La tregua incierta
La decisi¨®n de Obama para los sin papeles no es una v¨ªa para conseguir la nacionalidad. No est¨¢ claro si ser¨¢ ¨²til
Hace unas semanas, el presidente Obama anunci¨® una acci¨®n ejecutiva que cambiar¨¢ de manera significativa la vida de al menos cuatro millones de migrantes indocumentados. Esta frase, palabras m¨¢s, palabras menos, se ha reproducido en cientos de notas period¨ªsticas sobre el tema. Desde las enconadas reacciones del ala conservadora del pa¨ªs, que opina que Obama est¨¢ abusando del poder ejecutivo al proponer unilateralmente una acci¨®n que modifica la legislaci¨®n del pa¨ªs, hasta quienes desde la izquierda encomian a un presidente que, despu¨¦s de un prolongado letargo, por fin despert¨® para poner orden donde nadie m¨¢s se ha atrevido a mover un dedo.
Lo que pocos se est¨¢n preguntando es si la premisa ¡°cambiar¨¢ de manera significativa la vida de al menos cuatro millones de personas¡± es del todo cierta. La nueva reforma promete, para los migrantes llegados en la infancia, una tregua de dos a?os con permiso de residencia temporal y empleo. La tregua se extiende a los padres, de manera m¨¢s ambigua, a quienes se les conmina de todos modos a ¡°salir de las sombras¡±. La tregua de padres, seg¨²n detalla el memor¨¢ndum del 20 de noviembre de 2014, ser¨¢ dictaminada caso por caso. La acci¨®n ejecutiva de Obama no es de ninguna manera una v¨ªa para conseguir la residencia permanente ni, por tanto, la nacionalidad. ¡°Salir de las sombras¡± requiere registrarse legalmente obteniendo un ITIN (equivalente a un n¨²mero de identificaci¨®n personal de contribuyente), pagar impuestos, poder tener una cuenta bancaria y una licencia para conducir. Pero no promete nada m¨¢s. La pregunta clave es si esos cuatro millones de personas querr¨¢n que su vida ¡°cambie significativamente¡± ¨Cpor dos a?os¨C cuando podr¨ªan seguir trabajando ilegalmente, sin pagar impuestos, y sin correr el riesgo de que sus datos personales sean usados en su contra dentro de dos a?os, cuando la tregua expire.
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