Juego limpio

Tras la grav¨ªsima reyerta entre seguidores ultras del Atl¨¦tico de Madrid y del Deportivo, las autoridades que rigen el f¨²tbol han reaccionado con medidas contundentes para evitar que se repitan sucesos de este cariz. La Comisi¨®n Antiviolencia propuso un cat¨¢logo de sanciones para los implicados en la batalla campal que se produjo el domingo en los aleda?os del estadio Vicente Calder¨®n y que le cost¨® la vida a un aficionado del club de A Coru?a, miembro del grupo radical Riazor Blues. A los 88 hinchas identificados en la pelea se les prohibir¨¢ acceder a los estadios durante cinco a?os y adem¨¢s se les impone una multa de 60.001 euros a cada uno, la m¨¢xima posible.

Las tres instituciones directamente involucradas ¡ªla Liga, la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol y el Consejo Superior de Deportes¡ª han acordado decisiones tajantes. Los clubes que colaboren con los violentos se exponen al cierre de una grada o del estadio completo, a la retirada de puntos o al descenso de categor¨ªa. Adem¨¢s, se controlar¨¢n las entradas, viajes y desplazamientos de los hinchas m¨¢s agresivos y los ¨¢rbitros dar¨¢n cuenta de cualquier episodio de agresi¨®n, sea f¨ªsica o verbal.

Son, sin duda, ant¨ªdotos que pueden ser eficaces contra la violencia ¡ªo su apolog¨ªa¡ª que con demasiada frecuencia exhiben las hinchadas m¨¢s radicales. Combatir estas actitudes exige el firme compromiso de los clubes, que a menudo han mirado para otro lado mientras los ultras campaban a sus anchas dentro y fuera de los estadios. A¨²n m¨¢s grave: en no pocas ocasiones han sido c¨®mplices al dar cobijo a las facciones extremistas.

Acabar con la impunidad y romper con las pe?as que jalean las salvajadas es imprescindible para que impere el juego limpio. Clubes como Real Madrid, Barcelona, Espanyol, y ahora Atl¨¦tico de Madrid, han cortado v¨ªnculos con los grup¨²sculos fan¨¢ticos. Un ejemplo que ha sido experimentado con ¨¦xito y que deber¨ªan seguir todas las entidades deportivas. De la voluntad de aplicar con contundencia las medidas adoptadas ayer depender¨¢ la credibilidad de los agentes vinculados al f¨²tbol.

En todo caso, las autoridades de Interior deben permanecer vigilantes sobre los grupos ultras. Que pierdan el paraguas de los clubes es una condici¨®n necesaria, pero no suficiente para reducirlos a la inactividad.