¡°Pocas veces soy diplom¨¢tica¡±
Rebeca Grynspan fue responsable de los proyectos de desarrollo de la ONU, para tratar de impulsar la comunidad de Iberoam¨¦rica Las cumbres de jefes de Estado no han sido un ¨¦xito en los ¨²ltimos tiempos, pero todos conf¨ªan en que esta diplom¨¢tica costarricense de enorme experiencia las recomponga Su proyecto como secretaria general iberoamericana es dar prioridad al poder de las relaciones transversales
Centrada, diplom¨¢tica, radicalmente optimista, la costarricense Rebeca Grynspan (San Jos¨¦, 1955) ha entrado en la esfera de las altas relaciones a ambos lados del Atl¨¢ntico para arreglar o ?redimensionar las cumbres de jefes de Estado desde la Secretar¨ªa General Iberoamericana. Hab¨ªan llegado a un declive preocupante. Por eso han tenido que acudir a esta pol¨ªtica de experiencia probada, mano derecha de Ban Ki-moon en la ONU, experta y combatiente en temas de igualdad, que a los 31 a?os ya era viceministra en su pa¨ªs. Socialdem¨®crata de vocaci¨®n y militancia, hija de emigrantes polacos huidos del Holocausto, Grynspan aprovech¨® las oportunidades que le daba un para¨ªso apartado en Centroam¨¦rica para labrarse un futuro mejor.
Actualmente se encuentra en pleno apogeo de las negociaciones para que la pr¨®xima cumbre de mandatarios en M¨¦xico sea un ¨¦xito. Su labor en la Secretar¨ªa Iberoamericana augura una nueva ¨¦poca.
Reci¨¦n instalada en Madrid, llegada de la ONU, habr¨¢ comprobado en Espa?a que la corrupci¨®n es un componente de la pol¨ªtica nacional relevante. ?Le ha impresionado, de entrada, el panorama? Dura, la situaci¨®n.
?Produce shock? Bueno, la verdad, al llegar debo decir que he recibido tanto apoyo de la sociedad en su conjunto y del Gobierno, por supuesto, que le tom¨¦ cari?o a Madrid y a Espa?a de inmediato. El espa?ol te acoge en su casa, y el madrile?o, quiz¨¢, m¨¢s. En Costa Rica, que somos hospitalarios, nos cuesta m¨¢s abrir nuestras puertas. Pero, claro, habiendo estado en pol¨ªtica comprendo que viven un momento dif¨ªcil.
Diplom¨¢tica, ?no? Yo, pocas veces.
Es que no era eso lo que le preguntaba. ?Le sorprende, incluso siendo una experimentada pol¨ªtica latinoamericana, llegar a Espa?a en 2014 y encontrarse con este panorama? Con toda sinceridad, he vivido dos etapas. En la primera parte vi que sal¨ªan ustedes de la crisis: las primas de riesgo hab¨ªan bajado, empezaban a crecer moderadamente. Las ¨²ltimas semanas suponen un nuevo golpe a la moral. No deja de ser dram¨¢tico escuchar a su presidente pedir disculpas.
Despu¨¦s de que el Rey tuviera el instinto de hacerlo antes, ahora quedan como devaluadas. ?No son convenientes hechos m¨¢s que palabras? Una de las cosas m¨¢s preocupantes para la democracia es asumir ciertos temas. La transparencia implica eso, estamos en la edad de la transparencia, y hay que enfatizarlo porque no siempre ha sido as¨ª en las sociedades avanzadas. Pero hay que estar preparado para asumir las consecuencias que esa deseada situaci¨®n trae consigo. La sociedad debe sentirse en condiciones de poder digerirla. No debemos extraer la conclusi¨®n de que nada sirve porque entonces llegaremos al descreimiento y a que las soluciones no valen nada. Yo he vivido creyendo que la democracia era cuesti¨®n de partidos y que la sociedad se organiza en torno a las propuestas que estos formulan, pero si nada sirve y se impone un descr¨¦dito general, pues entonces a m¨ª me parece que no se ve la salida, ?verdad? Si el castigo empieza y acaba en s¨ª mismo, no es suficiente, deben formularse otras propuestas alternativas. Tarde o temprano debe darse ese di¨¢logo constructivo para que se fortalezca la democracia.
