La lacra universal
La violencia de g¨¦nero no entiende de fronteras. Pero hay pa¨ªses donde es especialmente peligroso ser mujer, como Guatemala, donde cada d¨ªa son asesinadas dos
La violencia contra la mujer es universal. En ning¨²n lugar del mundo ellas est¨¢n a salvo de sufrir agresiones, golpes, violaciones o ser asesinadas por el simple hecho de ser mujeres. Aunque algunos puntos cardinales son m¨¢s peligrosos que otros. Guatemala es paradigma de los primeros. Cada d¨ªa, dos mujeres son asesinadas. En 2013, 758 murieron de manera violenta.
El Estado guatemalteco asegura que de ellas, el 60% son homicidios o asesinatos que nada tienen que ver con el g¨¦nero ni con el contexto de "relaciones desiguales de poder", seg¨²n su definici¨®n legal de femicidio, el t¨¦rmino que se utiliza all¨ª para los cr¨ªmenes de este tipo. As¨ª, el Gobierno contabiliz¨® que solo 300 de aquellas a las que les fue arrebatada la vida fueron v¨ªctimas del machismo. Las organizaciones feministas del pa¨ªs defienden, sin embargo, que la mayor¨ªa lo son y que incluso la cifra de fallecidas por esta causa podr¨ªa ser muy superior dado que hay muertes que nadie conoce. Una falta de datos de la que adolecen la mayor¨ªa de pa¨ªses de la regi¨®n que comparten elevadas cifras de discriminaci¨®n y violencia de g¨¦nero.
"La mayor¨ªa de asesinatos son perpetrados por las parejas o por sicarios contratados por estas. Incluso se paga a hombres para que violen a mujeres y amedrentarlas o por venganza familiar", asegura Ang¨¦lica Valenzuela, directora del Centro de Investigaci¨®n, Capacitaci¨®n y Apoyo a la Mujer de Guatemala (Cicam). Basa su afirmaci¨®n en la experiencia de su trabajo diario, pero no hay datos oficiales precisos, se queja. "El 98% de los casos que llegan a los tribunales no se investigan", denuncia la experta. "Solo el 2% se resuelve con una sentencia. Y de ellos, el 35% son absolutorias". Por eso, organismos como el Observatorio de Igualdad de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y Caribe (Cepal) apenas contabiliza, en su ¨²ltimo informe de noviembre de 2014, 17 mujeres probadamente asesinadas por sus parejas o ex parejas ¨ªntimas en ese pa¨ªs en 2013.
Con todo, Guatemala es uno de los 11 pa¨ªses de la regi¨®n que han tipificado el femicidio en su legislaci¨®n. Lo hizo en 2008, cuando se aprob¨® la Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer. Desde entonces, el n¨²mero de v¨ªctimas no ha dejado de aumentar cada a?o. En 2013 se produjeron el triple de asesinatos machistas, 300 seg¨²n la definici¨®n oficial, que cinco a?os antes (109). La portavoz (as¨ª pide que se le mencione) de la Secretar¨ªa de Estado de la Mujer (Seprem) del Gobierno guatemalteco sostiene que este incremento de muertes se debe a la propia existencia de la nueva norma. "Se asume que a ra¨ªz de la ley y la instalaci¨®n de mecanismos de atenci¨®n, la ciudadan¨ªa, y sobre todo la mujer, est¨¢ ejerciendo su derecho a denunciar y solicita asistencia, seguimiento, investigaci¨®n, conclusi¨®n y resarcimiento", se?ala.
Esto explicar¨ªa un incremento de las denuncias, pero no as¨ª el de las v¨ªctimas. ?Por qu¨¦, aun existiendo una ley para evitar y castigar los asesinatos, estos no dejan de aumentar? "Hay odio hacia las mujeres. Es por la desigualdad de poder. ?l es el propietario y ella pertenece", considera Valenzuela. Y ese odio del que habla es creciente. "Se ve en el mayor ensa?amiento en los asesinatos. En 2013, 11 v¨ªctimas aparecieron cercenadas y desmembradas. Tambi¨¦n dejan mensajes en los cuerpos desnudos", detalla indignada durante una visita en Espa?a para denunciar la violencia que sufre la poblaci¨®n femenina en su pa¨ªs.
El 70% de las mujeres del mundo sufre alg¨²n tipo de violencia a lo largo de su vida, seg¨²n la ONU
Para frenar esta sangr¨ªa con nombre de mujer, no vale solo con las leyes. As¨ª lo cree Rebeca Grynspan, al frente de la Secretar¨ªa General Iberoamericana. "Hay que cambiar la sociedad, porque detr¨¢s de esta realidad est¨¢ la discriminaci¨®n. No es solo una cuesti¨®n judicial", afirmaba en un encuentro en Madrid sobre femicidios en Am¨¦rica Latina el pasado octubre.
El Seprem guatemalteco comparte esa visi¨®n. "La violencia y asesinatos de g¨¦nero son los aspectos m¨¢s evidentes del machismo y el sistema patriarcal en el cual ha evolucionado la sociedad de Guatemala. Solo cambiando los patrones de pensamiento y conducta de las nuevas generaciones se lograr¨¢ erradicar este fen¨®meno y que las mujeres puedan desarrollarse plenamente gozando del respeto de sus derechos", afirman fuentes de este organismo, que aseguram que en esa l¨ªnea est¨¢ trabajando la administraci¨®n.
