Puig, un siglo de ambici¨®n y perfumes
Este a?o se celebra el centenario de la fundaci¨®n de Puig, la gran empresa de lujo espa?ola El sexto productor de perfumer¨ªa selectiva en el mundo se ha expandido hacia la moda, donde controla firmas como Jean Paul Gaultier o Carolina Herrera Dos generaciones de la dinast¨ªa relatan una historia que va desde un bajo en L¡¯Eixample de Barcelona hasta una multinacional que opera en m¨¢s de 130 pa¨ªses
El edificio, de 100 metros y 22 plantas, est¨¢ cubierto por tiras de cristal con 15 grados de inclinaci¨®n. Firmado por Rafael Moneo y GCA Arquitectos, brilla al sol en la zona de oficinas conocida como Pla?a d¡¯Europa, en L¡¯Hospitalet de Llobregat. La inauguraci¨®n de Torre Puig es una de las m¨¢s ostensibles demostraciones de los logros de la compa?¨ªa del mismo nombre, que este 2014 ha celebrado el centenario de su fundaci¨®n. Solo los m¨¢s salvajes sue?os de grandeza de Antonio Puig le hubieran permitido imaginar que sus nietos festejar¨ªan este aniversario vendiendo sue?os embotellados en frascos de perfume en m¨¢s de 130 pa¨ªses con la ayuda de 4.200 empleados (el 40%, en Espa?a) y por valor de 1.499 millones de euros al a?o. Que ser¨ªan el sexto productor mundial de perfumer¨ªa selectiva o que la Universidad de Harvard har¨ªa un caso de estudio con su historia. Y, sin embargo, la Torre Puig no es m¨¢s que la plasmaci¨®n de la herencia que Antonio inculc¨®.
Hijo de un productor de patata temprana de Vilassar de Dalt, Antonio (1889-1979) estudi¨® en una escuela de jesuitas de Londres y volvi¨® a Barcelona en 1912 con la representaci¨®n de un cat¨¢logo de variopintos productos: de libros a caucho, pasando por perfumes. Cuando dos a?os despu¨¦s un submarino alem¨¢n hizo naufragar un barco cargado con su mercanc¨ªa en una refriega de la Primera Guerra Mundial, no se amilan¨® por la bancarrota. Empez¨® de nuevo, decidido a centrarse exclusivamente en la distribuci¨®n de perfumer¨ªa. Era el a?o 1914 y esa determinaci¨®n fue la semilla de un imperio que hoy comprende la propiedad de cuatro firmas de moda y perfumer¨ªa (Paco Rabanne, Carolina Herrera, Nina Ricci y Jean Paul Gaultier), y las licencias para producir las fragancias de Valentino, Comme des Gar?ons, Prada y Benetton, entre otros. Un negocio que gener¨® 176 millones de beneficios netos en 2013.
De una escalera a un rascacielos, la ambici¨®n de la familia siempre apunt¨® hacia arriba. Aunque su primera f¨¢brica estaba en los s¨®tanos y el bajo del edificio de la calle de Valencia ¨Cen L¡¯Eixample barcelon¨¦s¨C donde Antonio viv¨ªa con su esposa J¨²lia y sus cuatro hijos (Antonio, Mariano, Jos¨¦ Mar¨ªa y Enrique), fue el traslado a un inmueble en Travessera de Gr¨¤cia en 1946 lo que propuls¨® a la empresa. Antonio empez¨® pronto a fabricar sus propios productos, y ya en 1922 produjo el primer pintalabios hecho en Espa?a. Pero fue en 1939 cuando obtuvo su mayor ¨¦xito comercial, Agua Lavanda. Era una colonia nacida de la dificultad, ya que los obst¨¢culos para importar esencias en la posguerra espa?ola le obligaron a buscar soluciones cercanas. Junto al perfumista franc¨¦s Segal, desarroll¨® un aroma buc¨®lico y campestre que dejar¨ªa un rastro de lavanda, espliego, salvia y tomillo en una Espa?a triste y dolida.
