
Las empresas de la ¡°vieja econom¨ªa¡± no han reaccionado con parejo entusiasmo a la irrupci¨®n del ¡°consumo colaborativo¡±. Los medios de comunicaci¨®n nos mantienen alerta sobre las quejas reiteradas de sectores que ven su status quo en entredicho. Sectores como la hoteler¨ªa o los transportes, quienes acusan a Airbnb y Uber, respectivamente, de competencia desleal y a¨²n m¨¢s, ilegal o alegal. Ca?igueral alega en su defensa que el consumo colaborativo no ha venido a destruir la sociedad de consumo tal como la conocemos sino a ampliar las opciones.
Otras empresas, en cambio, se han subido r¨¢pidamente al carro del ¡°consumo colaborativo¡±, porque lo han convertido en la en¨¦sima estrategia para ampliar su cuota de mercado. Ca?igueral lamenta la proliferaci¨®n del ¡°sharewashing¡±, que es s¨®lo puro m¨¢rketing sin que se haya producido realmente un cambio de mentalidad de fondo en la estructura empresarial.
Y, sin embargo, la econom¨ªa colaborativa no ser¨¢ adoptada masivamente sin la participaci¨®n inteligente de las grandes empresas. Seg¨²n Ca?igueral: ¡°Las m¨¢s inteligentes ya lo est¨¢n haciendo: desde fabricantes de coches que est¨¢n pasando a ser proveedores de servicios de movilidad, a cadenas de hoteles que gestionan apartamentos privados cerca del hotel a bancos que invierten en plataformas de pr¨¦stamos directos entre personas.¡± En esto se quiere centrar Ca?igueral en los pr¨®ximos a?os: en facilitar esta hibridaci¨®n y crear puentes entre el mundo tradicional y el mundo colaborativo.
¡°Alg¨²n d¨ªa miraremos atr¨¢s al siglo XX y nos preguntaremos por qu¨¦ pose¨ªamos tantas cosas.¡±
Bryan Walsh, Time Magazine
M¨¢s posts sobre consumo colaborativo en este mismo blog.
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.