Una impresora 3D hecha de basura
En WoeLab, un laboratorio de Togo, j¨®venes sin formaci¨®n utilizan desechos electr¨®nicos para construir objetos de alta tecn¨®logia
En Lom¨¦, la capital de Togo, Afate Gnikou, un joven sin formaci¨®n t¨¦cnica, ha construido una impresora 3D con material de desecho. Ese es el titular de la noticia que nos requiere que la leamos, la puerta que nos invita a que la abramos. Al otro lado, m¨¢s all¨¢ del titular nos encontramos con que no ha sido casualidad, con que la de Afate no es una experiencia aislada, con que no estaba s¨®lo en este proyecto que ha resultado el m¨¢s exitoso o, al menos, el que m¨¢s proyecci¨®n ha conseguido y con que era necesario que el joven tuviese el entorno adecuado. La W.Afate, esa impresora 3D artesanal que sorprende y fascina en las ferias y los encuentros tecnol¨®gicos de todo el mundo se ha convertido en la carta de presentaci¨®n de WoeLab, ese entorno en el que el joven ha podido desarrollar su creatividad y su habilidad.
Explicar qu¨¦ es WoeLab es otro reto. En primer lugar es una idea deliciosamente descabellada. Una afortunada locura que mezcla compromiso social, urbanismo, tecnolog¨ªa, bricolaje, inteligencia colectiva y trabajo colaborativo, entre otros ingredientes. Todo un conjunto de neologismos prestados del ingl¨¦s aportan diferentes matices, es un fablab, pero tambi¨¦n un hacker space y adem¨¢s tiene mucho de maker space y algunas cosas de espacio de coworking... Por simplificar, es un lugar en el que se investiga, se experimenta y se construye tecnolog¨ªa, pero a pie de calle. En resumen, es un lugar en el que, por ejemplo, se ense?a a construir un ordenador con un bid¨®n de pl¨¢stico como carcasa y materiales de desecho. Si a eso le sumamos la voluntad de transformaci¨®n de la ciudad, el WoeLab se convierte en una especie de rep¨²blica independiente de los manitas inquietos que pretende extender sus tent¨¢culos para construir una ciudad m¨¢s amable.
Un proyecto como ¨¦ste s¨®lo es imaginable en una mente como la de S¨¦nam¨¦ Koffi Agbodjinou, un joven togol¨¦s con una tremenda capacidad para poner en relaci¨®n ¨¢mbitos del conocimiento diversos y para sacar resultados de esas extra?as combinaciones. ?l mismo es un ejemplo: de formaci¨®n arquitecto y antrop¨®logo metido de buenas a primeras a innovador tecnol¨®gico. S¨¦name primero uni¨® sus dos ¨¢mbitos de estudios, la arquitectura y la antropolog¨ªa, para imaginar una ciudad inspirada en el saber hacer tradicional. Considera que una ciudad ser¨¢ m¨¢s sostenible y m¨¢s amable en la medida en la que adopte algunas de las caracter¨ªsticas de un pueblo. Despu¨¦s descubri¨® que muchos espacios de trabajo colaborativo vinculados a la innovaci¨®n teconol¨®gica ya ten¨ªan las caracter¨ªsticas que estaba buscando. ¡°En los fablab o en los hackerspace est¨¢ el esp¨ªritu del pueblo, personas de ¨¢mbitos diferentes ponen en com¨²n lo que saben para conseguir una soluci¨®n para todos¡±, comenta S¨¦nam¨¦ Koffi Agbodjinou.
Y finalmente pens¨® en un espacio que fuese diseminador de ese esp¨ªritu, que se instalase en un barrio y pudiese atraer la actividad y el saber del vecindario, para despu¨¦s devolv¨¦rselo en forma de proyectos transformadores y que, como por esporas el modelo se extendiese hasta cubrir la ciudad completa. Es el proyecto HubCit¨¦ que desarrolla a partir de su dimensi¨®n de arquitecto en la organizaci¨®n L¡¯Africaine d¡¯Architecture. De momento, esa idea est¨¢ en una fase muy inicial y el resultado tangible es WoeLab, que ech¨® a andar hace dos a?os.
¡°WoeLab es uno de los pocos espacios en los que un costurero puede formar parte de un equipo junto a un ingeniero, en que tambi¨¦n participe un vendedor de pescado o de zumos y que construyan algo aportando cada uno sus conocimientos. Eso no es teor¨ªa, eso es lo que est¨¢ pasando en WoeLab¡±, explica satisfecho S¨¦name.
En la actualidad, esta comunidad est¨¢ formada por entre 25 y 30 miembros, con una media de edad de menos de 19 a?os. Uno de los principales motivos de satisfacci¨®n de su impulsor es que un 30% de esos miembros son mujeres. ¡°Nos alegra, porque es m¨¢s complicado acercar a las chicas hasta la tecnolog¨ªa¡±, confiesa el arquitecto togol¨¦s.
Koffi S¨¦nam¨¦ Agbodjinou cree que el reciclaje y el trabajo con pocos medios est¨¢ en la tradici¨®n del continente
Para idear WoeLab, S¨¦nam¨¦ Koffi Agbodjinou se bas¨® en experiencias de otras comunidades de makers (constructores), algunas en Europa y otras en diferentes lugares del continente africano. Sin embargo, para ¨¦l el proyecto tiene ADN africano. Y eso se debe a que S¨¦nam¨¦ observ¨® fuera, pero descubri¨® que esos modelos coincid¨ªan con lo que le quedaba m¨¢s cerca. ¡°Descubr¨ª una similitud entre las comunidades de hackers y la sociedad tradicional africana, porque funcionan como un peque?o pueblo, que suple la ausencia de arquitectos y urbanistas con el conocimiento directo del terreno y de los miembros y con unas habilidades que se complementan¡±, explica el arquitecto. Pero adem¨¢s, echando mano de sus conocimientos antropol¨®gicos, S¨¦nam¨¦ asegura: ¡°La forma en la que trabajan los hackers me ha recordado a los constructores tamberma del norte de Togo, por lo que se refiere a la econom¨ªa de medios y al deber de restituci¨®n, es una especie de open source espiritual. Es cierto que miramos a los proyectos de otros lugares pero los adaptamos a nuestras posibilidades usando los recursos que tenemos a mano y simplificando los procesos, en esto es en lo que nos parecemos a la forma de trabajo vernacular de los tamberma, valoramos el saber hacer local y usamos materiales accesible¡±.
