El retrato
Aqu¨ª se ha dado la vuelta al mito de Dorian Gray
En el retrato de la familia real, que el artista Antonio L¨®pez ha tardado 20 a?os en pintar, se ha dado la vuelta al mito de Dorian Gray. En la novela de Oscar Wilde el protagonista vende su alma a cambio de permanecer siempre joven. En el pacto se establece que Dorian Gray podr¨¢ llevar una vida mundana llena de vicio y belleza. Las secuelas de los actos s¨®rdidos que pueda cometer y la destrucci¨®n natural que comporta el paso del tiempo ser¨¢n asumidas por su propio retrato de joven seductor, que se conserva intacto en la oscuridad de palacio. El pacto se cumple. Despu¨¦s de muchos a?os, cuando finalmente su retrato se revela, aparece en el lienzo la figura de un viejo decr¨¦pito y corrompido. Aqu¨ª ha sucedido lo contrario. Envuelto en la cat¨¢strofe social Dorian Gray ha envejecido en p¨²blico ante la historia, ha soportado la decadencia y el descr¨¦dito, pero al descubrirse el cuadro aparece su figura juvenil tal como era en aquel tiempo feliz antes de que nuestros sue?os fueran derrotados. Este retrato de la familia real no plantea un problema est¨¦tico sino moral. No se trata de la imposibilidad f¨ªsica de detener en un punto el inaprensible fluido de la luz ni que despu¨¦s de 20 a?os no exista ning¨²n rostro que al final no sea culpable de su propia degradaci¨®n. Veinte a?os han sido suficientes para que la corrupci¨®n pol¨ªtica y la crisis econ¨®mica ocupen en el lienzo todo el paisaje de fondo. En pintura existe un principio fundamental: es siempre el espectador el que termina de pintar el cuadro. En este caso cada espectador, al ejecutar su retrato paralelo, sin duda podr¨¢ a?adir sus propias ca¨ªdas, sue?os, miserias y frustraciones. La luz fugitiva del tiempo y de la memoria estar¨¢ sometida a una dura prueba. Ser¨¢n muchos, tal vez, los que se pregunten d¨®nde est¨¢ en ese cuadro el carro de heno.
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