Gestionar las expectativas
El an¨¢lisis de Podemos debe incluir las claves del proceso de primarias de 2007 que llev¨® a Obama a la Casa Blanca. Pero el uso movilizador de Internet implica riesgos y puede tener efectos contraproducentes
La entrada de Podemos en el juego pol¨ªtico sist¨¦mico ha sido comparada con la fuerza inesperada de un tsunami. Hoy, sin duda, nos encontramos ante una transici¨®n cr¨ªtica, sin saber muy bien hacia qu¨¦ o hacia d¨®nde. Pero es obvio que se han abierto fisuras en certezas dominantes. En formas t¨ªpicas de ver las cosas y de describir esas cosas.
Los dos ¨²ltimos bar¨®metros del CIS indican que se ha producido un vuelco capaz de trastocar las tradicionales correlaciones de fuerzas del escenario pol¨ªtico. Los datos que ofrecen estas encuestas siguen apuntando un fen¨®meno que de momento s¨®lo podemos valorar como tendencia, sin que acabe de explicar por qu¨¦ los l¨ªderes de Podemos est¨¢n atravesando con tanto ¨¦xito la mara?a de fuerzas en pugna que rodea el establishment pol¨ªtico.
A Podemos se le viene comparando con el PSOE de los a?os ochenta debido al cambio radical que su entrada supuso para la historia de este pa¨ªs. Al tiempo, en esa b¨²squeda de referentes y modelos, es recurrente su caracterizaci¨®n como fuerza pol¨ªtica populista de corte bolivariano. Sorprende, sin embargo, que no se sit¨²e en el n¨²cleo central de los an¨¢lisis al fen¨®meno que muy probablemente ha dado nombre a esta formaci¨®n. Nos referimos a las claves del proceso pol¨ªtico que durante las primarias presidenciales de 2007 hicieron que un candidato joven negro llamado Barack Hussein Obama se adentrara en el coraz¨®n de la pol¨ªtica estadounidense, asegur¨¢ndose la nominaci¨®n dem¨®crata a la presidencia de EE?UU en un tiempo r¨¦cord. Poner el foco de atenci¨®n en esa imparable carrera antes que el PSOE de los a?os ochenta o en el populismo bolivariano, ayudar¨ªa a entender mejor lo que est¨¢ ocurriendo. Vamos a explicar por qu¨¦.
La campa?a que inspir¨® Obama fue m¨¢s all¨¢ en muchos aspectos de su propia persona y de su programa pol¨ªtico, seg¨²n se?ala Manuel Castells. Este ¨¦xito es explicado por el soci¨®logo a trav¨¦s de tres factores que vamos encontrando en la exitosa traves¨ªa de Podemos: la combinaci¨®n, en primer lugar, del carisma indudable de su l¨ªder junto con la entrada de un nuevo discurso pol¨ªtico; en segundo lugar, la movilizaci¨®n de segmentos marginados o desencantados de la pol¨ªtica tradicional, adem¨¢s de la especial conexi¨®n con la juventud, la cultura joven y los segmentos con mayor nivel educativo de la ciudadan¨ªa, y en tercer lugar, un factor fundamental como es la habilidad en el dominio de las reglas del juego de las redes sociales.
Las mismas redes que se movilizan por un candidato pueden revocar ese apoyo
Todos estos elementos redibujaron el mapa electoral estadounidense, como est¨¢ sucediendo en nuestro pa¨ªs. Uno de los motores de ese cambio reside en la fuerza que puede tener el carisma y la personalidad de un l¨ªder. En Obama encontr¨¢bamos cualidades como una personalidad poco corriente y atractiva, su capacidad para la oratoria y su gran impacto medi¨¢tico. Sus intervenciones, como las de Pablo Iglesias, eran efectistas y buscaban siempre un titular de impacto. La importancia de esto fue fundamental, pero tambi¨¦n la introducci¨®n de un lenguaje pol¨ªtico nuevo.
Obama, como Pablo Iglesias, se sali¨® del eje izquierda-derecha a pesar de que, por ejemplo, el historial de Obama indicaba su tendencia a votar propuestas legislativas de izquierda. Las coordenadas que identificaban el posicionamiento de Obama no eran esas, sino el eje futuro frente a pasado. De la misma forma, la clave fundamental que explica el ¨¦xito del discurso de Pablo Iglesias es la necesidad de cambio, de construir una mayor¨ªa que se vea impelida por temas que afectan a su vida cotidiana. La famosa ¡°centralidad del campo pol¨ªtico¡±.
La habilidad de Obama se constat¨® mezclando una cr¨ªtica radical al establishment con un discurso pol¨ªtico moderado. Esta ¡°ambivalencia¡±, tal y como sostiene Castells, lo hac¨ªa vulnerable a los ataques formulados desde la izquierda y la derecha, pero parad¨®jicamente acab¨® siendo uno de los puntos fuertes de su estrategia. La ambivalencia respecto a las definiciones tradicionales de la pol¨ªtica se interpret¨® como una postura abierta para la determinaci¨®n del campo pol¨ªtico, para trascender brechas ideol¨®gicas en un momento en el que el objetivo era la organizaci¨®n en torno a un fin com¨²n: la identificaci¨®n de un conjunto de intereses compartidos por toda la sociedad que llevaran al cambio. Futuro frente a pasado, por tanto.