Con el impulso de Agua Lavanda, Antonio se aventur¨® a comprar el edificio de Travessera de Gr¨¤cia y a construir en ¨¦l una majestuosa escalera que parec¨ªa prometer el acceso a un mundo m¨¢s exquisito y refinado. Su segundo hijo, Mariano Puig, recuerda la importancia de este paso: ¡°Cuando Edwin R¨¹schmeyer, alto directivo de una de las firmas que represent¨¢bamos, vio el nuevo local, exclam¨®: ¡®?Esta es una jaula muy grande para un p¨¢jaro muy peque?o!¡±. ¡°Despu¨¦s de ver la escalera, te miraban de otra forma¡±, confirma su hermano Jos¨¦ Mar¨ªa Puig. ¡°No necesitabas m¨¢s tarjeta de presentaci¨®n¡±. Williams, Jean Patou, Max Factor o 4711 fueron algunas de las marcas que trabajaron con ellos. Entonces, Myrurgia y Gal eran empresas cosm¨¦ticas mucho m¨¢s boyantes que Puig. La primera, entre 1946 y 1960, era el primer exportador de perfumer¨ªa en Espa?a.
Los logros de una generaci¨®n son solo el punto de partida para la siguiente. La escalera de aire parisiense se qued¨® peque?a para las ambiciones de los hijos de Antonio. A partir de los a?os cincuenta, Antonio hijo (Barcelona, 1924) y Mariano (Barcelona, 1927) se incorporaron a Puig. Jos¨¦ Mar¨ªa (Barcelona, 1931) fue destinado a la empresa de productos met¨¢licos que el patriarca hab¨ªa creado para fabricar los estuches de sus pintalabios y as¨ª no depender de proveedores. Enrique Puig (1939-2008) lleg¨® a?os despu¨¦s que sus hermanos al negocio y pas¨® a ocuparse de las relaciones p¨²blicas. Un campo en el que demostr¨® un gran talento, con iniciativas como el patrocinio de la Copa del Rey de vela en Palma de Mallorca. Progresivamente, el padre fue cediendo el control. ¡°No fue cosa de un d¨ªa, ni de una semana, sino un proceso¡±, recuerda Mariano. ¡°Era un hombre muy generoso, y sol¨ªa decir que en la vida hay cinco etapas. La primera es aprender a hacer; la segunda, hacer; la tercera, hacer de verdad; la cuarta, ense?ar a hacer, y la ¨²ltima, dejar hacer¡±. Durante sus ¨²ltimos a?os, aquejado de re¨²ma y sordera, vivi¨® en el balneario de Caldes de Bo¨ª. Antes de morir, en febrero de 1979, llam¨® a sus cuatro hijos y les leg¨® otra de las frases que marcar¨ªa su filosof¨ªa vital y profesional. ¡°Haced pi?a, juntos ser¨¦is m¨¢s fuertes¡±, aseguran que les dijo en sus ¨²ltimos momentos.
El motor del cambio de la segunda generaci¨®n Puig fue la combinaci¨®n de fuerzas entre dos hermanos con muy distintos caracteres. Antonio hijo destac¨® por lo creativo y Mariano, por su visi¨®n para la expansi¨®n internacional. El primog¨¦nito mostr¨® un olfato para el dise?o industrial ins¨®lito en la Espa?a aut¨¢rquica de los a?os cincuenta. ¡°Mi padre intu¨ªa que la perfumer¨ªa y el arte iban ligados. Nos dio mucha libertad para encontrar nuestro camino¡±, asegura. Antonio hijo primero innov¨® con la publicidad, que en 1958 encarg¨® a un curioso t¨¢ndem formado por el fot¨®grafo Oriol Maspons y el cr¨ªtico de arte y grafista Alexandre Cirici i Pellicer. Pero pronto le pareci¨® evidente que Agua Lavanda necesitaba transformar su presentaci¨®n y remodelar su anticuado frasco.
Tras mucho buscar, en 1962 encontr¨® en Andr¨¦ Ricard a un dise?ador capaz de insuflar modernidad a los productos. Su envase con forma de casta?a ha decorado las estanter¨ªas de los ba?os espa?oles durante d¨¦cadas (a partir de 1968 como recipiente de otra fragancia, Agua Brava). El dise?ador gr¨¢fico suizo Yves Zimmermann remat¨® el cambio con un logotipo emblem¨¢tico. A partir de ah¨ª, la sinton¨ªa entre ellos y los Puig se plasm¨® en productos que forman parte de la educaci¨®n sentimental y visual de un pa¨ªs: Azur (1968), Brummel (1977) o Quorum (1982). Gracias a ellos, Ricard recibi¨® el Premio Nacional de Dise?o en 1987; la firma Antonio Puig, en 1988, y Zimmermann, en 1995.
