Marcelo Burlon, el hombre hecho marca
Su se?a de identidad, los estampados tribales de Argentina. El dise?ador basado en Mil¨¢n, que empez¨® como relaciones p¨²blicas, mueve hoy 18 millones de euros al a?o
"De repente¡ Luz¡±. Marcelo Burlon choca los codos para mostrar el anverso de sus antebrazos. El gesto tiene algo de adem¨¢n abracadabrante con el que hace aparecer la frase, una sentencia de ecos budistas grabada en tinta a leer como declaraci¨®n de principios. Se la tatu¨® el cantautor posmoderno Devendra Banhart en el verano de 2011, el zumbido de la aguja acompasado por el lamento de Chet Baker: ¡°Me enamoro con demasiada facilidad, me enamoro demasiado r¨¢pido¡± (pueden verlo en YouTube tecleando ¡°Devendra tatooing me in LA¡±, minitutorial en v¨ªdeo que conviene no repetir en casa). ¡°Quiere decir que, en alg¨²n momento, todo lo que haces cobra sentido. Yo nunca he planeado nada en mi vida, siempre he actuado de forma natural. Es cuesti¨®n de tener los chacras abiertos para que todo fluya en el instante exacto¡±, revela el ¨²ltimo iluminado de la moda.
De repente, Marcelo Burlon. El nombre que hay que conocer, la etiqueta que hay que llevar. De cero a cien en apenas a?o y medio, el que hasta la fecha fuera uno de los mayores agitadores festivos del negocio se ha convertido al fin en firma a vestir. Ocurr¨ªa a finales de 2012, con una colecci¨®n de camisetas y sudaderas de estampado impactante que consigui¨® colocar en 90 tiendas de todo el mundo. Volaron: 10.000 prendas sin mayor promoci¨®n que la de una cuenta de Instagram con 500 seguidores. Hoy son ya m¨¢s de 100.000. Explicaci¨®n: ¡°Es lo que pasa cuando la gente cree mucho en tu marca y se ve reflejada en ella. En todos estos a?os he ido sembrando en cada ciudad por la que he pasado, de Estambul a Toronto, de Hong Kong a Los ?ngeles, formando peque?as comunidades, familias, que ahora han explotado¡±. Toma lecci¨®n de branding.
He aqu¨ª el hombre-marca hecho a s¨ª mismo. Nacido en la Patagonia argentina hace 37 a?os,
Su marca tiene un volumen de negocio de 18 millones de euros y 250 puntos de venta en todo el mundo. ¡°Y pensar que todo esto ha salido por las fiestas que organizo¡±, dice
Marcelo Burlon (ascendientes italianos y libaneses) se plant¨® en Mil¨¢n a los 21 siguiendo su instinto de ¡°vagabundo cultural¡±. Pues con la cultura de club en plena ebullici¨®n, el joven solo pod¨ªa convertirse en el club kid n¨²mero uno de la ciudad. De filtro cool a las puertas de las discotecas pas¨® a pinchadiscos y, de ah¨ª, a celebrar su propia velada nocturna, la ya m¨ªtica Pink Is Punk, efervescente catalizador de talentos a mayor servicio de la moda. Jil Sander, Prada, Versace, Gucci, Dolce & Gabbana, Givenchy, Alexander McQueen¡ no debe de quedar marca que en todo este tiempo no se haya beneficiado de la agenda m¨¢gica del apodado Pr¨ªncipe Argentino de Mil¨¢n para celebrar un sarao. Infatigable relaciones p¨²blicas, director de revistas de estilo (la extinta Rodeo Magazine), modelo, fot¨®grafo, videoartista, bloguero, tampoco puede decirse que Burlon no haya explotado el fil¨®n.
¨CMe parece que es usted un buscavidas¡
¨CDir¨ªa mejor que la vida me busca y yo la busco a ella. Y nos encontramos en alg¨²n punto.
No se pone l¨ªmites. Su pretensi¨®n es borrar fronteras y expandir horizontes: ¡°Hoy creo una colecci¨®n. Ma?ana quiz¨¢ sea una sesi¨®n de fotos, o un estilismo, o una selecci¨®n musical para un desfile. Lo que me apetece hacer lo hago¡±. Hace dos a?os se atrevi¨® incluso a publicar un maxi-single en el reputado sello alem¨¢n de electr¨®nica Gomma, junto a la pareja de productores/DJ milanesa The Barking Dogs. Mamarracho, se titulaba¡ ¡°Aunque digas que es muy guapo, este macho, un mamarracho¡±, recitaba en espa?ol a ritmo disco-house. ¡°?Llenaba las pistas! Lleg¨® a vender 20.000 copias en Beatport [el iTunes de la m¨²sica de baile]. Estaba dedicado a un ex m¨ªo chileno que no me quer¨ªa¡±, rememoraba entre risas este pasado verano durante Pitti Uomo, en Florencia. Capaz de tocar todos los palos, queda claro que el suyo es un canto polif¨®nico ¡°al poder de la contaminaci¨®n¡±. Curiosamente, la ¨²nica etiqueta que rechaza es la de dise?ador. ¡°No, no lo soy, y no solo porque no haya estudiado para ello. En todo caso, me considero un director creativo. Lo que hago es juntar cosas y hacerlas explotar en una idea o en un proyecto, como la l¨ªnea de moda en este caso. Soy como un catalizador. Sobre todo, creo que soy muy bueno a la hora de detectar qu¨¦ personas necesito para desarrollar esos proyectos¡±, expone sin ambages.
