Desaf¨ªo a la paz

El secuestro de un general colombiano y otras dos personas el pasado domingo a manos de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) muestra hasta qu¨¦ punto es fr¨¢gil el proceso de paz para acabar con el conflicto armado m¨¢s antiguo de Latinoam¨¦rica. La decisi¨®n del presidente, Juan Manuel Santos, de suspender las negociaciones de paz que desde noviembre de 2012 manten¨ªan representantes de su Gobierno con l¨ªderes de las FARC en La Habana es la l¨®gica consecuencia de una acci¨®n por parte de la guerrilla que quiebra la confianza depositada en las conversaciones no solo por el Gobierno de Bogot¨¢ sino por la inmensa mayor¨ªa de la sociedad colombiana.

Es cierto que Gobierno y guerrilla nunca decretaron un alto el fuego bilateral durante todo este periodo. Para hacer avanzar el proceso, Santos siempre se ha guiado por esta m¨¢xima: ¡°Hacer la guerra como si no hubiera negociaciones y negociar como si no hubiera guerra¡±. Pero lo que han hecho las FARC ¡ªo una de sus facciones¡ª es retomar una pr¨¢ctica que ha supuesto una verdadera pesadilla para miles de familias colombianas y, adem¨¢s, sobre la que existe una orden expresa emitida en 2012 por la c¨²pula guerrillera de no volver a secuestrar a nadie con fines extorsivos. D¨ªas antes del secuestro del general Rub¨¦n Alzate y sus dos acompa?antes, las FARC anunciaron que ten¨ªan en sus manos a otros dos militares.

La suspensi¨®n de las negociaciones de paz pone en perspectiva la importancia de la gira europea realizada recientemente por Santos. El presidente colombiano fue atacado mezquinamente por la oposici¨®n interna con la acusaci¨®n de que las visitas a Madrid, Lisboa, Bruselas, Berl¨ªn, Par¨ªs y Londres no eran otra cosa que una especie de petici¨®n de fondos para Colombia. En realidad se trataba de solicitar el respaldo pol¨ªtico y la implicaci¨®n internacional para un hist¨®rico proceso que, como se acaba de demostrar, puede sufrir un rev¨¦s en cualquier momento.

Las FARC deben liberar inmediatamente a los militares secuestrados para permitir que los avances realizados en La Habana se plasmen en la firma de un tratado de paz. Europa, y Espa?a en particular, deben prestar todo el apoyo que solicite el Gobierno de Bogot¨¢ ¡ªque acaba de renovar la confianza de sus ciudadanos en las urnas¡ª para hacer culminar el camino de la reconciliaci¨®n en Colombia.