Mientras tanto, Mariano proyectaba su inquietud y ambici¨®n hacia otros territorios. Tras estudiar en la segunda promoci¨®n de la escuela de negocios IESE en 1958, empez¨® a so?ar con escapar de las fronteras que Espa?a impon¨ªa. Fernando Aleu, un atrevido estudiante de medicina, propuso a los Puig de forma espont¨¢nea distribuir Agua Lavanda en Estados Unidos y as¨ª crearon en 1962 la primera filial de Puig en el extranjero. Seis a?os despu¨¦s, el esp¨ªritu de modernidad pas¨® del exterior al interior de la botella con la creaci¨®n de Agua Brava, una bofetada de frescor y simplicidad. ¡°En ese momento se pas¨® de productos primitivos a otros mucho m¨¢s modernos¡±, explica Alberto Casacuberta, que trabaj¨® en el departamento de marketing desde 1968 hasta 2004. Puig se convirti¨® en una de las primeras compa?¨ªas en contar con una divisi¨®n dedicada a esta disciplina en Espa?a. Enrique, el hermano peque?o, jug¨® en ello un papel destacado.
Antonio comprendi¨® que su dise?o estaba anticuado y Mariano, que necesitaban exportar.
Tambi¨¦n que un producto espa?ol no iba a ser suficiente para defenderse en la escena internacional de la moda y la perfumer¨ªa cuyas batallas se libraban en Par¨ªs. ¡°Espa?a estaba muy mal vista en ese momento. No ¨¦ramos un pa¨ªs democr¨¢tico y no le gust¨¢bamos a nadie. Para hacer negocios en Francia necesit¨¢bamos un nombre y un rostro que no fueran espa?oles¡±, recuerda Mariano. Jean Amic, instituci¨®n de la perfumer¨ªa francesa y amigo de Mariano, les aconsej¨® que conocieran a un tipo llamado Paco Rabanne. Un dise?ador nacido en San Sebasti¨¢n que hab¨ªa revolucionado Par¨ªs en 1966 con vestidos met¨¢licos y futuristas. Antonio y Mariano le visitaron en su min¨²sculo local de paredes negras donde su hermana confeccionaba piezas con alicates. Se entendieron y firmaron un contrato, en pleno Mayo del 68, que todav¨ªa hoy se mantiene y que ha dado frutos como 1 Million. Un perfume del que en 2011 se vend¨ªa en el mundo una unidad cada cinco segundos. Con el tiempo, los Puig comprar¨ªan tambi¨¦n la divisi¨®n de moda, aunque durante varias d¨¦cadas se ocult¨® este v¨ªnculo para que los franceses la sintieran como una firma propia y no extranjera.
Al salto a Par¨ªs y a la aventura estadounidense se sumaba una tercera v¨ªa abierta en Panam¨¢ por Mariano Puig. Con estos tres ejes manejados desde Barcelona y el prestigio que proporcionaba una firma internacional como Rabanne, la f¨¢brica de Bes¨°s ¨Cconstruida en 1962¨C empez¨® a despachar perfumes por dos continentes. Todav¨ªa en activo, este centro es uno de los cinco que hoy posee la compa?¨ªa y produce 30.000 litros de perfume a la semana y 30 millones de unidades al a?o. En parte, gracias a la pujanza de la marca Carolina Herrera. En 1988 se lanz¨® su primera fragancia y en 1995 se adquiri¨® la divisi¨®n de moda. ¡°Introducir el dise?o y la internacionalizaci¨®n en los a?os sesenta fueron decisiones revolucionarias¡±, analiza Marian Puig, hijo mayor de Mariano. ¡°Hoy es f¨¢cil decirlo porque todo el mundo exporta. Pero en esa ¨¦poca el made in Spain estaba lejos de ser un signo de calidad. Y el dise?o sonaba ajeno en un pa¨ªs tan poco desarrollado¡±.
Los cuatro hermanos Puig formaron durante d¨¦cadas un n¨²cleo familiar y de decisiones que ten¨ªa su eje en la finca Les Ginesteres, que su padre construy¨® en su pueblo natal en los a?os treinta. All¨ª se reun¨ªa el clan. ¡°No manten¨ªamos reuniones estructuradas¡±, asegura Jos¨¦ Mar¨ªa. ¡°Pero todos est¨¢bamos informados. Eran consejos muy informales y ligeros¡±. ¡°No siempre hemos estado de acuerdo, pero nos hemos puesto de acuerdo¡±, remata Mariano. Una estructura que resultaba inviable con el tama?o de la empresa en los a?os noventa y con la llegada de la tercera generaci¨®n, formada por los 14 nietos del fundador. La primera sucesi¨®n estuvo marcada por la intuici¨®n, pero para esta hac¨ªa falta un sistema m¨¢s profesional.