En Iberoam¨¦rica tenemos que pasar de cumbre a comunidad¡±
?La transparencia es, pues, ese estado contrario al equivalente a la vida personal de cualquiera de nosotros, en el que hay veces que, a lo mejor, preferimos no saber la verdad? Pues s¨ª, mejor no saber a veces. La sociedad debe estar preparada para la verdad que demanda.
?Es eso la madurez democr¨¢tica? Ya es una cualidad que la opci¨®n se encamine por ah¨ª. Podr¨ªan darse otros casos menos preferibles, como la violencia, por ejemplo, o el caos. Pero es un camino duro que no debe utilizarse fr¨ªvolamente. Las instituciones y la democracia en un pa¨ªs como Espa?a pueden soportar eso de sobra, no me cabe duda. Lo que est¨¢ ocurriendo con estas instituciones viene a demostrar su capacidad de aguantar su m¨¢xima expresi¨®n y posibilidades.
Los ciudadanos parecen querer m¨¢s. Hace d¨¦cadas, exist¨ªan sectores que, ante el peligro de caos, r¨¢pidamente demandaban un orden que no necesariamente deb¨ªa emanar de las instituciones democr¨¢ticas. ?Hemos ganado mucho en ese aspecto? Definitivamente, as¨ª es. Por muy duros que sean los procesos, merece la pena ponerlos en marcha y enviar el mensaje de que hay comportamientos que, por mucho que hayan sido tolerados en el pasado, ya no se aguantan m¨¢s. No hay vacunas para la corrupci¨®n individual, pero s¨ª ante la penetraci¨®n de esta en las instituciones. Las palabras a m¨ª no me suenan vac¨ªas, pero deben ir acompa?adas de hechos para resultar cre¨ªbles. Aunque tambi¨¦n es verdad que las instituciones a menudo van por detr¨¢s, con retraso en relaci¨®n con el propio avance social. La prioridad debe ser ir de la mano en ese proceso.
Lleg¨® al cargo con unanimidad, salvo el apoyo de Nicaragua. Pero ese problema lo solvent¨® pronto. ?C¨®mo hizo para convencer a Daniel Ortega? De hecho se fue personalmente a hablar con ¨¦l. Tuvimos una conversaci¨®n fant¨¢stica. El problema es que no se les hab¨ªa consultado debidamente. Y su queja era correcta. Por eso fue respondida. De ah¨ª se deriv¨® una muy sustantiva conversaci¨®n sobre lo iberoamericano.
?Y eso, lo iberoamericano, qu¨¦ es? Pues lo que ha construido la gente, y lo digo de verdad. Porque de alguna manera muchos piensan que es un invento pol¨ªtico, y no. Han sido, antes que los presidentes en las cumbres, las migraciones, las empresas, la lengua, la familiaridad, las complicidades que se han dado a lo largo de cinco siglos. Las cumbres son una expresi¨®n pol¨ªtica de esa realidad, de ese espacio, y deben responder a una necesidad.
?No hablamos tambi¨¦n de una cuesti¨®n de lenguaje? ?Hay tensiones entre aquellas sociedades que mayoritariamente utilizan otros conceptos como Latinoam¨¦rica? Pareciera que Iberoam¨¦rica se pronuncia con una clara intenci¨®n pol¨ªtica, pero s¨®lo de una parte, la europea. ?Qu¨¦ diferencia hay? Lo latinoamericano es m¨¢s geogr¨¢fico y ha desarrollado una identidad que no incluye a Espa?a ni a Portugal, ni a Andorra. Quiz¨¢ ah¨ª podamos iniciar un di¨¢logo. Yo me siento muy latinoamericana y a la vez iberoamericana, pero percibo que son cosas distintas. Ambas se incluyen y no se excluyen, pero no son lo mismo. En t¨¦rminos pol¨ªticos, por ejemplo, hemos pasado de ser cumbre a conferencia y ahora toca pasar a ser comunidad. Pa¨ªses que interact¨²an todos entre s¨ª.
