Carburantes a la baja
El mercado energ¨¦tico necesita una reforma para elevar la competencia de los productos espa?oles
El descenso de los precios de los carburantes que puede apreciarse en los surtidores espa?oles se debe sobre todo a la ca¨ªda de los precios del crudo y de las gasolinas en los mercados internacionales. Puede decirse que estamos ante un abaratamiento coyuntural; los precios se mantendr¨¢n bajos mientras el barril de petr¨®leo y la cotizaci¨®n de las gasolinas en los mercados sigan en los niveles actuales. Pero lo m¨¢s probable es que la demanda mundial de crudo se recupere a corto plazo ¡ªpor la bajada de las temperaturas, por el repunte del crecimiento en algunos pa¨ªses no productores o por la ca¨ªda de la oferta¡ª, en cuyo caso volver¨¢ el alza de los precios.
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La mejor manera de controlar los precios de los carburantes es aumentar la competencia. La situaci¨®n objetiva del mercado espa?ol de combustibles presenta un dominio de dos o tres grandes compa?¨ªas sobre las que pesan sospechas (nunca suficientemente disipadas) de colusi¨®n de precios. Los estudios elaborados por la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (CNE) demuestran que, en la pr¨¢ctica, aparecen zonas de precios m¨¢s bajos en torno a centros comerciales que ofrecen la gasolina y el gas¨®leo a precios ventajosos (con descuentos) a los clientes. Este es el fen¨®meno que se est¨¢ intensificando en las ¨²ltimas semanas. Varios hipermercados suministran gasolina en torno al euro por litro y el gas¨®leo a 0,98 euros; utilizan los carburantes como productos-cebo para atraer a potenciales compradores; en sus ¨¢reas de influencia, las gasolineras convencionales tienen que abaratar tambi¨¦n la gasolina y el gas¨®leo.
El precio de los carburantes ha ca¨ªdo hasta aproximadamente los niveles de 2010. Es una buena noticia para el consumidor. No obstante, hay que precisar que los precios deber¨ªan mantenerse en niveles razonables (entendiendo por tales los calculados seg¨²n la regla de precios m¨¢ximos, vigentes antes de la libertad total de precios) tambi¨¦n cuando no se produzcan ca¨ªdas bruscas en el precio de las materias primas, sino por el efecto de la competencia de las distribuidoras y las estaciones en un mercado competitivo.
Este es precisamente el tipo de mercado que no existe en Espa?a y que, junto con el de otros tipos de energ¨ªa (como la el¨¦ctrica, por ejemplo), merecer¨ªa una reforma que, en este caso s¨ª, podr¨ªa calificarse con justicia de estructural. Porque el coste de la energ¨ªa que se incorpora a cada unidad de producto fabricada en Espa?a es notablemente superior al europeo.
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