La vocaci¨®n iberoamericana
Lamentable infrarrepresentaci¨®n de Espa?a en la toma de posesi¨®n de Dilma Roussef
Una de las cuestiones que se plantean a menudo en el mundo judicial es qu¨¦ hacer cuando entran en colisi¨®n dos derechos, y lo mismo debe suceder en el universo de la pol¨ªtica exterior cuando, en este caso, chocan dos costumbres. Un buen ejemplo es lo sucedido con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien ha jurado su nuevo mandato en presencia de varios presidentes y vicepresidentes ¡ªentre ellos, el de EE UU¡ª y a cuya ceremonia el Gobierno de Mariano Rajoy ha optado por no enviar a nadie desde Espa?a. Ha dejado el asunto en manos del embajador en Brasilia. Debe tratarse de un dif¨ªcil dilema.
Existe la costumbre, instaurada hace 18 a?os, de que sea el pr¨ªncipe de Asturias el que asista a las tomas de posesi¨®n de presidentes latinoamericanos como muestra del especial inter¨¦s que pone nuestro pa¨ªs en las relaciones con esa zona del mundo. Una plasmaci¨®n real ¡ªvalga la redundancia¡ª de aquello que en los discursos se define como ¡°vocaci¨®n iberoamericana¡± de Espa?a y un gesto, adem¨¢s, muy apreciado en los pa¨ªses que desde entonces han recibido a don Felipe. Desde que este ha accedido al trono, Espa?a ha seguido manteniendo alto el nivel de representaci¨®n con don Juan Carlos, el jefe del Gobierno o el presidente de las Cortes.
Pero en esta ocasi¨®n, seg¨²n han explicado fuentes diplom¨¢ticas a este peri¨®dico, cuando Brasil inform¨® de un programa espec¨ªfico para dignatarios extranjeros era demasiado tarde y todas las autoridades espa?olas ya hab¨ªan programado sus vacaciones navide?as. Y as¨ª ha quedado claro que las vacaciones son una costumbre cuyo rango queda por encima de la ¡°vocaci¨®n iberoamericana¡±. Al menos para el actual Gobierno. Poco ha importado que Brasil sea uno de los principales puntos de inversi¨®n espa?ola, la econom¨ªa m¨¢s importante de Latinoam¨¦rica y uno de los pa¨ªses emergentes m¨¢s influyentes del mundo. Que nadie se mueva.
Dice el refr¨¢n que obras son amores. Don Felipe sol¨ªa interrumpir sus vacaciones, y lo que hiciera falta, para asistir a estas ceremonias. Ahora es el Rey y no puede acudir. Y nadie le va pedir a la princesa de Asturias que lo haga, a sus nueve a?os. Es una l¨¢stima que quienes han decido infrarrepresentar a Espa?a en Brasilia no se lo tomen m¨¢s en serio.
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