Un cambio de rumbo para la salud mundial
Las necesidades sanitarias de los pa¨ªses de ingresos bajos y medios est¨¢n cambiando. Grandes transformaciones en materia de urbanizaci¨®n, comercio internacional y consumo, que en los pa¨ªses ricos llevaron d¨¦cadas, se est¨¢n produciendo m¨¢s r¨¢pido
Aunque el estado actual de la cooperaci¨®n internacional es desalentador, lo referido a la salud global es un ¨¢rea en la que el mundo logra ponerse a¨²n de acuerdo. En los ¨²ltimos a?os, la acci¨®n internacional acerc¨® el tratamiento contra el VIH/sida a millones de personas, extendi¨® la vacunaci¨®n infantil y alent¨® el aumento del apoyo mundial a iniciativas relacionadas con otros desaf¨ªos sanitarios, de la malaria a la salud materna.
El apoyo internacional a la salud mundial es una inversi¨®n en la prosperidad futura de los pa¨ªses en desarrollo y en el bienestar de su gente, y los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo bien pueden permit¨ªrsela. Por ejemplo, Estados Unidos es el principal emisor de ayuda sanitaria internacional; en 2013, su aporte equivali¨® a s¨®lo el 0,23% del gasto del pa¨ªs. Esa inversi¨®n obtuvo un rendimiento notable: la mortalidad infantil se encuentra en ca¨ªda libre; millones de personas que hubieran muerto de VIH/sida siguen vivas; y los pa¨ªses receptores de las ayudas son cada vez m¨¢s autosuficientes y, gracias a ello, se han vuelto mejores socios comerciales y estrat¨¦gicos.
Pero las necesidades sanitarias de los pa¨ªses de ingresos bajos y medios est¨¢n cambiando. Grandes transformaciones en materia de urbanizaci¨®n, comercio internacional y consumo, que en los pa¨ªses ricos llevaron d¨¦cadas, se est¨¢n produciendo m¨¢s r¨¢pido y en escala mucho mayor en pa¨ªses que a¨²n son pobres. Estas tendencias trajeron consigo importantes beneficios sanitarios, por ejemplo, la mejora de los sistemas de saneamiento y el aumento de la producci¨®n de alimentos, pero tambi¨¦n importantes desaf¨ªos.
Un ejemplo muy visible es el ¨¦bola. Desde que se lo identific¨® por primera vez en 1976 y hasta antes de este a?o, el ¨¦bola hab¨ªa matado a menos de dos mil personas, todas en ?frica central. En 2014, el virus mat¨® a m¨¢s del triple de seres humanos, y la extensi¨®n internacional de los casos fue suficiente para que el tema dominara los noticieros de la noche y provocara el temor de los votantes en las recientes elecciones de nivel estatal y local en Estados Unidos.
Una de las razones principales es el crecimiento de las ciudades peque?as y medianas. La urbanizaci¨®n en ?frica occidental avanza a un ritmo del 3% anual (mientras que en Norteam¨¦rica y Europa lo hace al 0,2% y al 0,3%, respectivamente). Esto da lugar a una proliferaci¨®n de asentamientos de hasta un mill¨®n de personas que viven con una infraestructura de salud p¨²blica limitada. Estas ciudades atestadas son el caldo de cultivo perfecto para brotes de nuevas enfermedades infecciosas como el ¨¦bola. Con el aumento del comercio y de los viajes a la regi¨®n, los brotes pueden extenderse antes de que sea posible coordinar medidas internacionales de contenci¨®n.
Otro ejemplo de cambio de las necesidades sanitarias globales es el aumento incre¨ªblemente r¨¢pido de las cardiopat¨ªas, el c¨¢ncer y otras enfermedades no transmisibles (ENT) en pa¨ªses de ingresos bajos y medios. Dolencias que antes se pensaban exclusivas de pa¨ªses ricos se han convertido en poco tiempo en la principal causa de muerte y discapacidad en regiones en desarrollo, y en 2013 mataron a casi ocho millones de personas de menos de sesenta a?os de edad.
En un informe reciente patrocinado por el Consejo de Relaciones Exteriores, destacamos el contraste entre el aumento de las cardiopat¨ªas, el c¨¢ncer, la diabetes y otras ENT en los pa¨ªses en desarrollo y el ¨¦xito de las iniciativas internacionales contra el VIH/sida y otras enfermedades infecciosas. Entre 1990 y 2010, el aumento de casos de muerte y discapacidad por ENT en pa¨ªses de bajos ingresos fue un 300% m¨¢s veloz que la disminuci¨®n de enfermedades infecciosas.