¡°No siempre est¨¢bamos de acuerdo, pero nos pon¨ªamos de acuerdo¡±, afirma Mariano Puig
La segunda generaci¨®n le plante¨® a la tercera que fueran ellos los que decidieran c¨®mo quer¨ªan organizarse. ¡°Fue un acto de generosidad por parte de la segunda generaci¨®n, y una gran responsabilidad para nosotros¡±, relata Marian Puig. ?l fue el primer nieto de Antonio Puig que trabaj¨® en la compa?¨ªa. Camuflado bajo su apellido materno, Guasch, vendi¨® productos Williams en Galicia. A los 35 a?os fue nombrado consejero delegado de Paco Rabanne en Par¨ªs y hoy ocupa ese cargo en Isdin (participada al 50% con la familia Esteve). Con ¨¦l, son tres los primos que han formado parte de la empresa.
Se estableci¨® un comit¨¦ formado por 7 de los 14 integrantes de la tercera generaci¨®n que durante dos a?os trat¨® de destilar la filosof¨ªa empresarial y vital de la familia en unos fundamentos que permitieran construir el futuro. De hecho, un punto cr¨ªtico fue imponer un criterio de limitaci¨®n del poder del clan. Se fij¨® que en los consejos de las sociedades operativas siempre hubiera m¨¢s miembros no familiares que familiares. En especial, en el que decide la entrada en la empresa a partir de criterios profesionales. Seg¨²n Marc Puig, otro de los hijos de Mariano y actual consejero delegado y presidente: ¡°Una empresa familiar tiene una motivaci¨®n diferente. Sus miembros est¨¢n involucrados en crear algo para la siguiente generaci¨®n y que, por tanto, va m¨¢s all¨¢ de su propia existencia o beneficio. Esa es la ventaja. Los riesgos son el nepotismo y la arbitrariedad en la selecci¨®n. Por eso los sistemas de supervisi¨®n del liderazgo son la ¨²nica forma de mantener el equilibrio¡±.
Pero esta transici¨®n atraves¨® algunas turbulencias. ¡°Mariano Puig entendi¨® que necesitaba directivos que pudieran ayudar y por eso lleg¨® Javier Cano¡±, asegura Eulalia Alfonso, m¨¢xima responsable de recursos humanos en la actualidad. En los noventa, Cano aport¨® profesionalidad y modernizaci¨®n de equipos y procesos. Presidi¨® la empresa entre 2001 y 2006 y cerr¨® acuerdos que permitieron a Puig convertirse en el l¨ªder absoluto del mercado espa?ol al comprar a sus principales rivales (Gal y Myrurgia). Gracias a eso se incorporaron al cat¨¢logo de Puig las marcas Adolfo Dom¨ªnguez, Agatha Ruiz de la Prada y Mango. Adem¨¢s, la posici¨®n en el mercado internacional se afianz¨® con la compra de Nina Ricci en 1998. ¡°En los a?os ochenta empezamos a ver que esta era una guerra de l¨ªderes¡±, asegura Manuel Puig, hijo de Antonio, y vicepresidente desde 2004. ¡°Lo internacional ya no era una opci¨®n. Era imprescindible¡±. Entre 1992 y 2001 se abrieron nueve filiales y tambi¨¦n oficinas en Mosc¨² o Singapur. ¡°Antonio Puig construy¨® una compa?¨ªa en Espa?a, sus hijos la hicieron internacional y sus nietos, global¡±, asegura Robert McClatchie, ex director general en Reino Unido.
