Morir por pensar
Sobre todas las promesas de futuro planea la sombra de la masacre de Iguala
La bella ciudad de Veracruz ha sido siempre un punto de contacto iberoamericano. Su puerto, enclavado en el golfo de M¨¦xico, fue el primero de la Am¨¦rica continental. Recibi¨® al conquistador Hern¨¢n Cort¨¦s y, siglos despu¨¦s, despidi¨® al dictador Porfirio D¨ªaz. Por aqu¨ª, durante el XIX, los inmigrantes espa?oles trajeron a M¨¦xico sus esperanzas, y los cubanos, su danz¨®n.
A principios de diciembre, la ciudad es el marco de un nuevo encuentro: la XXIV cumbre de presidentes iberoamericanos. En la plaza del Z¨®calo se bailan danzas folcl¨®ricas. El aeropuerto y los principales hoteles lucen banderas alusivas a la cita. Militares y polic¨ªas armados con fusiles patrullan la ciudad. Numerosas calles est¨¢n cerradas. Y en el peque?o aeropuerto apenas caben todos los aviones de los presidentes invitados.
Algo importante ha cambiado en esta regi¨®n. Los tres temas principales de la cumbre, educaci¨®n, cultura e innovaci¨®n, eran impensables hace dos d¨¦cadas, cuando todas esas cosas parec¨ªan lujos demasiado caros para Estados demasiado pobres. A las primeras ediciones, los presidentes latinoamericanos acud¨ªan con el objetivo principal de pedirle inversiones a Espa?a. Hoy es el presidente espa?ol, Mariano Rajoy, el que intenta convencer a los dem¨¢s de que su pa¨ªs ya no est¨¢ en crisis.
Hoy es el presidente espa?ol, Mariano Rajoy, el que intenta convencer a los dem¨¢s de que su pa¨ªs ya no est¨¢ en crisis
Y sin embargo, sobre todas las promesas de futuro, planea la sombra de la masacre de Iguala, perpetrada dos meses antes en el Estado mexicano de Guerrero. Mientras en Veracruz se habla de la importancia de la educaci¨®n, se siguen buscando los cad¨¢veres de 42 estudiantes desaparecidos durante una protesta contra las autoridades de esa localidad. Justo antes de la inauguraci¨®n de la cumbre, los forenses certifican que los restos ¨®seos encontrados en un vertedero pertenecen al desaparecido n¨²mero 43. Seg¨²n la evidencia, el chico y sus compa?eros fueron quemados para borrar su ADN y arrojados a la basura. La iron¨ªa es m¨¢s cruel si consideramos que los desaparecidos de Iguala estudiaban precisamente para maestros.
El mensaje involuntario es: ¡°S¨ª, joven, queremos que pienses, te daremos becas e intercambios internacionales, pero si piensas demasiado y te da por criticar, a lo mejor te matan e incineran tu cad¨¢ver¡±. No muy alentador.
Las desapariciones de Iguala recuerdan que no todo se ha vuelto bonito de repente. Durante la Guerra Fr¨ªa, en la regi¨®n, la educaci¨®n era una trinchera de combate. Las universidades, como focos de pensamiento, eran los principales centros de protesta pol¨ªtica. Los enfrentamientos entre estudiantes y fuerzas policiales se saldaron demasiadas veces con desapariciones, torturas y asesinatos. Cuando cay¨® el muro de Berl¨ªn, la educaci¨®n qued¨® en la lista de demandas de los perdedores. Los Gobiernos liberales en general dejaron de dispararles a los estudiantes, pero consideraron que la educaci¨®n era un gasto demasiado oneroso para las arcas p¨²blicas. Como resultado, los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina ostentan los peores resultados en las pruebas PISA sobre nivel educativo.
Hoy, como muestra la cumbre de Veracruz, hay un consenso regional a favor de la educaci¨®n. Unos la reclaman como un derecho y otros porque han descubierto que ganar¨¢n m¨¢s dinero si los trabajadores piensan m¨¢s (la palabra ¡°competitividad¡± se repite una y otra vez en las conferencias). En cualquier caso, es el mejor consenso que ha habido en nuestra historia.
Pero la gente no solo se educa para ser competitiva. Si permites que piensen, pensar¨¢n m¨¢s cosas. Ser¨¢n cr¨ªticos. Propondr¨¢n nuevas maneras de organizarse, y por tanto discutir¨¢n a la autoridad, tanto en Iguala como en Hong Kong, en Madrid o en Santiago. Este a?o ha sido el de los nuevos movimientos sociales organizados en las redes y promovidos por estudiantes.
Esos movimientos son los que han mantenido viva la denuncia de Iguala. Y en esta soleada Veracruz tambi¨¦n nos recuerdan que s¨ª, nuestros mandatarios invierten en pensamiento, pero en esta regi¨®n, a¨²n hoy, pensar puede costarte la vida.
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