Rat¨®n de pinacoteca
El cuadro de un pintor h¨²ngaro perdido en 1928 aparece expuesto en el decorado de la pel¨ªcula Stuart Little
Stuart Little es una pel¨ªcula de 1999 ternurista y poco distinguida en la que se cuenta en tonos apastelados c¨®mo una relamida familia adopta un rat¨®n parlante (con la voz de Emilio Arag¨®n en la versi¨®n espa?ola) para hacer compa?¨ªa a su hijo, un ni?o dif¨ªcil y de pocos amigos (literal y metaf¨®ricamente). Pocos se acuerdan de Stuart Little, y es mejor as¨ª; quienes lo hacen es para asombrarse de que el padre adoptador sea el actor Hugh Laurie, despu¨¦s feroz doctor House. Pero he aqu¨ª que en 2009 el historiador de la Galer¨ªa Nacional de Hungr¨ªa, Gergely Barki, estaba viendo la pel¨ªcula con su hija cuando repar¨® en un hecho sorprendente: all¨ª, en la pared del decorado del sal¨®n de aquellos Little m¨¢s cursis que un ata¨²d con pegatinas, colgaba el cuadro Mujer dormida con jarr¨®n negro. No es un cuadro cualquiera; lo pint¨® Robert Ber¨¦ny, un maestro que introdujo el expresionismo y el cubismo en Hungr¨ªa, y hab¨ªa desaparecido misteriosamente en 1928. La p¨¦rdida del cuadro se consider¨® un da?o irreparable para el arte h¨²ngaro. Barki descubri¨® que desde 1999 hab¨ªa estado all¨ª, delante de los ojos de los cientos de miles de espectadores que ve¨ªan la pel¨ªcula. Llegados a este punto, lo cl¨¢sico es citar La carta robada de Poe y pasar a otra cosa.
Barki llam¨® a los productores (Columbia) y descubri¨® que el cuadro pertenec¨ªa a una ayudante de producci¨®n del filme, que lo hab¨ªa comprado en un mercadillo de arte de Pasadena por cuatro chavos (de d¨®lar, claro) y lo hab¨ªa aprovechado para llenar una pared del sal¨®n familiar en la pel¨ªcula. El enredo se aceler¨® (estamos en 2009). La ayudante, al saber que era propietaria de una joya pict¨®rica, lo vendi¨® a un marchante de arte. El final feliz se producir¨¢ el pr¨®ximo 13 de diciembre en Budapest: el cuadro ser¨¢ subastado a un precio de salida de 110.000 euros.
Una historia as¨ª da para varias moralejas. Primera, hay que mirar con atenci¨®n las pel¨ªculas o las series televisivas, por si aparece un ¨®leo perdido, un incunable oculto o cualquier pieza de mobiliario hist¨®rico olvidada por el tiempo. Segunda, un cuadro perdido en Budapest puede aparecer en California casi un siglo despu¨¦s como en un juego de prestidigitaci¨®n; el arte es ubicuo e indestructible. Tercera, hasta una pel¨ªcula como Stuart Little puede servir para algo... a veces.
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