Los kakais pierden sus bigotes
El Estado Isl¨¢mico amenaza con la muerte a los miembros de esta religi¨®n minoritaria que tiene como rasgo distintivo el mostacho
Hassan Ahmed Peraly a¨²n no ha acudido al barbero. Su bigote, s¨ªmbolo diferenciador de los kakais, todav¨ªa no ha sucumbido a las embestidas de los radicales isl¨¢micos. ¡°Tengo muchos amigos sin bigote y para nosotros es una obligaci¨®n. La gente se lo corta desde hace a?os por miedo¡±, explica en su casa de Khanaqin, una ciudad situada al este de Irak y que est¨¢ a escasos kil¨®metros de Jalawla, tomada por el Estado Isl¨¢mico en una de sus ofensivas de verano. Durante esos d¨ªas el miedo recorri¨® la ciudad y Hassan decidi¨® alquilar un piso en la segura Erbil por si ten¨ªa que huir con su familia: ¡°No quer¨ªa estar cerca de los hombres que violan a las mujeres y venden a las ni?as¡±. A pesar de que la situaci¨®n ha mejorado tras la llegada de cientos de Peshmerga, a¨²n sigue pagando los 500 d¨®lares del alquiler porque no se f¨ªa de que los hombres liderados por Abu Baker al-Baghdadi vuelvan a golpear la vida.
Kakai, la religi¨®n oculta
La religi¨®n kakai es originaria de la frontera entre Irak e Ir¨¢n y es una de las grandes desconocidas dentro del coral mesopot¨¢mico. Revelar los secretos de su culto es visto como un deshonor y muy pocos se aventuran a hacerlo. Considerada por muchos musulmanes como posterior al Islam, los kakais afirman que su credo es preisl¨¢mico a pesar de que a su l¨ªder espiritual, Sultan Sahak, se le sit¨²a en el siglo XIV. Hamma F. Mirwaisi explica en su libro 'Volviendo a los medos: an¨¢lisis de la historia de Ir¨¢n', que los kakais provienen de la tribu sas¨¢nida Jaff y est¨¢n influidos por el Zoroastrismo. La enciclopedia mundial del patrimonio recoge que su libro santo es el Kalam-e Saranyam (Discurso de las conclusiones).
El nombre original de este grupo es yarsan, tal y como se conoce a¨²n en Ir¨¢n. Su credo se alimenta de movimientos suf¨ªes y creen en la reencarnaci¨®n del alma, algo que tambi¨¦n sucede con los alau¨ªes de Bashar al-Assad, y por eso son considerados herejes por las dos corrientes imperantes dentro del Islam: sun¨ªes y chi¨ªes. Se dice que su l¨ªder Sultan Sahak volver¨¢ a la tierra con otras caras y que, al igual que el profeta cristiano Jesucristo, naci¨® de una mujer casada pero virgen. Las ideas de Sahak se extendieron por el Kurdist¨¢n tras varios milagros. Uno de ellos cuenta que durante la construcci¨®n de un templo las ramas de madera que cubr¨ªan el techo eran demasiado cortas para taparlo: ¡°Kaka (hermano mayor, en kurdo, y de donde procede el nombre iraqu¨ª), las ramas son muy cortas¡±. Entonces, Sahak obr¨® el milagro y las ramas empezaron a crecer hasta ajustarse al templo porque hab¨ªa dicho a los kurdos: ¡°ponlas y ver¨¢s¡±.
Su templo sagrado est¨¢ en la regi¨®n iran¨ª de Hauraman y es obligatorio ir al menos una vez en la vida. El rezo suele ser semanal y se efect¨²a en las cemkhane. No poseen unas reglas tan estrictas como musulmanes y cristianos ¡ªno existe un n¨²mero de veces obligatorias para el rezo¡ª y la ceremonia es dirigida por un sheik, la casta m¨¢s importante dentro de los kakais. En ella se suceden las interpretaciones musicales y el tambur, una especie de guitarra kakai, es considerada sagrada por la importancia que tiene en los actos solemnes de esta religi¨®n.
Los kakais tienen muchos aspectos en com¨²n con los yazid¨ªes y otras corrientes con influjo suf¨ª. Se basan en un sistema de castas en el que los matrimonios s¨®lo se dan con los miembros del mismo grupo. En la cima se encuentran los sheik, considerados descendientes del l¨ªder Sultan Sahak y cuyo significado en ¨¢rabes es mayor y tambi¨¦n l¨ªder religioso. Los bao tienen la facultad de sanar y su l¨ªder es Bao Haydar. Los Mam y los Merid completan los cuatro grupos dentro de esta religi¨®n que no admite conversos y que ha sufrido durante la Historia el acoso de musulmanes chi¨ªes y sun¨ªes.