Parte indispensable de esa cuadrilla es el ilustrador y dise?ador gr¨¢fico Giorgio Di Salvo, art¨ªfice de los fascinantes estampados digitales con los que las prendas de Burlon cobran sentido: serpientes que se enrollan alrededor de la l¨ªnea del cuello, alas de aves ex¨®ticas que se despliegan hasta los hombros, cabezas de lobo y de le¨®n que acechan desde el pecho¡ ¡°?l traduce mis ideas a im¨¢genes. Tambi¨¦n componemos m¨²sica juntos¡ Y si le das una c¨¢mara, se marca un video [ent¨®nese a la argentina] incre¨ªble¡±. asegura. ¡°Todo se reduce a formar parte de una familia. Somos una tribu, estamos conectados¡±, contin¨²a. Como toda pandilla, tienen un nombre de guerra: County of Milan.
M¨¢s que como mera etiqueta de street?wear, Marcelo Burlon County of Milan (nomenclatura completa de la marca) debe entenderse como una ¡°batidora multicultural de moda, m¨²sica, clubbing y belleza radical¡±. Generadora de una onda de alcance global, la referencia directa a la capital del dise?o italiano ayuda a focalizar el sentido de pertenencia, aunque el polifac¨¦tico creativo no olvida sus or¨ªgenes, presentes en su particular universo iconogr¨¢fico. Mi pueblo o Cruz del Sur, puede leerse ahora, entre sus habituales motivos de estampaci¨®n, en las prendas de su colecci¨®n para la pr¨®xima primavera. ¡°Toda la gr¨¢fica se inspira en los s¨ªmbolos de los indios mapuches y de los tehuelches de la Patagonia. Es mi mundo el que est¨¢ en esos estampados. Lo hago de manera muy consciente, y no porque tenga que demostrar nada a nadie¡±.
A finales de junio, Marcelo Burlon County of Milan desfilaba por primera vez merced a la feria de pr¨ºt-¨¤-porter Pitti Immagine Uomo de Florencia. La invitaci¨®n del principal sal¨®n de la moda masculina ¨Cpor el que han pasado Raf Simons, Rick Owens, Yohji Yamamoto, Walter van Beirendonck o Roberto Cavalli¨C indica que la cosa es seria. Eso y los 18 millones de euros de volumen de negocio anual de la marca, que cuenta ya con 250 puntos de venta en todo el mundo y que desde esta temporada tambi¨¦n viste oficialmente a la mujer (en Espa?a por fin se puede encontrar en la boutique multimarca 44 Store de Madrid). Fusilada hasta la saciedad por las sospechosas habituales de la high street fashion, su innegable tir¨®n deportivo la ha llevado adem¨¢s a aliarse con superestrellas del baloncesto tipo Lewis Hamilton y LeBron James y a colaborar con marcas del alcance de Eastpak, G-Shock y New Era, am¨¦n de ganarle fans en la comunidad hip-hop (el rapero Pusha T. tuvo su propia colecci¨®n). Y, en un alarde de poder¨ªo sorprendente, ahora hasta se ocupa de la producci¨®n de Off-White, la nueva firma lanzada por el artista estadounidense Virgil Abloh, director creativo durante la ¨²ltima d¨¦cada de Kanye West. ¡°Y pensar que todo esto ha salido por las fiestas que organizo¡¡±, musita.
L¨¢stima que este ¨¦xito no pueda celebrarlo con el que hasta hace nada fuera su amigo m¨¢s querido, el dise?ador Riccardo Tisci. Lo que la noche milanesa uni¨® ha terminado separ¨¢ndolo la moda: parece que el director art¨ªstico de Givenchy no lleva demasiado bien la escalada marquista del argentino. Burlon, las iniciales R. T. a¨²n grabadas en sus antebrazos, prefiere no echar le?a al fuego: ¡°Fue muy importante en mi vida. Pero ya tengo 37 a?os y estoy viejo para comadreos. He hecho un trabajo muy interno, sobre m¨ª mismo, y eso me ha abierto otras puertas. Y me ha tra¨ªdo el ¨¦xito¡±.
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