En las altas tasas de ENT influyen algunos de los mismos factores del reciente brote de ¨¦bola. Los habitantes de ¨¢reas urbanas densamente pobladas en econom¨ªas emergentes suelen padecer contaminaci¨®n dentro y fuera de sus casas, y es menos probable que tengan acceso a una nutrici¨®n adecuada. En su mayor parte, los sistemas sanitarios de estos pa¨ªses no est¨¢n preparados para dar atenci¨®n cr¨®nica o preventiva y carecen de medidas b¨¢sicas de protecci¨®n de los consumidores. De 1970 a 2000, el consumo de cigarrillos se triplic¨® en los pa¨ªses en desarrollo. Enfermedades que en los pa¨ªses de altos ingresos son evitables, como el c¨¢ncer de cuello de ¨²tero, o tratables, como la diabetes, en los pa¨ªses en desarrollo suelen ser una condena a muerte.
La inversi¨®n internacional todav¨ªa no se ajust¨® al cambio de las necesidades sanitarias globales, especialmente en relaci¨®n con las ENT. En 2010, el mundo dedic¨® 69,38 d¨®lares de ayuda internacional por cada a?o potencial de vida perdido (APVP) por muerte o discapacidad debidas al VIH/sida, 16,27 d¨®lares por cada APVP debido a malaria y 5,42 d¨®lares por cada APVP debido a problemas de salud materna, neonatal e infantil. Pero s¨®lo se invirtieron 0,09 d¨®lares por cada APVP debido a cardiopat¨ªas, c¨¢ncer y otras ENT.
Entretanto, la naciente epidemia de ENT se est¨¢ agravando. De hecho, el Foro Econ¨®mico Mundial prev¨¦ que de aqu¨ª a 2030 estas enfermedades provocar¨¢n p¨¦rdidas de 21,3 billones de d¨®lares en los pa¨ªses en desarrollo. Sin embargo, las ENT son abordables. Los pa¨ªses de altos ingresos tienen tasas de obesidad mucho mayores, pero los casos de muerte prematura y discapacidad por cardiopat¨ªas, c¨¢ncer y otras ENT disminuyeron considerablemente. Esto se logr¨® en gran medida con herramientas y pol¨ªticas poco costosas, pero que en los pa¨ªses en desarrollo no est¨¢n difundidas, por ejemplo: f¨¢rmacos de bajo costo para reducir los ataques card¨ªacos; vacunas para prevenir el c¨¢ncer de cuello de ¨²tero; y los mismos impuestos y normas publicitarias en relaci¨®n con el tabaco que han reducido dr¨¢sticamente su consumo en toda Europa y Estados Unidos. Hay experiencias piloto que han integrado con ¨¦xito estos elementos a los programas de donaciones referidos al VIH/SIDA y otras enfermedades infecciosas en pa¨ªses de ingresos bajos y medios.
Si a lo largo de la pr¨®xima d¨¦cada los pa¨ªses de ingresos bajos y medios pudieran mejorar la prevenci¨®n y el tratamiento de ENT al mismo ritmo que lo hizo el pa¨ªs rico promedio entre 2000 y 2013, se evitar¨ªan m¨¢s de cinco millones de muertes. Ese rendimiento es comparable al de las inversiones internacionales m¨¢s exitosas en VIH y vacunaci¨®n infantil, y es una inversi¨®n que merece hacerse por la misma raz¨®n: una econom¨ªa global pac¨ªfica e inclusiva presupone vidas m¨¢s sanas y productivas.
Traducci¨®n: Esteban Flamini
Mitch Daniels, exdirector de la Oficina de Administraci¨®n y Presupuesto de los Estados Unidos durante la presidencia de George W. Bush, es presidente de la Universidad Purdue. Tom Donilon fue asesor de seguridad nacional del presidente Barack Obama entre 2010 y 2013. Ambos copresiden la Fuerza de Tareas Independiente sobre Enfermedades No Transmisibles en Pa¨ªses de Ingresos Bajos y Medios, iniciativa patrocinada por el Consejo de Relaciones Exteriores. Tom Bollyky, investigador superior en temas de salud mundial, econom¨ªa y desarrollo en el Consejo de Relaciones Exteriores, fue director de proyecto de la Fuerza de Tareas Independiente.
Copyright: Project Syndicate, 2014.
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