Abuso

En Madrid llov¨ªa a c¨¢ntaros y la organizaci¨®n hab¨ªa vendido m¨¢s de 15.000 entradas. En ¨¦stas, que no eran baratas, no constaba advertencia de seguridad alguna, as¨ª que la mayor¨ªa de los asistentes acudieron con sus paraguas. Los porteros les advert¨ªan que no pod¨ªan entrar con ellos y les suger¨ªan que los dejaran en la consigna, una peque?a carpa instalada bajo la lluvia, sin distintivo ni identificaci¨®n de ninguna clase. All¨ª, dos personas recog¨ªan los paraguas de 15.000 y, adem¨¢s, cobraban dos euros por cada uno. Delante de m¨ª, una pareja uni¨® los suyos con una cinta para que ocuparan una sola percha y les dijeron que ten¨ªan que pagar cuatro euros igual. Entonces me acerqu¨¦ y les pregunt¨¦ qui¨¦nes eran. No quisieron dec¨ªrmelo. Insist¨ª en que, si prestaban un servicio p¨²blico, no pod¨ªan negarse a decirme qui¨¦nes eran, y me dijeron que iban a llamar al encargado. El encargado no vino y la gente sigui¨® pagando. ?A qui¨¦n? No consegu¨ª saberlo. El Palacio de los Deportes es propiedad de la Comunidad de Madrid, y su Gobierno el responsable ¨²ltimo de no proporcionar una alternativa gratuita a los ciudadanos perjudicados por una medida de seguridad no anunciada. Pagar en estas condiciones es propio de una rep¨²blica bananera, pero es lo que tiene la corrupci¨®n, porque si roban los de arriba, ?por qu¨¦ no van a robar los de abajo? Y es lo que tiene la opacidad, porque si no se sabe nada de quienes roban por arriba, ?por qu¨¦ van a dar pistas los que roban por abajo? Esto ocurr¨ªa en la misma semana en la que se abri¨® el portal de transparencia del Gobierno y Rajoy dio la crisis por terminada. Al final, la gente tiraba sus paraguas a los contenedores con tal de no pagar. Su rabia me pareci¨® digna de mejores causas. Ojal¨¢ lo sea pronto.