?Una pura expresi¨®n de la globalidad? ?Con una voz iberoamericana bien trabada? As¨ª es, s¨ª, s¨ª. Una de las lecturas que m¨¢s me ha influido sobre este asunto es la de Amartya Sen en su obra Identidad y violencia: la ilusi¨®n del destino, creador del concepto ¡°desarrollo humano¡±. Es una de las grandes ideas del siglo para m¨ª, que vengo de trabajar en Naciones Unidas. En ese libro ¨¦l habla de trabar la idea de un capital social que no divida, que no excluya. Necesitamos ra¨ªz, identidad, pertenencia, pero lo ideal es integrar en ese aspecto. Lo iberoamericano deber¨ªa permitirnos eso. De partida somos comunidades que integran lo europeo con lo ind¨ªgena o lo afrodescendiente. Aunque esa es la gran pregunta de nuestros d¨ªas.
Perd¨ª a mis abuelos en el Holocausto, mis padres huyeron¡±
Considerando sus ra¨ªces jud¨ªas, qu¨¦ gran papel jugar¨ªa usted ahora como dirigente en Israel, se me ocurre, con ese discurso. Con esta concepci¨®n, no s¨®lo en Oriente Pr¨®ximo, se arreglar¨ªan problemas en varias partes del mundo. Las civilizaciones nunca pueden dar por sentado que el progreso es destino. No es as¨ª. Existe la involuci¨®n, el regreso a cosas que cre¨ªamos superadas.
Y no es el caso de pa¨ªses emergentes. Mire Europa, Francia, Grecia, Hungr¨ªa, Reino Unido¡ Cuando vemos un aumento de cr¨ªmenes por odio, de xenofobia o por conflicto de identidades, personalmente me preocupa mucho. No cuidar los valores fundamentales pone en riesgo la democracia. Am¨¦rica Latina lo sabe bien. Todo esto hay que mimarlo.
Para alguien que desciende de jud¨ªos polacos, ?c¨®mo articula una voz, una forma de vida, en un lugar tan ajeno a su identidad como Costa Rica? Yo perd¨ª a mis abuelos maternos en el Holocausto. Pero he vivido la consecuencia de nuestro drama con agradecimiento. En mi familia fui la primera generaci¨®n nacida en Costa Rica. Mis padres emigraron. Nacieron en Polonia y pasaron la guerra en Rusia; despu¨¦s salieron a Israel y luego a Costa Rica.
?C¨®mo pesaba el pasado en su casa? De mis padres aprend¨ª la fuerza de ser capaces de rehacer su vida. Mi madre, jovencita, escap¨® con sus hermanos y dej¨® a sus padres atr¨¢s. Uno dir¨ªa que iba a ser una persona se?alada por el infortunio. Pues no, al contrario, lo que la defin¨ªa era el optimismo y la regeneraci¨®n del ser humano. A pesar de haber vivido todo eso en su juventud, porque naci¨® en 1922. Pas¨® la mayor parte de la guerra en Siberia, mientras que mi padre escap¨® con toda la familia a Rusia. All¨ª se salvan. Los hermanos protegieron a los padres.
Qu¨¦ maravilla imaginar ese gen viajero, de Polonia a Siberia y luego a Costa Rica. ?C¨®mo siente dentro ese misterio? Bueno, es la vida, la b¨²squeda de la felicidad, la reconstrucci¨®n misma, y acabar en un lugar que les permiti¨® reinventarse. Ellos se conocieron en Chipre, van a Oriente Pr¨®ximo y de ah¨ª a Costa Rica. Dice mucho de mi pa¨ªs que, en esas condiciones, la siguiente generaci¨®n, la m¨ªa, no s¨®lo tuviera oportunidades de mejora social, sino que, en mi caso, llegara a vicepresidenta de la Rep¨²blica. Habla mucho de mi pa¨ªs y para bien: de esa capacidad de integrar lo diferente, no s¨®lo por tolerancia. La tolerancia no es suficiente. Yo aspiro a m¨¢s. Al reconocimiento del otro en su valor. La sociedad costarricense ha demostrado eso. Se ha tomado en serio los valores de la democracia y de la convivencia pac¨ªfica.
Ya, pero el suyo es un pa¨ªs raro en su entorno. Una excepci¨®n latinoamericana. Hoy somos una regi¨®n de paz.
