Nuevos f¨¢rmacos reducen la anemia asociada a c¨¢nceres hematol¨®gicos
Un congreso en San Francisco aborda c¨®mo financiar los tratamientos
Uno de los peores s¨ªntomas de muchos de los c¨¢nceres hematol¨®gicos es la anemia. En concreto, en el congreso de la Asociaci¨®n Americana de Hematolog¨ªa (ASH) que se celebra en San Francisco, se han presentado dos estudios con el fin de combatirla en dos tipos de neoplasias de la sangre: la beta-talasemia y el s¨ªndrome mielodispl¨¢sico. Se trata de f¨¢rmacos que potencian la creaci¨®n y maduraci¨®n de los gl¨®bulos rojos, como el ACE-536 y el sotatercept. El primero, seg¨²n los datos que present¨® Antonio Piga, de la Universidad de Tur¨ªn, reduce la necesidad de transfusiones un 60%. El segundo, de acuerdo con los datos de Rami Komrokji, de la Universidad de Tampa (Florida), las reduce en un 43%. Ambos investigadores coincidieron en resaltar que lo importante es el hecho m¨¢s que la proporci¨®n, ya que los ensayos eran reducidos y habr¨¢ que contratarlos con otros a mayor escala.
Si en los tumores s¨®lidos los pacientes tienen mucha preocupaci¨®n por los efectos de la quimioterapia, en los de la sangre la anemia es una de las complicaciones m¨¢s frecuentes, dijeron los investigadores en el congreso. Ello tiene otros efectos adversos, como la acumulaci¨®n de hierro en el h¨ªgado o la aparici¨®n de ¨²lceras que no tienen tratamiento, seg¨²n dijo Piga. El objetivo de estos dos medicamentos es aumentar la producci¨®n de gl¨®bulos rojos. Esto ya se intenta actualmente con la eritropoyetina, pero hay muchos pacientes a los que no les funciona, por lo que la idea es usar nuevos f¨¢rmacos solos o, como es habitual en las innovaciones en oncolog¨ªa y hematolog¨ªa, combinados con otros ya existentes.
En el caso del ACE-536 se ha visto que, adem¨¢s. su efecto es dosis dependiente, y que se produce un ¡°importante aumento de la hemoglobina¡±, dijo Piga.
Aunque en el congreso ¨Cal que EL PA?S ha acudido invitado por el laboratorio Celgene- se presentaron los datos de cada uno de los dos f¨¢rmacos ligados a una de las enfermedades, los investigadores admitieron que se han ensayado cada uno para las dos patolog¨ªas. Sus mecanismos de actuaci¨®n son similares ¨Csi acaso, el ensayado por Piga sea m¨¢s espec¨ªfico, seg¨²n el investigador-. En cualquier caso, ambos habr¨¢ que usarlos durante toda la vida, ya que no curan las dolencias, que tienen causa gen¨¦tica. Lo que habr¨¢ que dilucidar en posteriores ensayos es cu¨¢l funciona mejor para qu¨¦.
Estos avances, como todos los presentados en este congreso, ponen de manifiesto un problema: la financiaci¨®n de los tratamientos. En un seminario organizado por Celgene se debati¨® c¨®mo abordarlo. Aunque el sistema sanitario estadounidense es muy diferente del europeo ya que se basa en seguros privados, el problema de fondo es el mismo: la evaluaci¨®n de qu¨¦ coste (o inversi¨®n) es rentable. Para los pacientes ¨Cy un reciente debate organizado sobre hepatitis C por el Foro M¨¢s que Ideas as¨ª lo demostr¨®- se trata de un asunto especialmente doloroso: hay que medir cu¨¢nto compensa gastar para que se curen o mejoren. En EE UU el problema es a¨²n mayor. Los pacientes no solo sufren la falta de medicamentos adecuados, sino que, cuando los hay, deben sufragarlos total o parcialmente, dependiendo de su seguro m¨¦dico (fue llamativo en ese sentido la paciente con leucemia contenta porque solo hab¨ªa pagado 5.000 d¨®lares ¨Cunos 4.000 euros- por el trasplante de m¨¦dula).
Los expertos aseguran que la soluci¨®n pasa por buscar otras formas de financiaci¨®n, pero el sistema no est¨¢ claro. Tiene que resultar asequible para los pacientes y la Administraci¨®n y, a la vez, no desincentivar la investigaci¨®n de los laboratorios.
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