Masacre en Peshawar
Pakist¨¢n se desangra a manos de un terrorismo islamista que el Gobierno es incapaz de contener
La matanza de ni?os y adolescentes perpetrada por los talibanes paquistan¨ªes en una escuela para hijos de personal militar en Peshawar es probablemente el acto terrorista m¨¢s abyecto ocurrido en la ensangrentada historia del pa¨ªs musulm¨¢n. El asalto a sangre fr¨ªa contra la escuela, casi 140 muertos, ha sido justificado por los asesinos como represalia por los renovados ataques del Ej¨¦rcito paquistan¨ª contra los feudos talibanes en la extensa tierra de nadie que constituye la frontera entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n.
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En su pretensi¨®n de hacer del pa¨ªs asi¨¢tico un Estado fundamentalista, los talibanes paquistan¨ªes, agrupados b¨¢sicamente bajo el paraguas de Tehrik-e Taliban Pakistan (TTP), el mayor grupo terrorista, han atacado durante a?os objetivos civiles y militares, cobr¨¢ndose miles de vidas. Su expansi¨®n imparable ha sido favorecida por la indulgencia de sucesivos Gobiernos, la oscura y enfrentada agenda de diferentes cuerpos y agencias de seguridad y las malas relaciones entre el poder castrense y el civil. El TTP es en gran medida una criatura de la tentacular inteligencia militar paquistan¨ª, pagado y armado para utilizarse como punta de lanza contra la India ¡ªel enemigo por antonomasia¡ª en Cachemira.
El balbuciente intento negociador del primer ministro, Nawaz Sharif, con el fanatismo violento no ha llevado a ninguna parte. Por el contrario, los terroristas han incrementado el alcance y la audacia de sus ataques. En junio asaltaron el aeropuerto de Karachi, la megal¨®polis paquistan¨ª; el mes pasado, un atentado suicida en el ¨²nico paso fronterizo con la vecina India dej¨® m¨¢s de 60 muertos. Solo recientemente, y por primera vez en a?os, el Ej¨¦rcito paquistan¨ª ha sido capaz de eliminar o capturar a dirigentes talibanes en sus refugios junto a la frontera afgana, en un aparente viraje que est¨¢ reanimando las alica¨ªdas relaciones entre Islamabad y Washington.
El atroz asesinato masivo de Peshawar se?ala claramente la magnitud de un desaf¨ªo capaz de llevar definitivamente al abismo a un gigante desvertebrado y con pies de barro como Pakist¨¢n. Peshawar deber¨ªa representar un antes y un despu¨¦s en la vacilante y equ¨ªvoca posici¨®n del Estado frente a la formidable amenaza desestabilizadora del fanatismo sanguinario. Pakist¨¢n es hoy el ¨²nico pa¨ªs con armas at¨®micas que corre abiertamente el peligro de convertirse en reh¨¦n del terrorismo islamista.
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