Todos los dem¨¢s pa¨ªses con su ej¨¦rcito, excepto el suyo, toda una rareza. Un diminuto para¨ªso que puede proyectar, eso s¨ª, luz. Bueno, vemos en varios pa¨ªses que, para bien, estos valores de mi pueblo se van normalizando. Los dem¨¢s tienen ej¨¦rcitos, cierto, pero todos los conflictos fronterizos se est¨¢n resolviendo en las instancias internacionales. No es un dato menor. Am¨¦rica Latina es ahora una regi¨®n m¨¢s pac¨ªfica que entra en debates de desarrollo, no para ser perfectos, pero s¨ª mejores. Es la ¨²nica regi¨®n del mundo en la que no s¨®lo ha bajado la pobreza, sino tambi¨¦n la desigualdad, sin olvidar que somos tambi¨¦n una de las m¨¢s afectadas por la iniquidad. No echemos las campanas al vuelo. Pero creo que nos planteamos los problemas en su justa dimensi¨®n, por ahora y teniendo en cuenta que somos una zona muy heterog¨¦nea y muy plural.
Y de las sombras, ?qu¨¦ me dice? Quiz¨¢ la que m¨¢s preocupe en nuestros pa¨ªses es la inseguridad ciudadana. Hay que trabajar mucho al respecto, no s¨®lo en la prevenci¨®n, sino en una penetraci¨®n de las instituciones decidida. Nosotros vamos a trabajar desde la secretar¨ªa con la juventud en ese aspecto. En la formaci¨®n, sobre todo.
Rebeca Grynspan
Naci¨® en San Jos¨¦ de Costa Rica en 1955. Se form¨® como economista en su pa¨ªs y en la Universidad de Sussex (Reino Unido). Hija de descendientes jud¨ªos polacos huidos del Holocausto, Grynspan desarrollo su vocaci¨®n pol¨ªtica en el Partido de Liberaci¨®n Nacional, de tendencia socialdem¨®crata, y lleg¨® a ocupar varios puestos en el Gobierno del Estado centroamericano. En 2006 entr¨® en la ONU para los programas de desarrollo en el Caribe y Am¨¦rica Latina, con sede en M¨¦xico, y de ah¨ª dio el salto a Nueva York para ocuparse de esos mismos programas en todo el mundo, ya a la vera de Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas. Desde abril ocupa el puesto de secretaria general iberoamericana, con sede en Madrid.
Hablan ustedes de programas Erasmus para Iberoam¨¦rica. Pero ?no ser¨ªa deseable que estos no se redujeran a un flujo de aquella parte hacia Europa, sino que fuera mutuo? ?No cree que los j¨®venes europeos tienen mucho que aprender all¨ª? Obvio, espero que as¨ª sea. Pero no hay que olvidar que el desequilibrio se da m¨¢s de aquella parte: el 70% de los estudiantes universitarios latinoamericanos son la primera generaci¨®n que accede a ese nivel de formaci¨®n.
?Ese dato nos puede demostrar que en un futuro se dar¨¢ una expansi¨®n o ampliaci¨®n de las ¨¦lites? Claramente¡ Y que aumenta la movilidad social y explica lo que ha ocurrido en los ¨²ltimos 15 a?os en la regi¨®n.
?C¨®mo ven desde Am¨¦rica Latina, en algunos de cuyos pa¨ªses, como Colombia, por ejemplo, han entendido que la apuesta por la educaci¨®n es primordial, el dram¨¢tico recorte que se da en ese ¨¢mbito en pa¨ªses como Espa?a? Voy a ser pol¨ªticamente correcta¡
Abst¨¦ngase. Yo, que vengo de un pa¨ªs donde el m¨¢ximo esfuerzo que se ha hecho es en educaci¨®n, creo que es crucial. Pero tambi¨¦n he sido ministra de Hacienda en momentos dif¨ªciles y debe existir una responsabilidad de las instituciones educativas para usar los recursos de la sociedad de la mejor manera posible. Ninguna de las dos partes es trivial. Creo profundamente en la inversi¨®n educativa, pero la otra parte debe saber que no sale gratis.
