El fin de los 'African big men'
Esta entrada ha sido escrita bajo el alias deAntoine Dupont. El verdadero nombre del autor no puede ser revelado por motivos de seguridad.
Blaise Compaor¨¦, depuesto presidente de Burkina Faso. Foto: Face2Face Africa.
Tras 27 a?os al frente del gobierno de Burkina Faso, una revuelta popular oblig¨® a Blaise Compaor¨¦, el pasado 31 de octubre, a buscar refugio en Costa de Marfil. Fue precisamente la complicidad del pa¨ªs vecino con el gobierno franc¨¦s lo que permiti¨® a Compaor¨¦ alcanzar el poder en 1987 tras el asesinato de Thomas Sankara, considerado por muchos como el Che Guevara africano (les recomiendo la lectura de la novela El caso Sankara, de Antonio Lozano) . La revuelta del pueblo burkin¨¦s se ha producido justo cuando su presidente pretend¨ªa forzar la situaci¨®n para poder volver a presentarse a las elecciones previstas en 2015. En estos momentos, uno de los retos de la ciudadan¨ªa burkinesa es que sea precisamente la sociedad civil -y no el ej¨¦rcito- quien lleve las riendas de la transici¨®n.
En 2012, en Senegal, el Presidente Abdoulaye Wade, de m¨¢s de 85 a?os de edad y tras 12 en el poder, logr¨® tras una rocambolesca interpretaci¨®n legal que el Tribunal Constitucional le permitiera presentarse de nuevo a las elecciones, a pesar de haber agotado ya sus dos mandatos en el poder. Tras esa decisi¨®n, el movimiento popular Y en a marre tom¨® las calles de Dakar y mostr¨® su oposici¨®n a las triqui?uelas de Wade. En la segunda vuelta de las elecciones, Macky Sall fue elegido presidente con un 65% de los votos. Wade acept¨® su derrota. La voz de la ciudadan¨ªa se hab¨ªa hecho escuchar.
Varios pa¨ªses africanos deber¨ªan tomar buena nota de lo ocurrido en ?frica Occidental.
En Burundi, las pr¨®ximas elecciones presidenciales est¨¢n previstas para 2015. Los Acuerdos de Arusha del 2000, que supusieron el final de la guerra civil, incluyeron una serie de pactos con el objetivo de satisfacer los intereses de los dos principales grupos ¨¦tnicos del pa¨ªs, hutus y tutsis. Pero el presidente Nkurunziza estar¨ªa en la actualidad barajando la posibilidad de hacer cambios constitucionales que, de realizarse, no solo le permitir¨ªan optar a un tercer mandato, sino que adem¨¢s romper¨ªan los delicados equilibrios actuales y supondr¨ªan una amenaza a la relativa estabilidad de la que ha gozado el pa¨ªs en la ¨²ltima d¨¦cada. En Burundi la cuerda est¨¢ cada vez m¨¢s tensa.
En la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, donde las elecciones est¨¢n previstas en 2016, Kabila tampoco puede, seg¨²n la constituci¨®n vigente, optar a un nuevo mandato. Sin embargo, muchos son los que dan por hecho que Kabila forzar¨¢ la modificaci¨®n de la constituci¨®n para mantenerse en el poder. Representantes del Gobierno se han esforzado en explicar que, a diferencia de lo ocurrido en Burkina Faso, Kabila no ha iniciado ning¨²n proceso de reforma constitucional y que, por tanto, las situaciones en los dos pa¨ªses no es comparable. Sin embargo, en Kinshasa la polic¨ªa ya ha dispersado varias manifestaciones populares contra el posible tercer mandato del actual presidente. En un momento en el que se teme que se produzca un nuevo episodio de violencia a gran escala en el este del pa¨ªs ¨Cun episodio m¨¢s de las consecuencias del genocidio de Ruanda de 1994 en la RDC-, si Kabila optara por perpetuarse en el poder, la violencia podr¨ªa extenderse a otras regiones del pa¨ªs.
En Ruanda, Paul Kagame controla la escena pol¨ªtica desde que en 1994 la entrada del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s en Kigali, bajo su liderazgo, pusiera fin al genocidio. Las pr¨®ximas elecciones est¨¢n previstas en 2017 y Kagame deber¨ªa modificar la constituci¨®n aprobada en 2003 si deseara presentarse de nuevo como candidato. Nadie en el pa¨ªs sabe todav¨ªa cu¨¢l ser¨¢ la decisi¨®n, pero Kagame ya ha dicho que ¡®pase lo que pase, tendr¨¢ una explicaci¨®n¡¯. En los ¨²ltimos meses se ha dado en el pa¨ªs un aumento importante de arrestos y desapariciones por supuestas causas pol¨ªticas. En las ¨²ltimas elecciones Kagame no tuvo oposici¨®n. Gan¨® con el 94% de los votos. Un documental reciente de la BBC, muy cr¨ªtico con Kagame, ha resucitado viejas tensiones.
En Uganda, Musevini volver¨¢ a ser el candidato del National Resistance Movement a las elecciones presidenciales de 2016. Para entonces, Musevini tendr¨¢ 73 a?os y habr¨¢ cumplido tres d¨¦cadas en el poder. En el a?o 2005, Musevini modific¨® la constituci¨®n para poder optar a las elecciones del 2006.
Robert Mugabe en Zimbabwe es un caso aparte. En una entrevista reciente en la BBC, un reportero le pregunt¨®: "?de verdad no cree que ha llegado la hora, despu¨¦s de 32 a?os, de decir adi¨®s al pueblo?" A lo que Mugabe respondi¨®: "?Decir adi¨®s al pueblo? ?Por qu¨¦? ?Ad¨®nde van?".
Lo acontecido en Burkina Faso trae dos avisos para navegantes:
¡¤ Los presidentes que actualmente sientan tentaciones de modificar a su antojo las constituciones vigentes en sus pa¨ªses para lograr mantenerse en el poder deben saber que la opci¨®n que millones de ciudadanas y ciudadanos han tomado en ?frica por la defensa y la mejora de la democracia ya no tiene vuelta atr¨¢s.
¡¤ Pero las ciudadanas y ciudadanos tambi¨¦n deben saber que una revuelta que logra derrocar a dictaduras con malos disfraces de democracia no es suficiente para generar el cambio deseado. Esto lo sabemos ya por las revoluciones en el mundo ¨¢rabe (v¨¦ase Egipto), pero tambi¨¦n por Burkina, donde el ej¨¦rcito est¨¢ tratando de apropiarse de la revoluci¨®n popular. Salir a calle no basta. Es necesario que la sociedad civil tenga la capacidad de articular una hoja de ruta de verdadera transici¨®n democr¨¢tica que cuente con la participaci¨®n de aquellos actores que tienen la capacidad de llevarla a cabo y sustentarla.
Jose Eduardo Dos Santos en Angola, Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial, Iddris Debby en Chad o Paul Biya en Camer¨²nsiguen aferrados todav¨ªa al poder; otros como Mubarak, Ben Ali, Gadaffi o Compaor¨¦ han ca¨ªdo. En cualquier caso, la revuelta en Burkina Faso es un paso m¨¢s en el avance hacia un cambio importante en el continente: el final de los African Big Men es ya insoslayable.
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