Esta minor¨ªa religiosa cuyo culto guardan con celo sus integrantes es identificada por el bigote y tanto chi¨ªes como sun¨ªes han reprimido en la ¨²ltima d¨¦cada a sus miembros. Hassan es abogado, tiene dos hijas y afirma que no ha querido ampliar su familia ¡°porque no es f¨¢cil proteger la vida de las minor¨ªas en el Irak actual¡±. Al igual que yazid¨ªes y mandeas, los kakais suelen tener una familia numerosa para garantizar la supervivencia de su etnia. Hassan, que tiene nueve hermanos, mantuvo el bigote , pero no quiso arriesgar la felicidad de su n¨²cleo familiar en un pa¨ªs que est¨¢ viviendo la segunda guerra sectaria en una d¨¦cada. Para ¨¦l, ¡°Irak se ha ido y no tiene futuro¡±.
Mientras su hija corretea por el lujoso sal¨®n recuerda que anta?o los kakais tuvieron una vida mejor. ¡°Con los sas¨¢nidas, el Imperio otomano del periodo Osman y en los a?os cincuenta del siglo XX los que no eran de nuestra religi¨®n llevaban bigote y se nos respetaba¡±. Hoy, el bigote, que tambi¨¦n lucen los turcomanos chi¨ªes, significa retar a la muerte. Ante esta situaci¨®n, muchos kakais, que se consideran kurdos, se han unido a los Peshmerga para luchar contra el Estado Isl¨¢mico. ¡°Si veo que no hay otra opci¨®n lo har¨¦ tambi¨¦n¡±, dice mientras pasa las bolas de un tesbih, el rosario musulm¨¢n, un acto sorprendente en un kakai: ¡°Lo hago porque soy muy nervioso y siempre tengo que tener algo entre las manos. Nosotros no lo usamos por religi¨®n. Si no lo tengo me toco el bigote o el pelo¡±, dice mientras degusta una variedad de frutas que, probablemente, hayan llegado desde Ir¨¢n por las crisis agr¨ªcolas que afectan a Irak desde las sanciones impuestas por la ONU en los noventa.
El n¨²mero de kakais que habitan en Irak e Ir¨¢n no est¨¢ claro. Se estima en m¨¢s de un mill¨®n en el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s y en varias decenas de miles en Irak, seg¨²n las opacas cifras de las organizaciones kakais. El secretismo de esta religi¨®n, unido al miedo a la represi¨®n, hace que muchos no reconozcan su pertenencia. El problema en la regi¨®n de Diyala, donde se encuentra Khanaqin, comenz¨® en la d¨¦cada de los setenta con la pol¨ªtica de arabizaci¨®n impulsada por Sadam Hussein. Miles de ¨¢rabes sun¨ªes llegaron a la zona bajo las d¨¢divas del s¨¢trapa. ¡°Nosotros no tenemos problemas con los ¨¢rabes originales, pero los que llegaron con Hussein nos robaron nuestras casas y nuestras tierras¡±, explica.
¡°Cuando el Estado Isl¨¢mico (IS, por sus siglas en ingl¨¦s) ech¨® a los Peshmerga de Jalawla muchos ¨¢rabes vinieron aqu¨ª y no tuvimos problemas. Pero con el paso de los d¨ªas nos dimos cuenta de que algunos apoyaban al IS. La tribu Kerowy es baathista y se ha unido a ellos¡±, apunta. Ahora la situaci¨®n en Khanaqin ha mejorado tras la llegada de los Peshmerga. Desde junio, se han dedicado a mantener la frontera kurda sin apenas atacar al IS. Las ¨®rdenes de esperar y minimizar las bajas cambiaron hace dos semanas, cuando se reiniciaron los enfrentamientos en la zona, y culminaron la semana pasada con la reconquista de Jalawla. Su l¨ªder en el frente, el coronel Mohammed Gemhor Rosim, explicaba antes del triunfo que ¡°ser¨ªa f¨¢cil tomar la ciudad, pero las bombas y los francotiradores podr¨ªan crear muchas bajas en los Peshmerga¡±.
La hija de Hassan ha vuelto a entrar en el sal¨®n. Se queda mirando la televisi¨®n y ve los combates que asuelan su pa¨ªs. Su padre afirma ser cuidadoso con su hija; no quiere que ella conozca el lado m¨¢s oscuro de la religi¨®n. ¡°Soy muy cauto y no suelo hablar del Estado Isl¨¢mico con mis hijas. Pero ellas ven lo que est¨¢ ocurriendo en la televisi¨®n y quieren hablar, por lo que no nos queda m¨¢s remedio que contar parte de lo que sucede pero de una manera m¨¢s suave. ?Contar¨ªas las violaciones, decapitaciones y dem¨¢s atrocidades a una ni?a peque?a?¡±, se pregunta mientras pasa la bola del tesbih, un acto que en ciertas partes del pa¨ªs le puede proporcionar la seguridad que le quita su bigote.
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