2015: Una nueva era de cooperaci¨®n hemisf¨¦rica es posible
Se dan las condiciones para establecer una relaci¨®n m¨¢s realista en las Am¨¦ricas, donde todos sean socios en pie de igualdad
A dos d¨¦cadas de la primera cumbre de las Am¨¦ricas de Miami, mucho ha cambiado en el continente y para bien. Hoy, un renovado di¨¢logo hemisf¨¦rico sin exclusiones es posible.
All¨¢ por la mitad de los noventa, cuando la Cumbre de Miami, era la ¨¦poca de los consensos importados, los modelos de desarrollo econ¨®mico y social basados exclusivamente en el mercado y en la supuesta asignaci¨®n perfecta de recursos que este hace seg¨²n la mano invisible.
As¨ª y escondida en etiquetas vinculadas al desarrollo se dio la mayor ola de privatizaci¨®n y desregulaci¨®n en el continente. El papel del Estado se resign¨® a ser un facilitador de tal proceso, dando paso a la filosof¨ªa de que el m¨¢s fuerte se lleva todo. La solidaridad, la equidad, la justicia eran valores del pasado y la pobreza un mal necesario.
Pero no lo eran en el imaginario de los ciudadanos del hemisferio que los ten¨ªan muy presentes y le dieron la espalda a estas pol¨ªticas y durante los ¨²ltimos a?os se pronunciaron con claridad democr¨¢tica a favor de alternativas que pudieran combinar el crecimiento econ¨®mico con la inclusi¨®n social a partir de ampliar el abanico de oportunidades a todos los ciudadanos.
As¨ª, el crecimiento econ¨®mico de la mano de las pol¨ªticas de inclusi¨®n hicieron que por primera vez en la historia regional la clase med¨ªa -hoy representando el 34% de los latinoamericanos- supere al n¨²mero de pobres. Y si ello sucedi¨® es porque a la mano invisible del mercado se le agrego la muy visible del Estado.
Y esto ocurr¨ªa en el marco de la peor crisis financiera global de posguerra, que g¨¦nero una recesi¨®n sin precedentes en EE UU y Europa, de la que este ¨²ltimo continente a¨²n brega por salir.
Por primera vez en la historia regional la clase med¨ªa? (el 34% de los latinoamericanos) supera al n¨²mero de pobres
Crecimiento con equidad social result¨® ser el nuevo consenso regional.
Hoy, esto une a la regi¨®n.
Hoy, hay condiciones para establecer una cooperaci¨®n m¨¢s realista en las Am¨¦ricas, donde todos sean socios en pie de igualdad, desde los m¨¢s poderosos hasta las peque?as islas del Caribe.
Hoy, nadie ejerce el monopolio de lo que funciona o no funciona ni puede imponer modelos, ya que las verdades establecidas sucumbieron. Exclusi¨®n social en lo interno y exclusi¨®n de voces en la escena internacional fueron en los noventa las dos caras de una misma moneda.
Hoy, todas las voces cuentan y si no cuentan han de tener que contar. Del club de los poderosos del G8 se pas¨® al G20, pero no alcanza para capturar la nueva realidad de nuestro hemisferio.
A los organismos existentes, la regi¨®n le agreg¨® en la ¨²ltima d¨¦cada el dinamismo de UNASUR en Am¨¦rica del Sur y CELAC en las Am¨¦ricas, dejando a la OEA como el ¨²nico ¨¢mbito de di¨¢logo entre todos los pa¨ªses de las Am¨¦ricas, grandes, medios, peque?os, poderosos y vulnerables.
Pero inclusive los actores gubernamentales o intergubernamentales no son la ¨²nica respuesta a los problemas del mundo de hoy. Los actores no estatales del mundo no gubernamental, del sector privado, sindical, organizaciones sociales tienen que ser parte del proceso.
El deber de los l¨ªderes es saber interpretar el momento para generar una agenda de progreso, pero un progreso tangible para la gente, para los ciudadanos, a ellos nos debemos.
Por ello, en un entorno econ¨®mico internacional m¨¢s incierto se trata de mantener y expandir los logros alcanzados y es all¨ª donde un nuevo esp¨ªritu de cooperaci¨®n en las Am¨¦ricas puede ser fundamental.
La cumbre de las Am¨¦ricas en Panam¨¢, en abril de 2015, puede ser el inicio de ese nuevo proceso de consolidaci¨®n de confianza mutua, donde todos los pa¨ªses sientan que pueden ganar un poco porque su agenda nacional de progreso se ver¨¢ reforzada por la cooperaci¨®n. Ser¨¢ hist¨®rica porque esta vez no habr¨¢ exclusiones.
Las recientes buenas noticias en las relaciones entre EE UU y Cuba y la confirmaci¨®n de la asistencia cubana a la cumbre, as¨ª lo auguran. Panam¨¢ debe contar con todo el apoyo regional.
Ser¨¢ una gran oportunidad para asentar los valores democr¨¢ticos, la f¨¦rrea defensa de los derechos humanos, la transparencia institucional y las libertades individuales junto a una agenda pr¨¢ctica de cooperaci¨®n para una prosperidad compartida en las Am¨¦ricas.
Luis Almagro es ministro de Relaciones Exteriores del Uruguay y candidato a la Secretar¨ªa General de la OEA.
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