El sistema, sin embargo, manten¨ªa la independencia de cada unidad de negocio hasta el extremo. ¡°Hubo un momento dif¨ªcil¡±, recuerda McClatchie. ¡°La relaci¨®n entre las marcas estaba rota y cada uno trabajaba por su cuenta¡±. ¡°Los equipos no se hablaban¡±, seg¨²n Manuel Puig. La estructura se hab¨ªa enmara?ado todav¨ªa m¨¢s con la primera f¨®rmula de gobierno que eligi¨® la tercera generaci¨®n, que repart¨ªa el poder entre cuatro personas. Este esquema se uni¨® a un descenso en las ventas, al fracaso de varios lanzamientos, a la complejidad de gestionar un cat¨¢logo tan amplio y a un cambio desfavorable entre el euro y el d¨®lar. La compa?¨ªa dej¨® de ser rentable y los malos resultados econ¨®micos obligaron a una reestructuraci¨®n completa en 2004. ¡°Los Puig destacan por dos cualidades: la capacidad para encontrar soluciones creativas y el sentido com¨²n para ver si funcionan. Se permiten el coraje de so?ar, pero tienen el coraje de asumir lo que no da resultado y cambiarlo¡±, asegura Ivan Lansberg experto en empresas familiares que les ayud¨® en la transici¨®n. Finalmente, se opt¨® porque Marc Puig, el cuarto hijo de Mariano, fuera el consejero delegado (y tambi¨¦n presidente a partir de 2007) y Manuel Puig, hijo ¨²nico de Antonio, el vicepresidente.
El plan de saneamiento pas¨® por concentrarse en lo que la compa?¨ªa sab¨ªa hacer mejor: contar historias a trav¨¦s de la moda y la perfumer¨ªa. La multinacional se apart¨® de las actividades y productos que no iban en esa direcci¨®n (geles de ba?o o maquillaje, entre otros) y la plantilla se redujo un 20% entre 2001 y 2008. La empresa se reinvent¨®. ¡°Cuando las cosas empezaron a ir mal, la habilidad de Marc fue salvaguardar el nombre de Puig. Incluso en los momentos adversos supimos comunicar a los empleados que los valores segu¨ªan siendo los mismos¡±, reflexiona Eulalia Alfonso. ¡°Se produjo tambi¨¦n el cambio a una nueva generaci¨®n de trabajadores. Aprendimos a ser un equipo, antes era m¨¢s una cuesti¨®n de personalidades¡±.
Tras esta crisis, Puig fue capaz de capturar el 20% del crecimiento mundial en la siguiente d¨¦cada y doblar su cuota de mercado. Era una pelea contra titanes del lujo (LVMH, Chanel...) y Puig jug¨® la carta de la creatividad. Marc recuerda la rabia que sinti¨® una ma?ana en su coche cuando un anuncio en la radio presentaba los perfumes como el regalo menos excitante de las Navidades. Supo que hab¨ªa que recuperar la capacidad de contar historias y se convirtieron en novelistas de aromas. ¡°Pas¨® a celebrarse que la gente se equivocara¡±, analiza Jos¨¦ Manuel Albesa, que lleva las riendas creativas desde 2004. ¡°El ¨²nico error que podemos cometer hoy es no intentar algo nuevo y proponer soluciones mediocres. Esta nueva premisa interes¨® a personas muy arriesgadas, que no estaban a gusto en el r¨ªgido sistema de otras empresas del sector. Nos volvimos muy atractivos porque ofrec¨ªamos libertad combinada con valores familiares. Invirtiendo la mitad que los dem¨¢s conseguimos el doble a base de descaro y riesgo¡±. ¡°Solemos repetir una frase que nos define: estamos orgullosos, pero no satisfechos¡±, sostiene Javier Bach, m¨¢ximo responsable de mercados y operaciones desde 2009.
La gran apuesta a partir de los a?os noventa fue la conquista de la moda. La industria ya estaba presente en el lanzamiento del perfume 212 Carolina Herrera en 1997, en el que participaron figuras como el director de arte Fabien Baron o el fot¨®grafo Patrick Demarchelier. Pero en esa d¨¦cada la moda aterriz¨® de pleno en el grupo con la compra de la divisi¨®n textil de Carolina Herrera y la de Nina Ricci. Hasta entonces, aunque controlaban Paco Rabanne, era una preocupaci¨®n menor. En 2000 esta l¨ªnea se reforz¨® con la apertura de la primera tienda de la marca CH Carolina Herrera, que hoy cuenta con m¨¢s de un centenar de espacios en todo el mundo. ¡°Para seguir vendiendo perfumes necesit¨¢bamos la moda¡±, admite Manuel Puig. ¡°Pero en esa ¨¦poca ten¨ªamos poco conocimiento y eso nos hac¨ªa dif¨ªcil reclutar buenos talentos¡±.
