Obama, el golfista aguafiestas
La pasi¨®n del presidente de EE UU por este deporte es proporcional a las molestias que causa cuando lo practica. En Hawai oblig¨® a una pareja a reubicar su boda por motivos de seguridad
Los periodistas que han acompa?ado a Barack Obama en sus dos semanas de vacaciones navide?as en Haw¨¢i resumen la estancia del presidente estadounidense en la paradisiaca isla de Oahu con una recurrente rutina: gimnasio, playa y golf. Mucho golf.
Las jornadas que el mandatario dedica a este deporte junto a algunos de sus amigos m¨¢s ¨ªntimos se han multiplicado. Sobre todo ahora que su esposa mantiene una agitada agenda propia y que sus hijas Sasha y Malia, en plena adolescencia, son m¨¢s reacias a acompa?ar a sus padres a actividades como comer helados o pasear al borde del mar ¡ªsalvo en d¨ªas muy familiares como el a?o nuevo¡ª.
Al periodista de la cadena CBS Mark Knoller, uno de los reporteros m¨¢s veteranos de la Casa Blanca, le gusta llevar las cuentas del presidente. Seg¨²n sus c¨¢lculos, Obama jug¨® el a?o pasado 54 partidos de golf, casi una decena durante estas ¨²ltimas vacaciones en Haw¨¢i. Desde que comenz¨® su presidencia, ya van 214. La ¨²ltima cerr¨® de hecho un 2014 que comenz¨® de la misma forma, en un campo de golf hawaiano.
No es por tanto una afici¨®n nueva. Aun as¨ª, sigue generando titulares. Y m¨¢s de una cr¨ªtica.
Las m¨¢s duras se las llev¨® cuando, durante sus pasadas vacaciones veraniegas en Martha's Vineyard, se fue a jugar al golf inmediatamente despu¨¦s de hacer una grave comparecencia para condenar la decapitaci¨®n del periodista James Foley a manos del Estado Isl¨¢mico. Las cr¨ªticas le llovieron no solo desde la oposici¨®n republicana, sino desde las propias filas dem¨®cratas y de una prensa que consider¨® de ¡°mal gusto¡± la yuxtaposici¨®n de im¨¢genes tan discordantes.
Poco m¨¢s tarde, el presidente admit¨ªa en la cadena NBC que no fue una buena idea y que deber¨ªa haber ¡°anticipado¡± la mala la imagen que dio con su gesto.
Si bien desde entonces no ha habido m¨¢s pasos en falso pol¨ªtico-golf¨ªsticos, su pasi¨®n por este deporte ha seguido causando molestias, sobre todo entre quienes se quedan sin poder acceder al campo elegido por el mandatario y cerrado para su seguridad durante su estancia.
El ¨²ltimo incidente tuvo lugar durante estas vacaciones navide?as en Haw¨¢i, cuando Obama casi se convierte en el aguafiestas oficial de una boda.
La pareja de militares Natalie Heimel y Edward Mallue lo ten¨ªan todo organizado para darse el s¨ª quiero el domingo 28 en el hoyo 16 del campo de golf Kaneohe Klipper, situado en la base militar de Honolulu m¨¢s pr¨®xima a donde Obama pasa sus vacaciones, y donde estos dos capitanes est¨¢n destinados. De hecho, previendo que el presidente estar¨ªa en la isla por las fiestas, los j¨®venes militares le hab¨ªan mandado una invitaci¨®n formal a su boda.
El s¨¢bado antes de la ceremonia recibieron una cort¨¦s respuesta oficial rechazando la invitaci¨®n, pero dese¨¢ndoles lo mejor en ese d¨ªa. Horas despu¨¦s sin embargo, les llegaba otra noticia menos agradable: ten¨ªan que cambiar ¡ªen menos de 24 horas¡ª el lugar de su boda porque el presidente hab¨ªa decidido jugar el domingo al golf en ese mismo escenario.
¡°Sab¨ªamos que hab¨ªa dos cosas que pod¨ªan fastidiar la boda, el tiempo y el presidente¡±, dijo la novia a la cadena NBC. De hecho, los responsables del club declararon que todas las personas que tienen planeados eventos en el campo de golf en las fechas en que Obama est¨¢ de visita saben con antelaci¨®n que sus planes pueden verse frustrados en el ¨²ltimo momento. Por ello siempre se prepara un plan alternativo, que fue lo que se hizo en el caso de los novios militares. No por ello result¨® menos ¡°sensible¡± para la novia ¡°cambiar todo lo que hab¨ªan planeado en menos de 24 horas¡±, dijo a Bloomberg la hermana del novio.
Con todo, los novios tuvieron su recompensa: Obama les llam¨® personalmente poco despu¨¦s de ser ya marido y mujer para disculparse profusamente por las molestias causadas, de las que, les asegur¨®, no fue consciente.
¡°Me siento fatal, nadie nos lo dijo¡±, asegur¨® Obama a los reci¨¦n casados por tel¨¦fono. Los novios, sonrientes seg¨²n el video que grab¨® uno de los invitados, bromearon con el mandatario y le quitaron peso al asunto. E incluso lo invitaron a la recepci¨®n de la boda, ¡°con barra libre¡±. Oferta que Obama rechaz¨® tambi¨¦n entre risas, aduciendo que ya les hab¨ªa causado bastantes problemas. ¡°Si lo llego a saber, me salto el hoyo 16. Me habr¨ªa ido mejor en los resultados¡±, agreg¨® el presidente.
Pese a los muchos comentarios que sigue generando la pasi¨®n por el golf de Obama, el dem¨®crata est¨¢ a¨²n muy lejos de los r¨¦cords de otros presidentes estadounidenses amantes de este deporte. Y lo han sido casi todos en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
La pasi¨®n por el golf del mandatario ha sido a menudo usada como arma pol¨ªtica por la oposici¨®n. Hace justo un a?o, el Partido Republicano le aconsejaba ir¨®nicamente que como resoluci¨®n de a?o nuevo se propusiera ¡°pasar menos tiempo en el campo de golf¡±. Su r¨¦cord en 2014 da a entender que este es otro consejo republicano que piensa ignorar.
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