Lo que los testamentos ilustres esconden
El Gobierno brit¨¢nico permite consultar online 41 millones de testamentos, entre ellos los de Winston Churchill, John Maynard Keynes o la princesa Diana
El novelista Charles Dickens pudo disfrutar en vida tanto de la fama como de unas desahogadas finanzas, pero a la hora de su muerte tuvo un entierro discreto, reducido al ¨¢mbito familiar y ajeno a cualquier ostentaci¨®n. As¨ª lo hab¨ªa dispuesto en un testamento escrito de su pu?o y letra, que desde el pasado fin de semana es accesible para los usuarios de Internet, al igual que los del pol¨ªtico Winston Churchill, el economista John Maynard Keynes o la princesa Diana, entre 41 millones de documentos m¨¢s donde se recogen las ¨²ltimas voluntades de personas que murieron en Inglaterra y Gales a partir de 1858.
Testamentos como el del escritor George Orwell, en el que insist¨ªa que sus notas, manuscritos y recortes de prensa fueran preservados tras su muerte (1950), o el de Keynes, reclamando en cambio la destrucci¨®n de los textos no publicados antes de su fallecimiento (1946), aparecen en versi¨®n resumida en una nueva base de datos elaborada por el Gobierno brit¨¢nico. Consultarlos s¨®lo requiere insertar el nombre del personaje y la fecha de su muerte. O abonar 10 libras (algo m¨¢s de 12 euros) para quienes deseen obtener una copia digital del texto ¨ªntegro.
En realidad, cualquier ciudadano ten¨ªa ya la potestad de reclamar ese tipo de informaci¨®n, pero el proceso resultaba farragoso y precisaba identificar previamente el documento en cuesti¨®n entre millones. La administraci¨®n ha decidido utilizar las herramientas digitales para facilitar el acceso al p¨²blico ingl¨¦s y gal¨¦s (Escocia e Irlanda del Norte administran sus propias competencias en ese terreno), ante la creciente demanda de historiadores amateur y de tantas personas que quieren indagar en la singladura de su propia familia.
Charles Dickens dej¨® 1.000 libras a la joven actriz Nelly Ternan, con la que se rumoreaba que manten¨ªa un romance
S¨®lo tecleando el nombre de Charles Dickens y la fecha de su deceso (9 de junio, 1870) el internauta puede revivir las especulaciones de la ¨¦poca sobre su romance con la joven actriz Nelly Ternan, a quien acab¨® legando en su testamento 1.000 libras, entonces toda una fortuna. O el papel que jug¨® en la vida del novelista su cu?ada y finalmente compa?era Georgina Hogarth, beneficiaria de 8.000 libras.
Al primer ministro brit¨¢nico m¨¢s c¨¦lebre del siglo XX, y tambi¨¦n premio Nobel de Literatura, Winston Churchill, los asuntos de dinero no le fueron mal, tal y como confirman las 304.044 libras que dej¨® a sus familiares y que, traducidas al valor actual, superar¨ªan los cinco millones de libras (unos 6,3 millones de euros). En el caso de Diana de Gales, fallecida en un accidente en Par¨ªs en 1997, justo un a?o y tres d¨ªas despu¨¦s de su divorcio del pr¨ªncipe Carlos, el grueso de una herencia valorada entonces en unos 21 millones de libras acab¨® pasando a manos de sus dos hijos, los pr¨ªncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra.
La madre y los amigos del matem¨¢tico Alan Turing, cuya gesta al descifrar los c¨®digos del ej¨¦rcito alem¨¢n durante la Segunda Guerra Mundial evoca estos d¨ªas la pel¨ªcula Descifrando Enigma, fueron los destinatarios de las magras posesiones que dej¨® atr¨¢s tras su supuesto suicidio en 1952, ingiriendo una manzana inyectada con cianuro.
Una existencia mucho menos traum¨¢tica sugiere el testamento de A. A. Milne (1882-1956), quien leg¨® los derechos de las historias del osito Winnie the Pooh a su club favorito de Londres y a la escuela de Westminster en la que estudi¨®. Otra creadora inglesa del imaginario infantil, Beatrix Potter, firm¨® un testamento que aparece como fiel reflejo de su trayectoria literaria y personal: leg¨® los derechos de autor de sus historias, entre las que sobresalen las de Peter Rabbit, a la editorial Frederick Warne & Trust, que gestionaba su prometido Norman Warne hasta su muerte por leucemia en 1905; las ilustraciones que acompa?aban esos cuentos, con su evocaci¨®n de la campi?a inglesa y su resoluci¨®n en que la maquinaria del progreso no perturbara ese id¨ªlico perfil, est¨¢n en posesi¨®n del Patrimonio Ingl¨¦s (National Trust) desde la muerte de Potter, en 1943.
La inserci¨®n en la red de esos testamentos que en muchos casos recogen el legado de toda una vida no naci¨® tanto del apetito por conocer m¨¢s sobre personajes famosos, como de la necesidad de muchas familias de encarar su pasado. Su g¨¦nesis est¨¢ en una base de datos creada hace un a?o para que los allegados de 260.000 soldados brit¨¢nicos que prestaron servicio en el ¨²ltimo siglo y medio conocieran sus ¨²ltimas voluntades: hasta la fecha, m¨¢s de 2 millones de personas han recurrido a ella.
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