Curiosamente, uno de los recursos con los que cuentan los manitas inform¨¢ticos togoleses es la basura. Concretamente, la electr¨®nica, que podr¨ªa convertirse en una plaga para el continente y que ellos intentan convertir en una oportunidad. ¡°El problema est¨¢ ah¨ª y nosotros intentamos buscar una soluci¨®n, estamos obligados a hacer simple con recursos modestos¡±. Pero no pretenden mitificar la iniciativa. ¡°La ecolog¨ªa no es la filosof¨ªa que nos mueve, pero lo cierto es que es una consecuencia¡±, reconoce S¨¦nam¨¦.
El impulsor de WoeLab destaca las caracter¨ªsticas africanas del movimiento maker y do it yourself (hazlo t¨² mismo): ¡°No supone una agresi¨®n para nosotros porque el reciclaje est¨¢ en nuestra cultura, aqu¨ª todo el mundo trata de arreglar las cosas antes de tirarlas. Y, por otro lado, en el movimiento maker todo tiene un car¨¢cter informal y en nuestras sociedades lo informal est¨¢ en todo¡±. Esa idea de optimizar los recursos, de ser capaces de sacarle el m¨¢ximo partido a la escasez de medios y de construir una tecnolog¨ªa al alcance de todo el mundo es lo que llaman LowHighTech. Puede parecer un concepto contradictorio, pero es el contrapunto de tecnolog¨ªa modesta y pr¨¢ctica, a una tecnolog¨ªa de dise?o, de ¨¦lite y de apariencias.
La filosof¨ªa del espacio se apoya en el potencial creativo de los j¨®venes del entorno m¨¢s pr¨®ximo y por ello una buena parte de su labor consiste en acercarles la tecnol¨®gica. La W.Afate ha llegado hasta algunos colegios de Lom¨¦. ¡°El a?o pasado hicimos clases de dise?o 3D para ni?os de 13 y 14 a?os. Y este a?o son ellos los que dan las clases a sus compa?eros. Aprenden muy r¨¢pido¡±, comenta S¨¦nam¨¦. En la misma l¨ªnea, la impresora 3D se est¨¢ implantando en siete cibercaf¨¦s del barrio, con la intenci¨®n de que los clientes se familiaricen con ella. Por otro lado, los talleres del Jerry Clan, un proyecto importado de Francia y en los que construyen ordenadores en bidones de pl¨¢stico, se han exportado a otros pa¨ªses como Ghana, Benin o Senegal. ¡°Nos sirven para crear comunidad, para desmitificar la tecnolog¨ªa y llegar a las chicas, por ejemplo¡±, explica el impulsor, cuya obsesi¨®n recurrente es la ¡°democratizaci¨®n de la tecnolog¨ªa¡±.
La innovaci¨®n tecnol¨®gica se convierte en una forma de vida para estos j¨®venes que ¡°trastean¡± en las instalaciones de WoeLab. En agosto de 2013 el gobierno togol¨¦s lanz¨® un programa de fomento de la emprendedur¨ªa juvenil. El fablab albergaba tres de las diez empresas que las autoridades seleccionaron para dar impulso. ¡°Los j¨®venes africanos ya no tienen excusa¡±, advierte Koffi S¨¦nam¨¦, ¡°si tienes un buen proyecto te resulta m¨¢s f¨¢cil acceder a financiaci¨®n procedente de cualquier lugar del mundo. Tienes acceso a experiencias en otros pa¨ªses y puedes compartir recursos con las comunidades del movimiento open source¡±.
Igualmente, esta energ¨ªa creativa est¨¢ comenzando a dar sus frutos en el cambio de imagen del continente y las experiencias de los impulsores de la W.Afate son una buena muestra. Han visitado ferias y convenciones relacionadas con la tecnolog¨ªa por todo el mundo, desde Nueva York a Par¨ªs pasando por Bamako, y han recibido premios, uno de los m¨¢s recientes, en julio en Barcelona, durante el encuentro Fab10 Barcelona. ¡°Al principio, en las convenciones, nos daba verg¨¹enza ense?ar la W.Afate porque no es m¨¢s que un mont¨®n de desperdicios, pero cuando la montamos, incluso gente de grandes empresas dicen ¡®Uou¡¯ y sentimos el respeto¡±, cuenta S¨¦nam¨¦. Ese respeto ayuda a alimentar la autoestima y es bueno para lo que este innovador llama ¡°capital confianza¡±. Es decir, que los j¨®venes sean conscientes de lo que son capaces de hacer.
S¨¦nam¨¦ Koffi Agbodjinou no esconde que debajo de la experiencia de WoeLab hay una voluntad de transformaci¨®n social. ¡°El intento es ayudar a aumentar el nivel, en general. El pretexto es la tecnolog¨ªa y el urbanismo. Pero en realidad se trata de que la comunidad tenga las herramientas a su disposici¨®n para que despu¨¦s las aplique en el ¨¢mbito que le sean m¨¢s ¨²tiles¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.