Lisboa, museo de arte urbano
Los grafitis han comenzado a poblar la capital de Portugal, promocionados por el Ayuntamiento con el fin de evitar la degradaci¨®n de fachadas hist¨®ricas. Una iniciativa que ha atra¨ªdo a los mejores muralistas del planeta y que est¨¢ transformando la ciudad en una de las galer¨ªas callejeras m¨¢s importantes del mundo.
El funcionario Xos¨¦ Vicente va siempre con una c¨¢mara al hombro. Su misi¨®n es fotografiar las pintadas de las calles de Lisboa, documentarlas y archivarlas para que consten en el legado hist¨®rico de la ciudad. In¨¦s Machado es antrop¨®loga, pero no le pagan para descubrir tribus amaz¨®nicas. Tambi¨¦n funcionaria, se dedica a convencer a los vecinos de que el grafiti les har¨¢ mejores, les reducir¨¢ el vandalismo y quitar¨¢n espacios p¨²blicos a la droga o al botell¨®n.
Machado y Vicente son dos de los cinco empleados p¨²blicos que forman el equipo Galer¨ªa de Arte Urbana (GAU) del Ayuntamiento de Lisboa, dedicados exclusivamente a buscar paredes, contactar con sus due?os y convencerles de que una pintada revalorizar¨¢ su propiedad y su ciudad.
La iniciativa del Ayuntamiento lisboeta ha cumplido seis a?os. Y la ciudad se ha convertido en la sexta del mundo con m¨¢s y mejor arte urbano, seg¨²n diversas publicaciones especializadas. Hoy, los mejores grafiteros del panorama mundial tienen su huella en un muro de Lisboa. ¡°Todo empez¨® para erradicar el vandalismo del Barrio Alto¡±, recuerda Machado. ¡°Hab¨ªa muchos problemas con los bares, la suciedad, el ruido¡ Todas las paredes de piedra, las fachadas de los comercios y las puertas de las casas estaban llenas de pintadas; un barrio del sigo XVI estaba tan degradado que hac¨ªa temer por su supervivencia. Por un lado se reforz¨® la polic¨ªa, se adelant¨® el cierre de los bares (de las cuatro a las tres de la madrugada, pr¨®ximamente ser¨¢ a las dos) y por otro se decidi¨® colocar cuatro paneles en blanco en medio del barrio para que los artistas pintaran all¨ª¡±.
Tuvimos que realizar un importante trabajo de convencimiento. No se iban a fiar del Ayuntamiento que hasta entonces les persegu¨ªa¡±
Y pintaron. ¡°No fue una reacci¨®n espont¨¢nea. Tuvimos que realizar un importante trabajo de convencimiento. No se iban a fiar del Ayuntamiento que hasta entonces les persegu¨ªa¡±, reconoce Machado. ¡°Contactamos con los principales activistas y les ofrecimos nuestro apoyo; les aseguramos que nos tom¨¢bamos tan en serio su movimiento que su obra ef¨ªmera quedar¨ªa inmortalizada, registrada en el archivo hist¨®rico y cultural de la ciudad¡±.
Aquella modesta iniciativa de cuatro paneles en blanco es hoy un fen¨®meno de consecuencias impredecibles. Iv¨¢n Roca ha dejado de pintar muros, aunque vive de ellos. Abri¨® la cadena de tiendas Dedicated Store, de venta de material grafitero, y tambi¨¦n dirige Roca Global, que, entre otros servicios tur¨ªsticos, organiza rutas guiadas de street art. La holandesa Helma Geerlings es otra gu¨ªa alternativa de monumentos ecuestres, monasterios o museos de siempre. Los recorridos de su empresa Street Art Private Graffiti Tour acaban con los turistas d¨¢ndole al spray.
A falta de un desastre natural o animal, se puede decir que el monasterio de los Jer¨®nimos siempre estar¨¢ ah¨ª, pero las monumentales obras del alem¨¢n Clemens Behr, de Okuda, del espa?ol ?scar San Miguel, de los ucranios Interesni Kazki, de los brasile?os de Bicicleta Sem Freio o de los gemelos hispano-alemanes How and Nosm, no. ¡°Es un arte ef¨ªmero, lo que crea una necesidad de visitar la ciudad peri¨®dicamente¡±, explica Machado. ¡°La Gioconda se puede ver siempre en el Louvre; los murales de RAM, Tamara, MAR, Mariana Dias Coutinho desaparecer¨¢n en seis meses o en un a?o, seg¨²n la voluntad del due?o de la pared¡±.