El golpe fue captar a Comme des Gar?ons, una marca japonesa de culto y una instituci¨®n de la vanguardia parisiense. En 2002, Manuel firm¨® un acuerdo para producir y distribuir sus fragancias que abri¨® las puertas de la industria. Un a?o despu¨¦s, se sellaba una alianza con Prada, uno de los l¨ªderes del sistema. ¡°Firmar con Prada y lanzar 1 Million cambi¨® el perfil de Puig. A partir de entonces, todo el mundo estaba muy atento a lo que hac¨ªamos¡±, recuerda Jos¨¦ Manuel Albesa. Eso explica por qu¨¦ Valentino recurri¨® a Puig en 2010 para la nueva etapa de la casa, liderada por Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli.
Pero crear perfumes para compa?¨ªas de moda que uno no posee no est¨¢ exento de riesgos. ¡°Una colecci¨®n de moda dura seis meses, un perfume puede hacerlo 40 a?os¡±, sintetiza Paco Rabanne. Es una relaci¨®n compleja porque las fragancias no son solo una extensi¨®n del negocio, tambi¨¦n completan el discurso de un dise?ador. Los Puig observaron que muchos aromas languidecen si la divisi¨®n de moda no se mantiene activa. Se especializaron en construir marcas a trav¨¦s de la moda y traducir esa imagen al mundo de las fragancias gracias a la narrativa de sus productos. Decidieron recuperar el dise?o de ropa en Paco Rabanne (hoy al cargo de Julien Dossena) y en Nina Ricci (que acaba de pasar a manos de Guillaume Henry). Acaso el logro m¨¢s importante en este ¨¢mbito se alcanz¨® el 3 de mayo de 2011 al firmar la compra de una porci¨®n mayoritaria de Jean Paul Gaultier. La firma, que ha decidido este a?o abandonar el pr¨ºt-¨¤-porter y centrarse en la alta costura, cuenta con una vigorosa l¨ªnea de perfumer¨ªa que estar¨¢ en manos de la empresa BPI hasta 2016. ¡°Cuando los conoc¨ª, fue lo que llaman un coup de foudre (flechazo)¡±, cuenta el visceral dise?ador. ¡°Supe inmediatamente que est¨¢bamos hechos los unos para los otros. Cuando lleg¨® la hora de elegir entre dos opciones en competici¨®n, mi respuesta era evidente. Los eleg¨ª por su equipo, por su humanidad y porque eran espa?oles¡±.
En julio de 2008, tras el trasvase del poder, la tercera generaci¨®n rindi¨® homenaje a sus padres con una fiesta en la finca de Les Ginesteres a la que asistieron todos los que hab¨ªan participado en la aventura hasta entonces, desde Paco Rabanne hasta Andr¨¦ Ricard. All¨ª estaba Enrique Puig, que morir¨ªa dos meses despu¨¦s. A lo largo de este a?o, tambi¨¦n se han sucedido las celebraciones que han vuelto a reunir a los protagonistas de esta historia. Entre ellos, figuran Antonio Banderas o Shakira, cuyas fragancias produce Puig. Fue precisamente Enrique el que atisb¨® el potencial de la colaboraci¨®n con la fama al fichar al actor espa?ol en 1997. ¡°Si hoy soy Paco Rabanne es gracias a Puig¡±, asegura el dise?ador. ¡°Encontr¨¦ en la familia a un segundo padre, ya que el m¨ªo hab¨ªa muerto fusilado durante la Guerra Civil¡±. ¡°Con ellos siempre te sientes en familia¡±, dice Carolina Herrera. ¡°Aunque est¨¦s con centenares de personas¡±.
Termina un centenario en el que se ha pasado de un bajo en L¡¯Eixample a una torre de 22 pisos. Pero empieza otro. Con nuevos desaf¨ªos y protagonistas. En eso se centra el caso de estudio de la Universidad de Harvard, en las hip¨®tesis de futuro para una compa?¨ªa que aspira a convertirse y a controlar en el tercer productor mundial de perfumer¨ªa de lujo y controlar el 12% del mercado en 2020. ¡°Me gustar¨ªa que Puig siguiera bajo control familiar y que el paso de la tercera a la cuarta generaci¨®n se hiciera igual de bien que el anterior¡±, cavila Joan Albiol, m¨¢ximo responsable financiero. ¡°Es fundamental no dormirse en los laureles¡±, asegura Marc Puig. ¡°No hay que continuar con lo que se ha hecho, sino ser mucho m¨¢s audaz. Tenemos que volver a sorprender y arriesgar¡±. Una idea que seguramente su abuelo Antonio aprobar¨ªa.
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