En este sentido, Dora Amalia Taracena, feminista y psic¨®loga guatemalteca, coordinadora de la asociaci¨®n Convergencia C¨ªvico Pol¨ªtica de Mujeres, cree que el avance en el ¨¢mbito legislativo no est¨¢ dotado con los recursos ni el personal necesarios para la adecuada implementaci¨®n de la ley. Y a?ade: "Un problema que observamos es que las personas que trabajan en la prevenci¨®n y atenci¨®n, tambi¨¦n est¨¢n permeadas por la cultura de la aceptaci¨®n de la violencia hacia las mujeres. La misoginia es hist¨®rica".
"No veo que el Estado est¨¦ preocupado por la prevenci¨®n", apostilla Valenzuela. La primera medida, en su opini¨®n, ser¨ªa fomentar la educaci¨®n en valores de igualdad. No solo en la escuela, apunta. "En las series de televisi¨®n y los medios de comunicaci¨®n, tambi¨¦n. En las novelas, por ejemplo, vemos que se refuerzan los estereotipos de mujeres traidoras y que enga?an, a las que en definitiva est¨¢ justificado castigar", arguye. "Nuestra tarea para cambiar esa visi¨®n, para eliminar la discriminaci¨®n, es tit¨¢nica porque estamos intentando cambiar el mundo". Esta no es una afirmaci¨®n exagerada si se tiene en cuenta que, seg¨²n datos de Naciones Unidas, el 70% de la poblaci¨®n femenina mundial experimenta violencia en el transcurso su vida.
"Despu¨¦s, tiene que haber sanciones para los criminales porque si no se traslada la idea de que matar a una mujer es gratis". Valenzuela vuelve al tema judicial. Tampoco en esta asignatura est¨¢ muy aplicado el Gobierno, alerta. "Ahora, hay juzgados, oficinas p¨²blicas y cl¨ªnicas especializadas. Pero solo hay diez fiscal¨ªas de la mujer. No tienen capacidad de respuesta si tenemos en cuenta que solo entre enero de 2013 y junio de 2014 hubo 93.000 denuncias por violencia de g¨¦nero", detalla.
Desde las organizaciones de mujeres como la que coordina Taracena, se hace un monitoreo de la atenci¨®n a las mujeres para detectar carencias y presionar para que se cumplan los compromisos. "Los avances son muy lentos", lamenta la experta. Y la lucha es contrarreloj, pues cada d¨ªa que pasa, dos mujeres m¨¢s son asesinadas en Guatemala.
La triple discriminaci¨®n de las mujeres ind¨ªgenas
En Guatemala, como en la mayor¨ªa de pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, hay un grupo de mujeres m¨¢s vulnerables que el resto. Son las ind¨ªgenas. Para ellas, el acceso a la justicia en caso de ser v¨ªctimas es a¨²n m¨¢s limitado.
"Sufrimos una triple violencia: la machista, la de siglos de pol¨ªticas contra los ind¨ªgenas y la indefensi¨®n ante la justicia cuando se dan abusos", se?ala Mar¨ªa Morales, defensora de los derechos de las mujeres mayas. Ella, que asegura no haber sufrido la primera de las tres, s¨ª ha experimentado las otras dos. Llora al recordar los intentos de secuestro sufridos y los abusos hist¨®ricos que padece su comunidad. Subraya, mientras se seca las l¨¢grimas en una cafeter¨ªa de Madrid, que las mujeres de las 22 etnias ind¨ªgenas del pa¨ªs, el 41% del total de la poblaci¨®n femenina, se convierten en el campo de batalla de agresiones para amedrentar a su pueblo.
Respecto a la violencia de g¨¦nero, Edna Cal¨ª, ind¨ªgena miembro de la Asociaci¨®n Mujer Tejedora del Desarrollo (Amuted), afirma que en la comunidad maya hay violencia f¨ªsica, psicol¨®gica y econ¨®mica "como en el resto de la poblaci¨®n". "No tenemos datos de asesinatos machistas en nuestra comunidad, pues las estad¨ªsticas no distinguen a las v¨ªctimas ind¨ªgenas, lo que no quiere decir que no existan", abunda.
Aunque el problema es com¨²n, la prevenci¨®n y el castigo de la violencia de g¨¦nero en la comunidad ind¨ªgena tienen peculiaridades, dice la experta, que el Estado no atiende. "En la cultura maya no creen en la sanci¨®n, sino en la reparaci¨®n. No creen la justicia oficial", explica. Cuando acuden a ella, adem¨¢s, sufren discriminaci¨®n por parte de las autoridades por ser ind¨ªgenas y no cuentan, entre otras cuestiones, con funcionarios, abogados o jueces que hablen y entiendan sus lenguas.
La prevenci¨®n de la violencia machista tampoco es f¨¢cil, se?ala Cal¨ª. Y pone un ejemplo: "Tuvimos una experiencia para impartir talleres y sensibilizar. Nos entrevistamos con las autoridades comunitarias y al principio rechazaron cualquier tipo de intervenci¨®n. Los m¨¢s mayores consideraban que nuestras ense?anzas no les afectaban porque ya eran hombres formados y no iban a cambiar. Finalmente, tras largas conversaciones, aceptaron que trabaj¨¢ramos con los ni?os".
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