El equipo GAU localiza paredes, medianeras que podr¨ªan ser aprovechadas por un artista, ¡°aunque cada vez es m¨¢s frecuente que sean los mismos propietarios quienes se ponen en contacto con nosotros para ceder el espacio¡±. El GAU exige un m¨ªnimo de tres meses para mantener la obra, a fin de rentabilizar el esfuerzo humano y el gasto de materiales. En muchos casos, la obra se mantiene a?os, pues el edificio sigue sin ofertas.
¡°La inversi¨®n publicitaria ha bajado mucho con la crisis y con ello la presi¨®n para anunciarse en espacios exteriores¡±, explica la antrop¨®loga. Solo en un caso, una publicidad os¨® tapar una obra emblem¨¢tica, de Vhils nada menos, que forma parte del paisaje urbano cuando se transita por el r¨ªo. ¡°El propietario tiene todo el derecho a poner publicidad y adem¨¢s, gracias a esa seguridad jur¨ªdica, nos va a seguir cediendo paredes; pero el caso fue que la ciudadan¨ªa protest¨® y el anunciante tuvo una respuesta negativa y opt¨® por retirar la publicidad. En unos a?os se hab¨ªa dado la vuelta a la situaci¨®n: de una actividad denostada por los vecinos, ahora esa misma gente la defiende; admite que esas pintadas embellecen su barrio. Estamos mejorando la cohesi¨®n social¡±.
El 80% de las obras tiene alg¨²n tipo de patrocinio, aunque las dos l¨ªneas rojas de la promoci¨®n son firmes
Un d¨ªa, la llamada al GAU fue de la direcci¨®n del hospital psiqui¨¢trico. El centro est¨¢ aislado con un muro de m¨¢s de mil metros de longitud. Gris, an¨®nimo, triste, sugiriendo que dentro hay algo malo, gente a la que apartar de la sociedad. ¡°La direcci¨®n pens¨® que pintar la valla humanizar¨ªa el centro y a las personas internadas, y que los de fuera tomar¨ªan conciencia¡±. Se opt¨® por un fondo ¨²nico azul intenso y un motivo: el rostro humano. Hoy, los coches transitan m¨¢s despacio, para dar tiempo al conductor a mirar esas caras y comprobar si hay nuevas.
La misi¨®n sobrepasa al equipo GAU. ¡°El Ayuntamiento de Filadelfia cuenta con un equipo de 50 personas y m¨¢s de 10 millones de euros de presupuesto¡±, se r¨ªe Machado. ¡°Nosotros somos 5 con 30.000 euros¡±. Al margen de la obra legal, hay pintadas que escapan a su control. Esas las va descubriendo el fot¨®grafo Xos¨¦ Vicente y pasan a engrosar el archivo cultural de la ciudad. El l¨ªmite es el respeto al azulejo y la piedra. ¡°Hemos ido a las escuelas a explicar que pintar sobre esta produce el mismo da?o que una caries: hay que horadar para extraer la infecci¨®n y poco a poco se va perdiendo el diente; en nuestro caso, la casa. La reacci¨®n en los chavales es siempre igual: no quer¨ªan hacer da?o, solo dejar su huella¡±.
El 80% de las obras tiene alg¨²n tipo de patrocinio, aunque las dos l¨ªneas rojas de la promoci¨®n son firmes: se proh¨ªbe cualquier referencia publicitaria y al artista se le paga. Siempre.
El GAU ya tienen documentadas m¨¢s de 400 obras; el fen¨®meno se extiende a los camiones de basura, a los contenedores o a los pilares del puente del 25 de Abril. Llegan los m¨¢s reputados artistas del mundo y se fomenta el grafiti en los colegios. ¡°Para pintar contenedores de vidrio no hay concurso, lo puede hacer cualquiera, y varios grupos infantiles se han animado a ilustrarlos¡±, explica Machado.
El fot¨®grafo municipal sigue, d¨ªa a d¨ªa, con su c¨¢mara al hombro, buscando obra an¨®nima, plasmada en una farola, en un banco, en el suelo empedrado, y hacerle una foto que quede para siempre en el archivo hist¨®rico de la ciudad, porque en Lisboa el museo de arte contempor¨¢neo se llama calle.
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