Este discurso nuevo ha facilitado un importante transvase de votos, adem¨¢s de haber movilizado a segmentos desencantados en un momento de crisis de legitimidad pol¨ªtica y de creciente desafecci¨®n. Ese momento recuerda mucho al contexto que viv¨ªa EE?UU despu¨¦s de las mentiras ominosas de la guerra y el grave declive econ¨®mico. Tanto el fen¨®meno de repolitizaci¨®n, como el freno en los ¨ªndices de desafecci¨®n lo indican hechos como que la abstenci¨®n haya ca¨ªdo 6 puntos desde enero seg¨²n el CIS. Esto s¨®lo se explica gracias al incremento de la dimensi¨®n participativa en cualquier proceso democr¨¢tico y el efecto de empoderamiento que genera en quien la ejerce. ¡°El poder del voto para los que no tienen poder¡±, como dice Castells, vale ahora quiz¨¢s m¨¢s que nunca. Conectar a gente sin poder con procedimientos de ejercicio del poder. Conseguir hacer sentir a la gente parte importante del proceso. Conectar esa dimensi¨®n participativa con la creencia de que es posible el cambio ha sido una de las jugadas maestras de Podemos, como lo fue para la candidatura de Obama.
El discurso de futuro frente a pasado facilita el trasvase de votos y atrae a los desencantados
Este despertar pol¨ªtico, como dec¨ªamos, no se explica sin la movilizaci¨®n de la juventud. Y ¨¦ste a su vez no se entiende sin el magistral uso de las redes para lograr tal fin. Las estad¨ªsticas generales se?alan, por ejemplo, que los usuarios de Twitter son mayoritariamente j¨®venes. A d¨ªa de hoy, Pablo Iglesias tiene 662.000 seguidores en comparaci¨®n con los 95.900 que tiene Pedro S¨¢nchez. Una herramienta que Iglesias utiliza para colgar v¨ªdeos con contenido pol¨ªtico y emitir mensajes formulados de tal manera que generan opini¨®n y movilizaci¨®n. Tanto la candidatura de Obama como la propuesta de Podemos constituyen dos ejemplos paradigm¨¢ticos en el entendimiento de la pol¨ªtica en la era de Internet. Sin lugar a dudas, esta ha sido su principal ventaja competitiva, y en el caso de Obama, algo que ha permanecido como su principal legado pol¨ªtico.
Esta movilizaci¨®n en las redes permiti¨® la materializaci¨®n de la pol¨ªtica de las bases tanto en la financiaci¨®n de la campa?a (un punto fundamental de implicaci¨®n a menudo olvidado) como en las estrategias de comunicaci¨®n. Conviene recordar que uno de los factores inusitados en el apoyo al proyecto pol¨ªtico de Obama fue el logro de sus fondos a trav¨¦s de Internet, consiguiendo hasta casi un 90% del total de donaciones por este medio. Como en el caso de Podemos, esto permiti¨® limitar la influencia de los grupos de presi¨®n en su campa?a y reforzar el apoyo de las bases implic¨¢ndolas m¨¢s. Captando esas bases, conect¨¢ndolas en red, y organiz¨¢ndolas en c¨ªrculos alrededor de sus propios intereses, fue posible adaptar mejor los mensajes a las preocupaciones de las comunidades presentes en los c¨ªrculos e ir consiguiendo cientos de activistas comprometidos y miles de simpatizantes activos. Gracias a esto era posible coordinar a la vez una estrategia local y general. Algo que s¨®lo permite Internet.
Con Internet se materializa definitivamente ese eje que introduce el futuro frente a lo viejo. Y lo hace, en contra de lo que est¨¢n opinando muchos analistas, situando en el tema central del discurso pol¨ªtico la esperanza. ¡°Obama estaba diciendo Nosotros y estaba diciendo Podemos¡±. La esperanza y no el miedo. La esperanza conectada con el cambio. Algo que seg¨²n las investigaciones de cognici¨®n pol¨ªtica genera entusiasmo por un candidato. Mensajes positivos y de esperanza, no de ira.
Hoy sabemos que todo esto puede volverse contra ese candidato, porque las mismas redes que se movilizan por algo, pueden revocar ese apoyo al percibir que se adoptan pol¨ªticas sin principios. De la campa?a de Obama hemos aprendido que lo m¨¢s dif¨ªcil no es generar expectativas, sino gestionarlas. Que la denominada pol¨ªtica de insurgencia no acaba con el medio (que es elegir al candidato) sino consiguiendo el cambio que la gente espera y desea. Quiz¨¢s esto antes que nada es lo que nos conviene hoy recordar a todos.
M¨¢riam Mart¨ªnez-Bascu?¨¢n es profesora de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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