Una cosa es otorgar los recursos y pedir responsabilidad en su administraci¨®n y otra arrebatarlos. Ese es el problema. O con asuntos como el espa?ol, se les llena la boca a las autoridades hablando de su importancia, pero luego aparece la tijera y le quitan el 45% al Instituto Cervantes. ?C¨®mo se explica? No debo entrar al tema en particular, pero el asunto de la discusi¨®n de las prioridades es uno de los m¨¢s importantes de la democracia. Debe ser discutido por la sociedad. Pero nadie puede decir que lo suyo es lo prioritario porque entonces se eliminan estas en s¨ª, se relativizan.
?Podemos convenir, como base, que la educaci¨®n es prioritaria, como hacen en varios pa¨ªses latinoamericanos o como ha hecho Francia en un contexto de crisis, por ejemplo? Desde luego. Pero la discusi¨®n de esas prioridades es lo que divide y diferencia a partidos y ciudadanos, es cuesti¨®n de ponerse de acuerdo.
?Existe una relaci¨®n sim¨¦trica entre Iberia y Am¨¦rica? He llegado para que se produzca. En el flujo de inversiones, pero tambi¨¦n en las decisiones pol¨ªticas. Para eso debemos ser comunidad.
Ah¨ª van a tener que trabajar a fondo. Las ¨²ltimas reuniones han sido un desastre lleno de deserciones. ?Su prioridad es que vayan todos? La de C¨¢diz no. Fueron 18 presidentes de 22. Yo espero ser bien atendida y debo decir que el entusiasmo y compromiso con que M¨¦xico ha tomado la organizaci¨®n de la pr¨®xima me da grandes esperanzas. De ahora en adelante ser¨¢n reuniones bianuales, lo cual es m¨¢s positivo.
?Mejor porque as¨ª el sonrojo de sillas vac¨ªas s¨®lo se producir¨¢ cada dos a?os? No, no, porque nos permite una pausa. Y espacio para otro ¨¢mbito como la cumbre Uni¨®n Europea y Am¨¦rica Latina. La frecuencia tambi¨¦n influye en la ausencia de algunos dirigentes.
?Cuesti¨®n de prioridades¡? ?O esas ?ausencias son toda una declaraci¨®n pol¨ªtica? No creo que eso se pueda descartar. Pero en mi recorrido por la regi¨®n veo que existe aprecio por este espacio y por los temas que se debaten en ¨¦l. Sobre todo en lo cultural, se han convertido en una columna vertebral de iniciativas en ese campo.
?Hasta qu¨¦ punto el incidente entre Hugo Ch¨¢vez y el rey Juan Carlos del ¡°por qu¨¦ no te callas¡± afect¨® a su imagen? Venezuela volvi¨® a las cumbres despu¨¦s. No digo que no hayan existido tensiones, no vamos a ser tan ingenuos. Pero en el presente no veo a ning¨²n dirigente interesado en romper nada.
No se f¨ªe, porque el golpe de efecto lo dejan para el d¨ªa antes. En lo pol¨ªtico vamos bien. No me atrevo a dar un n¨²mero, la prioridad es que vayan todos, pero, como digo, el pan se puede quemar a la salida del horno, as¨ª que no demos nada por sentado hasta que pase.
?Qui¨¦n parece el m¨¢s reacio? La verdad, ninguno. Me reun¨ª ya con todos los cancilleres, y entre los presidentes, a¨²n no lo he hecho con Cristina Fern¨¢ndez y Dilma Rousseff. Tampoco he ido a Venezuela todav¨ªa.
?Cuba tambi¨¦n? S¨ª, s¨ª. Y fue muy constructivo para tratar de abordar en positivo los asuntos que queremos plantear.
Fue viceministra con 31 a?os, ?y militante mucho antes? Mi historia con el Partido de Liberaci¨®n Nacional viene de lejos. Se encuentra en el espectro socialdem¨®crata.
?De ah¨ª no se ha bajado? ?Sigue en la socialdemocracia? As¨ª es. De pura cepa. Lo que la experiencia me ha dado es huir de las dicotom¨ªas falsas. Rechazo las diferencias entre el Estado y el mercado, entre la sociedad civil y el Gobierno. Creo en la acci¨®n de ambos. Una dicotom¨ªa entre pobreza y desigualdad: hay que combatir ambas. No me gustan los extremos.
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